ʙᴏᴋᴜ ɴᴏ ʜᴏɢᴡᴀʀᴛꜱ

Capitulo I

Aquella carta que el peliverde sostenía entre sus manos era lo mejor que le podía haber ocurrido, esa carta era lo que siempre había estado soñando durante sus once cortos años de vida, siempre anheló el día en que su carta de aceptación a Hogwarts llegara, por un momento pensó que no podría ir a Hogwarts puesto que su mejor amigo, Bakugo Katsuki de su misma edad ya había recibido su carta, aunque el hecho que él la tuviera antes que su persona era obvio, su mejor amigo era un niño que venía de una larga cadena de hechiceros, su familia era sangre pura, no como el, hijo de un muggle y una bruja, su madre se enamoró de un muggle y por consecuencia la sangre pura de su madre se echó a perder, su padre era un agricultor, eran una familia feliz, solo el, su madre y su padre.

Claro que eso duro poco tiempo, su padre, Midoriya Hisashi había fallecido cuando el apenas tenía 4 años de edad, desde ese momento lo único que le quedaba en la vida era su madre, Midoriya Inko la cual había decidido quedarse con el apellido de su difunto marido, a pesar de ser un niño de cuatro años Izuku comprendía todo muy bien, sabía que nunca iba a volver a ver a su padre y que su vida sería dura por lo que le decía su madre, desde que su padre falleció su madre volvió a trabajar, ella era antiguamente una reconocida herbolaría, de las mejores de su generación, ahora esos conocimientos le iban a servir.

Cuando el padre de Midoriya falleció, Inko se volvió más ansiosa llegando a sufrir de ansiedad en algunos casos, cuidaba a su pequeño hijo como si de una muñeca de cristal se tratase, de ahí el hecho que, a pesar de que Izuku era una gran persona, amable, educada y posiblemente también sociable no tenía amigos, su madre no lo dejaba solo, por el simple hecho de que tenía miedo de perder a su único hijo, claro que eso cambió cuando los Bakugo llegaron a la vida de los Midoriya.

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Bakugo Massuru y Bakugo Mitsuki, dos grandes hechiceros, aunque ellos no se dedicaban directamente a la magia, contribuían en ella, ellos eran los encargados de crear todo tipo de ropa, eran diseñadores de ropa, creando capas, sombreros, ropas e incluso llegaron a mejorar los uniformes de Hogwarts, un gran honor y algo que pocos, por no decir casi nadie ha logrado hacer, fuera del mundo de la magia ellos eran unos simples diseñadores, siendo de los mejores, puesto que la ropa que ellos vendían era diferente a la ropa muggle, aunque ningún muggle sabría decir porque su ropa era tan diferente, tan especial.

El caso es que ambos diseñadores mágicos acudieron con Midoriya Inko, la gran herbolaría que volvió, Massuru estaba dudando si ir con esa mujer o no, puesto que Inko seguía usando el apellido de su difunto marido, por lo tanto nadie lograba dar con ella, mas sin embargo Mitsuki tenía el presentimiento que esa "nueva" herbolaría sería de gran ayuda, su único hijo Bakugo Katsuki estaba terriblemente enfermo y ambos padres se estaban volviendo locos, puesto que nada lograba bajarle la fiebre al pobre niño de 4 años ya habían ido con varios curanderos y herbolarios pero nada parecía ayudar al menor, de ahí por qué acudieron con ella, al llegar Inko los recibió en su pequeña casa y una vez revisó al menor de los Bakugo dio con que era lo que tenía tan mal al rubio cenizo Viruela de Dragón, pero con un desarrollo bastante extraño, usando de sus grandes conocimientos en plantas creó un remedio en menos de una hora, el cual curo al niño, de ahí el como Katsuki y Izuku se conocieron, desde ese momento los padres siguieron hablando, Mitsuki y Massuru le agradecieron por curar a su hijo, en esa plática los Bakugo reconocieron a Inko o mejor dicho, Beery Inko, aquella famosa chica que tenía un futuro prometedor en el mundo de la medicina pero que renunció a todo por amor, amor hacía un muggle.

Mitsuki e Inko habían estudiado juntas en Hogwarts, claro que había una diferencia de 2 años, pero recuerdan vagamente el haberse hablado y convivido en la sala común de sus respectivas casas; ambas habían sido parte de la familia Gryffindor.