—Hoy es un nuevo año, James ¿Cuál es el reglamento de la familia Clark?—inquirió mi padre mientras ataba su corbata frente al espejo con mucha agilidad
—Regla 1, ser éxitoso, regla 2, ser siempre mejor, regla 3, mantener buena reputación, regla 4, si no se cumplen las anteriores, será desintegrado de la familia—canturré una vez más mientras miraba mis talones con las manos en los bolsillos.
En eso, él voltea a mi dirección con la frente en alto y una sonrisa socarrona.
—Primer puesto para la cima, James, nunca lo olvides—dijo en un tono cortante borrando todo rastro de sonrisa— No espero menos de ti, hijoNo hice más que asentir sobre mi lugar
—Jimmy, cariño—llamó una dulce voz desde lejos, por lo que volteé con una sonrisa ladeada— ¿Te ibas a ir sin despedirte de mamá?—entrecerró los ojos, juguetona.Puse los ojos en blanco como si fuera el peor crimen en el mundo.
—Claro que no, mamá. Pero, no crees que ya estoy un poco mayorcito para...—
No me dejo terminar porque acunó mi rostro entre sus cálidas manos y dejó un beso en mi frente.
—Nunca dejarás de ser un bebé para mí, aún así seas un ancianito, pero vaya que ancianito, uno de muy mala leche—se burló.Antes de poder responder, mi padre volvió a llamar.
—James, ¿cuál es la tercera clave del éxito?
—Puntuali... -
—¡Puntualidad! Espabila ya
—Voy, padre. Adiós, mamá
—Adiós, cariño, ten un buen día—dijo ella desde la puerta principal.
Si esperaba que lo fuera, pero con el director de la universidad en el mismo auto, viviendo bajo el mismo techo que yo, haría las cosas mucho más complejas, estaba seguro de ello.
—En qué tanto piensas, James
En todo...
—En nada importante, padre.
—Perfecto. Cuando lleguemos, mantén tu postura recta, recuerda que debemos cuidar bien nuestra reputación. —No respondí, pues trataba de distraerme chequeando mi móvil. Sentía que me echaba una que otra ojeada tratando de manejar bien a la vez. —Espero que ya no estés hablando con ese tal Dominik
Bufé
—Su nombre es Carl, padre. Y es mi mejor amigo
—Mejor amigo—repitió en un tono de burla —Esa gente jamás podría ser algo nuestro, James, jamás, recuerda el reglamento de la familia Clark.
Yo solo callé, como siempre me he acostumbrado a hacer desde que era un niño.
Y claro, Carl, mi mejor amigo desde hace 2 años. Hubiera querido decir que lo vería hoy. Pero su situación económica nunca fue tan buena, por lo que se cambió de universidad a una de Sealmes, un pueblo no tan lejos de la ciudad.Seguimos hablando, hacemos llamada cada que podemos, una amistad que a pesar de mi padre, creo yo, siempre valdrá la pena.
Al llegar a la universidad, a diferencia de los que me rodean, conozco a la perfección este lugar. Recuerdo cuando de pequeño acompañaba a mi padre en sus épocas de subdirector. Digamos que eran mejores tiempos, el poder hace la diferencia, y yo sería gran testigo de ello.
Me senté en las gradas, abracé mi mochila en un rincón, y observé como grupos de amigos se unían y se saludan, riendo, hablando, abrazando, y no quiero saber que cosas más, en el caso de la pareja que se está besuqueando una gradería arriba mio.
Definitivamente, jamás me veria así con alguien.
No mucha gente transitaba por esta parte. Pensaba en voltear para presentarme a alguien. Pero el ceño fruncido de mi padre me empapa los pensamiento.
Es mejor solo...
—¡Johaaaaaaaaan!
Adiós, tranquilidad, adiós, poca paz que tenía.
Adiós, pensamientos.¿Quién demonios tiene la voz tan chillona para tener alrededor de 20 años?
—Be-bella... Amor, no es lo que parece—se defendió el chico que se besuqueaba por más de media hora con esa morena alta a su lado.
Ajá, y yo soy muy social
—¿No es lo que parece? Maldita sea, Johan. MALDITA SEAAAAAAAA—gritó antes de subir las escaleras de dos en dos y treparse en su encima como un mono loco y golpear su rostro mientras le decía todas las palabras prohibidas que estoy seguro, si mamá me escuchara decirlas, le daría un infarto.
La chica a su lado salió corriendo, y por mi parte, solo echaba miradas para corroborar que sigan vivos.
—Bella, basta—lloriqueó el chico.
—Bella Bella Bella, siempre Bella. Deposité mi confianza en ti, y una vez corrompida, jamás se arreglará, ¿entiendes que significa?—preguntó la chica con los ojos ya llorosos. El chico por su parte negó con la cabeza, nervioso. —Terminamos, Johan—finalizó ella, antes de dar la media vuelta.
Por un instante creí que se iría, pero entonces volteó hacia mí, por un momento no hizo nada, y yo tampoco.
No sabía que haría, no era tan fácil de leer.
—Tu que me miras—farfulló en mi cara.
Aquello no lo esperaba. Lo que me dejó sorprendido, alzando las manos en señal de paz.
—Que, ¿no tienes lengua?—volteó los ojos. Johan por su parte tragó saliva detrás de ella.
—Eh y-yo...—
—Genial, primero él imbecil de Johan y luego el mudo que me está colmando la paciencia, ¡GENIAL! —ironizó con una forzada sonrisa, antes de seguir bajando las graderías y perderse en los aglomerados pasillos.
Vale... Y es el primer día
Menuda chica inmadura
Miró de reojo a Johan y pienso...
Pobre chico
No bueno, tampoco de ese lado, es un imbecil, aquella chica era muy guapa, sin embargo tengo suficientes ataduras por parte de mi familia como para soportar las de una novia y aún más de ese tipo. Renegonas...
Excusas solo para no decir que eres un pobre solterón.
Maldita sea, ya lo sé.
Y si, cuando creí que no volvería a cruzarme jamás con aquella chica, me quedé congelado cuando entró a la misma clase que yo, la de Fisica.
Ella se encontraba en una columna a mi izquierda, a la penúltima carpeta, yo por otro lado, estaba en la primera columna, en la segunda carpeta delantera. Entonces, si quería verla, tendría que voltear como el exorcista o quizá pedir prestado algo al que se sentase detrás mío para no hacerlo muy obvio.
Aunque, tampoco es que quiera voltear a verla.
¿Por qué querría hacerlo?
Ya empiezo el año con bobada y media.Aún así, de algo estaba seguro...
Hablaría con aquella chica rubia, salvaje con los ojos azulados y llorosos.
¿Por qué querría eso?
Francamente no lo sé.
Pero sabía que sería un "Hasta dónde el mar de tus ojos nos lleve" Para tenerla a mi lado.
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Hasta donde el mar de tus ojos nos lleve
Teen FictionEstar en una de las universidades más importantes de la ciudad podría ser un privilegio para muchos, pero para James Clark era un paso más, una regla más que debía seguir. Él nunca ha interactuado con los demás, podría calificarse como introvertido...