12

1.1K 140 24
                                    

Rápido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Rápido

— Y bien...—Jay susurró, no quería ser regañado en la biblioteca.

— Y bien..¿qué?

— Así que tu y Sunghoon...

— Dios mío, Jay, deja de vacilar y solo dilo.—Heeseung susurro en un tono más alto, no le gustaba que le distrajeran cuando estaba concentrado.

— Así que...ustedes dos...son...

— Novios, si.

— Wow.

— Si, wow—Repitió aún copiando los párrafos que necesitaba en su libreta.

— Y..¿Cómo fue que pasó?

— Solo se lo pedí, él acepto y eso fue todo.—Hojeo aún más el libro, ya se comenzaba a desesperar, no podía encontrar los párrafos que les habían dejado de tarea.

— ¿Así de fácil?

— Es que es así de fácil. No hay que complicarse mucho ¿eh?—Sonrió levantando una ceja en dirección de Jay.

— Oh vamos, no me molestes.—Susurró dándole un pequeño empujón.

— No lo hago.—Rió.— Si tu te pusiste el saco, no es mi culpa.

Jay mordió sus labios y abrió su libreta, se la pasó hablando con Heeseung y no había avanzado nada de lo que tenía que hacer.

Por otro lado, Heeseung quería golpearse contra la mesa, la filosofia nunca se le había dado bien, era una tortura tratar de descifrar los párrafos que tenía que copiar e interpretar, él pondría cualquier cosa que se le viniese a la cabeza y hacerlo pasar por una interpretación, pero no era así de fácil, una vez lo hizo y le fue mal.

Estaba tan concentrado en el libro frente a él que no se dio cuenta cuando su novio de cabellos rosados entró por la puerta de la biblioteca; trayendo en sus manos la lonchera que todas las tardes llevaba para su primo, no se dio cuenta de la presencia de Sunghoon hasta que Jay lo golpeó en la costilla.

Su mejor amigo se ganó un ceño fruncido pero fue suavizado cuando le señaló a su novio hablándole al bibliotecario.

Desde su lugar podía ver la sonrisa de Sunghoon, podía ver cómo cubría su rostro para silenciar la risita que siempre soltaba.

Sonrió feliz, ver las pequeñas manos de Sunghoon cubiertas en aquel suéter pastel mientras trataba de acallar su risilla le dio un calor en su pecho.

— Oh, señor enamorado.—Jay le codeo mientras se reía.— Tus ojos le envían corazones a Sunghoon.

— Bueno, por lo menos yo le hago corazones a alguien que es mi novio y no como tú que se los da a alguien que no es tu novia.

— Deja de atacarme por alguna vez en tu vida.

— Tú empiezas, yo solo te sigo el juego.

Heeseung hizo oídos sordos a las muecas de Jay a su lado y volvió a buscar a Sunghoon, pero él ya no estaba junto a su primo, lo busco por el lugar con la mirada hasta que sus ojos fueron cubiertos.

     ꪆ୧  cigarro acaramelado   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora