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Fue cuestión de tiempo para que el perfil de Instagram del Omega se invadiera de fotos con sus felinos, liandola con travesuras por su departamento y cocina. Pero todos felices.

De nuevo la nieve se acumulaba entre los tejados, y manteniendo los huesos fríos, por eso, al salir del supermercado, Aizawa detiene a su Omega para acomodar la bufanda sobre el cuello del menor, levantando un poco para que cubriera hasta su nariz. 

—Andando. 

Habían hecho las compras, llevaban la despensa de esta semana y también croquetas y sobres para los gatos. Luego de salir del taxi y entrar a su hogar, varios felinos se acercaron acariciarse en las piernas del Omega y el Alfa. Algunos se quedaron adormilados en el suelo, y el resto estaban en su hora de limpieza. 

Pero Katsuki alzó los sobrecitos haciendo el sonido y todos fueron a seguirlo a la cocina, maullando y mirando hacía arriba esperando que su amo les sirviera. Aizawa aprovecho para aguardar todo en la alacena mientras miraba como su pareja los acariciaba detrás de sus orejas y mentón. 

El simple acto le lleno el pecho de alegría por su pequeña familia. 

Pero... 

Sacando una liga de su chaqueta, recoje su cabello negro en una coleta baja y su mirada se obscurece, puesta en la figura de su Omega quien esta absortó de los repentinos deseos de su Alfa y disfrutando darle de comer a sus mascotas. 

—Ponte de pie, Katsuki, por favor. 

El omega frunce el entrecejo con duda pero obedeció al sentir el ligero toque de Aizawa con su mano, rodeando su cuello desde atrás, haciéndole voltear para quedar frente de él.

 —¿Qué de-?

De pronto una fuerte mandíbula se presiona contra la suya, besándolo, y terminandolo de tomar del rostro para mantenerlo. En medio del beso, jadea y Katsuki sólo entiende que debía de rodearlo con sus brazos como si su vida dependiera de ello. 

Se fueron de la cocina retrocediendo sus pasos, sin querer tropezarse pero con cierto desespero del anhelo de satisfacerse y demostrarse cuanto se aman. Aprovecharon de que los gatos estuvieran entretenidos en sus charolas de comida y no en la habitación donde ellos ocuparon la cama. 

Cerraron la puerta dirigiendo sus pasos a su nido, Aizawa aparto algunas almohadas llevando a Katsuki en medio del colchón para poner una debajo de la curvatura que hacia la espalda de su omega. 

—A-Aizawa... ¿P-Porqué?

—Te deseo... estoy ansioso de tener un momento a solas contigo. 

Los suaves labios del menor temblaron en si mantenerse cerrados para evitar sus jadeos o si sonreír por la honestidad de su Alfa. El lobo omega de Katsuki chillaba de emoción que hizo que su amo dejara libre acceso entre sus piernas como recompensa al Alfa. 

𝗖𝗔𝗠𝗔𝗗𝗔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora