Y justo en ese momento, algo salió de repente del agua prácticamente a mi lado.
Salió de repente, demasiado rápido y demasiado cerca. Había estado todo ese tiempo arrodillado lo más cerca posible al agua y había estado intentando ver algo a través del agua. Sin éxito, por supuesto. Lo único que había podido ver desde que llegó había sido el movimiento del agua salpicando cuando lo que fuera que había estado allí había escapado. Por su culpa, sí. Admitía que no había sido precisamente silencioso al entrar. Pero tampoco se esperaba eso cuando apartó aquella roca del camino. Pero eso había sido todo. Desde entonces, la superficie del agua se había mantenido intacta. Ni una sola onda, nada. Ni siquiera cuando la criatura le había dejado ver una aleta. Bueno, aleta. Él creía que era una aleta, eso le había parecido. Estaba tan lejos y había sido tan breve que apenas había visto nada. Pero había sido suficiente para saber que, por lo menos, había estado escuchando lo que decía. Aunque seguía sintiéndose igual de estúpido hablando solo. Entonces todo se había quedado en silencio y aquel ser no había dado más señales de que seguía allí. Aunque él intuía que sí. Pero sin comerlo ni beberlo algo había salido cerca de sus rodillas de debajo del agua. Y, por desgracia, su instinto de pelea y supervivencia había reaccionado antes que su cerebro y ya se encontraba de pie, con sus manos cubiertas de unas grandes llamas, preparado para pelear. Y, evidentemente, aquella criatura volvió a sumergirse tan rápido como él se movió.
Maldijo para sus adentros. Ahora sí que la había cagado. Aquella chica por fin se acercaba a él, y ¿qué se le ocurría? Nada mejor que amenazarla con fuego. Bien Dragneel, tu sí que sabes. Porque sí, era una chica. O al menos tenía pinta de ser una. Había podido ver durante unos segundos dos grandes ojos marrones muy abiertos mirándole. Hasta que la había asustado. Se dio una palmada en la frente y quiso gritar de frustración. Pero no podía, ya la había asustado bastante. Dejó escapar un suspiro mientras se arrodillaba de nuevo y se inclinó ligeramente hacia el agua. De nuevo, no veía nada. Pero, no perdía nada por intentarlo.
- ¡Oye! ¡Espera! No iba a atacarte. Sé que no suena muy creíble, pero ha sido por instinto. -Y esperó. Y esperó. Y se empezaba a impacientar. Quizás ahora sí que había huido despavorida. -Lo digo de verdad. ¡Saliste tan de repente que creí que me atacaban a mí! – Lo intentó una vez más. Pero otra vez fue silencio lo que obtuvo como respuesta. Bueno, por lo menos ahora ya no se sentía como un imbécil por hablar solo. Él no era de los que se rendía fácil. - ¿Puedes verme desde ahí abajo verdad? Aunque yo no pueda. Mira, dejaré las manos donde las puedas ver, no voy a hacerte daño. -Mantuvo sus manos en el aire con las palmas a la vista, a la altura de su cabeza y esperó. Vale, ahora sí que se sentía un estúpido. Menos mal que nadie estaba viéndole o las burlas que iba a tener que soportar iban a ser inmensas. - En serio que ha sido solo porque me has asustado, si te acercas despacio verás como no volveré a hacer lo mismo. – Y, fue entonces, cuando se le cortó la respiración. Lo estaba haciendo, se estaba acercando despacio. Tenía que ser eso. Había empezado a ver algo bajo el agua, aunque no podía distinguir el qué. Era... ¿amarillo?
Era una chica. Vaya que sí lo era. Y era hermosa. No había visto nada parecido en su vida. La cabeza era lo único que podía verle. Y ahora comprendía porque había visto amarillo. Su pelo era tan rubio como el oro, y abundante, era muy abundante. Sus ojos estaban ligeramente dilatados y, aunque brillaban de curiosidad y emoción, se podía apreciar temor en el fondo. Su boca no dejaba traslucir nada, ni una sonrisa, ni una mueca de enfado, nada. Pero vaya boca, sus labios eran gruesos, carnosos, aunque estaban pálidos. No tanto como su piel, su piel era blanca y sin imperfecciones, hacía que desease tocarla para comprobar si era tan suave como aparentaba. Después de notar que se había quedado embobado mirándola, parpadeó varias veces y, cuando volvió a mirarla, le llamaron la atención unas pequeñas aletas que sobresalían de su pelo, como si fueran orejas. Era la criatura más delicada que había visto en su vida. A su lado, él era un ser completamente grotesco, normal que estuviera asustada.
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Criaturas
FanfictionFiore es un mundo dividido en cuatro reinos. Las criaturas que habitan estos reinos poseen capacidades muy distintas y desde hace años han encontrado la manera de convivir. Sin embargo, un accidente sucedió hace tiempo que puso una barrera entre dos...