Capítulo 4: "El mañana"

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Abrí los ojos y me encontraba en un cuarto completamente blanco y con el característico olor a medicina de un hospital, mis sentidos entraron en razón y comencé a sentir un dolor inmenso en la cabeza, en ese momento un señor con bata blanca entró a la habitación seguido de lo que parecía ser un enfermero.

--Hola y buenas tardes, señorita Sadako, antes de que se mueva y quiera mencionar algo déjeme contarle lo sucedido, ha sufrido un accidente de tren, tiene fractura de ambos brazos y ruptura en la pierna derecha…, lamento decirle que eso ha sido lo más leve en su condición…, como lo pudo notar al intentar pronunciar alguna palabra no es capaz de hacerlo, esto debido a que ha sufrido una lesión permanente del lóbulo frontal del cerebro la cual se encarga de la producción de la voz y la coordinación del lenguaje, lamento nuevamente decirle esto pero usted no va a ser capaz de volver a hablar.
En ese momento me rompí en llanto, mi voz era lo que conectaba mi alma con mi cuerpo físico y esto jamás podría volver a ser como antes, no podría jamás volver a cantar mis composiciones, esto me destruyó y con expresiones de dolor y desesperación me senté en posición de un niño, quien acaba de perder a su madre y siente que lo ha abandonado …, pasé días y noches en el hospital pensando en que hubiera pasado si mejor hubiera renunciado a mi sueño y solo haber cantado para mí…

Al siguiente día recibí una visita, era Kai con un poco de comida y un ramo de flores coloridas, las ví y las odié…, voltee a la ventana y me quede mirándola fijamente mientras comía un poco.
-Hitomi…, lamento no haberte visitado antes tuvimos exámenes finales y al salir de la escuela se habían terminado las horas de visita..., Saburi me dijo que vino ayer…, todo bien con ella? -Me acercó papel y lápiz, lo tomé y lo tiré al piso, no quería comunicarme con nadie…, quizás era algo egoísta pero ya no sentía motivación por ningún motivo.
-Entiendo como te sientes…, vendré en otra ocasión. - Kai me observó por unos minutos y se fue- Entre en llanto y por alguna razón fisiológica comencé a vomitar.

Todo se tronó extraño, sentía como alguien me observaba, como si la muerte misma viniera para torturar mis días de agonía y dar fin a todo lo que alguna vez anhele y lo pisoteara…, me sentía acorralada y de tanta presión….
La vida se sentía monótona y sin razón, veía mis manos, mis piernas, mi rostro y simplemente era un estorbo, mi vida era un estorbo, solo desperdiciaba oxígeno para todos aquellos que tenían una razón de existir. Ya no podía seguir así, entonces decidí terminar con este sufrimiento.

YUME-Un sueño inalcanzable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora