Los días pasaban y los años también.
Billy había crecido y se había convertido en un joven hermoso y guapo.
Seng en cambio era más bien del tipo lindo, debido al embarazo tóxico que había vivido su sistema inmunológico no funcionaba bien y no podía hacer trabajos forzados.
Esa mañana Billy pidió al menor que lo acompañara al río y al llegar se sentaron en la orilla.
-Seng estás aquí- Billy preguntó y la respuesta fue casi inmediata
-aquí estoy señor- la vocecita del chico acompañado del sonido de la corriente y el invidente solo reprimió al hombre que le acompañaba. Seng estaba sentado al lado de Billy
-no me llames señor, ni siquiera estoy casado y además soy solo tres años más grande que tú-
- la señora Patchanon me ordenó que te llamara señor Billy- Seng afirmó mirando al río
-solo llámame Billy-
-si hago eso la señora vendrá y me golpeará- Seng expresó resignando.
Y es que así era su vida, la madre de Billy sentía que con dejarlo dormir en un catre en la bodega de víveres para ellos ya estaba haciendo su "caridad del día" mientras que el pobre chico apenas y puede sobrevivir de las sobras que recibía, no podía quejarse.
- ¿cómo es el río?- la cuirosidad de Billy no cambió, incluso con los años. Esa pregunta saco al menor de sus pensamientos.
- El río es un cuerpo de agua cristalina que corre a una cascada y tiene dos lados- explicó Seng paciente
- me gustaría poder verlo- confesó Billy algo cabizbajo
- pronto lo verás, la señora Patchanon dijo que vendrá un doctor de Londres y te operará, entonces podrás ver las cosas hermosas que hay en la tierra- su lazarillo lo consoló
-¿Tu eres hermoso?- el invidente preguntó
-Nana dice que soy más bien del tipo lindo pero solo soy más flacucho y no puedo hacer nada- el menor respondió paciente. Cómo siempre.
-Seng... ¿Es cierto que estás enfermo?
El hombre se puso rígido, no sabía que contestar. No quería que supiera que todo el tiempo llevaba ojeras debido al cansancio y los medicamentos que tiene que tomar de por vida debido a la drogadicción de su madre.
-Debemos regresar a la casa grande-
Billy entendió que el chico no quería hablar del tema y se limitó a tocarlo del hombro para seguirlo de regreso.
Los padres hablaban con el médico con respecto a la cirugía de Billy, quienes les daban la esperanza de que su hijo conociera la luz algún día.
Al principio la idea de operarlo en la clínica del pueblo era la más factible, pero debido a la enfermedad del joven Patchanon lo mejor que podían hacer en ese caso sería realizar el viaje de muchos kilómetros, en el hospital Saint Thomas.
Los médicos explicaron también sobre la lista de espera de transplante de córneas, ya tenían un par que parecía compatible con el ADN de su hijo. Luego de eso, salieron de la gran mansión dejando a los dos padres pensando en las posibilidades y en los contras de realizar la operación.
-Billy cumplirá pronto su mayoría de edad, y van a venir los doctores de Londres a hacerle los estudios por su enfermedad- el padre de Billy comentó a su esposa mientras se sentaban en el jardín del frente a esperar la llegada de los niños
-lo más seguro es que debamos viajar a Londres para intentarlo, hablaré con el- siguió diciendo -solo esperaré a que llegué con Seng de su paseo de la tarde-
-lo que no me gusta - expreso la mujer -es que Billy va a querer llevarse a ese niño con nosotros-
-¿Que podemos hacer? Es la única persona en quien confia, básicamente Seng representa los ojos de nuestro hijo, quizás cuando lleguemos a la cuidad conozca gente nueva mientras esté allá-
-hablando del Rey
Billy y Seng llegaron a la casa grande, el mayor se sentó al lado de sus padres mientras el lazarillo caminó directo a la puerta de la cocina.
***
El Chico se acercó a la mesa para poder observar de lejos a la familia, no era tonto, el hombre a pesar de su ceguera era hermoso, sus sentimientos por él eran demasiado fuertes.
"Algún día me verás y me odiarás por mi apariencia"
Amaba a Billy pero no decía nada, sabía que aunque fuese recíproco, la señora Patchanon no lo permitiría.
(N.E: En está historia Seng tiene ojos grises y cabello castaño claro y largo)
Lejos de la mansión y sentado en una de esas sillas incómodas que la madre de Billy había comprado para que el chico se sentara a escuchar los sonidos del lugar y pasar el rato con su familia, se encontraba el hijo único yacía sentado al lado de sus padres
-quien está con ustedes? - preguntó Billy cuando sintió el aire diferente ¿Qué era eso? Se preguntó
-no hay nadie mi querido hijo- la mujer acarició el fleco de su hijo. - Solo estamos tomando el te aquí mientras esperábamos tu llegada-
-Hijo, hay algo que debemos discutir - el hombre tomo la palabra y comenzó a hablar.
-En los próximos días vendrán algunos médicos para examinarte, luego de eso viajaremos a Londres para internarte y poder realizar la operación y hacer el transplante de corneas-
La sorpresa en la cara de Billy no se hizo esperar
-¿Quieres decir que podré ver a los demás por primera vez?
Su padre asintió abrazándolo. Su madre derramó unas cuantas lágrimas.
El joven, estaba feliz, toda su vida de oscuridad llegaría a su fin, conocería y vería la cara de todos, el color del césped, los árboles, los animales. La comida, el color del mar, el riachuelo en el que suele pasar todas las mañanas, y sobre todo, la cara y los ojos de Seng
Su amado Seng
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Los Ojos Del Amor
Teen FictionCuando el amor no siempre es como lo pintan. Cuando das todo por alguien que literal no lo ve. Cuando no siempre puedes tener un final de cuento de hadas. "Me hizo un favor, le di las gracias"