Se hacía paso entre las personas de la cafetería. Seungmin lo mataría si lo dejaba esperando un solo segundo más; con eso en mente, apresuró los pasos y llegó hasta donde su castaño amigo estaba sentado.
—¡Seungmin! Dios mío, lo siento tanto, el autobús no pasaba y una abuelita me dijo que la ayudara a subir en él cuando llegó y-y—
—¡Basta ya! Entiendo, respira —subió las manos de arriba hacia abajo para indicarle la manera correcta de hacerlo —Eso es, siéntate ahora.
Felix hizo lo indicado y rebuscó en su mochila para empezar a explicarle a su amigo el motivo por el cual lo citó.
—Tengo una idea para lo del proyecto de inglés —asentó sin mucho cuidado un libro de cocina sobre la mesa y lo arrastró en dirección al castaño, específicamente señalando una página.
La profesora de inglés buscaba un proyecto adecuado para el final de curso, las vacaciones se acercaban y ¿qué mejor que hacer que los estudiantes trabajarán aún más? Se le ocurrió la brillante idea de ponerlos a cocinar; un proyecto donde se grabarían cocinando y mostrando sus avances totalmente narrado en inglés.
Seungmin alzó ambas cejas y se dispuso a leer la receta frente a él. —¿Lasaña?
El rubio asintió y colocó su dedo en la hoja, justo donde señalaba los ingredientes —¿Muy difícil?
—Mmm, podemos hacerlo, pero ¡tengo una mejor idea!
Felix rodó los ojos y se dispuso a mirar hacia otro lado. Genial, es Seungmin con otra de sus ideas poco opcionales.
—¡Que tal si lo compramos en algún restaurante, lo ponemos en una bandeja y fingimos que nosotros lo preparamos! —sonrió satisfecho por su increíble idea.
—Seungmin, la profesora dijo que grabemos el procedimiento. —le dijo calmado.
El castaño aún mantenía esa expresión de orgullo, Felix determinó que no había entendido lo que él acababa de decirle.
—Necesitamos grabar cómo con nuestro propio esfuerzo, hacemos la comida.. —dijo aún más lento.
Aún nada.
—¡Que no podemos comprarlo porque la profesora nos bajará puntos por presentarle algo que nosotros no hicimos! —se exasperó.
Abrió los ojos en grande cuando se percató que había levantado la voz un poco más de lo normal.
Todos en la cafetería lo miraban ahora. Sólo quería que la tierra se apiadara de él y lo tragase de una vez por todas.
Felix se ocultó entre sus manos y lloriqueó sintiendo las palmaditas que su amigo le daba en su espalda.
—Lo siento, lo entendí desde la primera vez.
Seungmin le escuchó murmurar algo parecido a un "te odio" y sólo se rió en voz baja.
Luego de un rato en el que todos volvieron a lo suyo, el rubio se giró una vez más para comprobar si ya no era el centro de atención y en efecto, no lo era. Bueno, al menos para la mayoría.
—¿Nos vemos en mi casa más tarde para ponernos de acuerdo? La lasaña estará bien.
—Claro, te veo allá entonces. —el menor se levantó de su asiento dispuesto a irse, pero al momento de girar, sus planes se vinieron abajo y se sentó de nuevo a la velocidad de la luz.
—Wow, ¿Qué pasa? —el castaño se acercó de nuevo hacia su amigo.
—En un rato me voy, s-sólo no voltees atrás, ¿sí? No volte- ¡Seungmin!
—Seo Changbin está mirando por aquí —habló sin despegar la mirada del mencionado —¿no lo has olvidado ya?
—Claro que sí, p-pero aún es incómodo vernos —replicó clavando las uñas en sus propias manos.
—Entiendo eso, pero no tiene que afectarte de esa manera, quiero decir; si lo has superado, no tiene que importarte lo que él haga, ¿cierto? —le dio pequeñas palmaditas en su hombro.
—Por supuesto, tienes razón. —tomó una larga respiración y se programó mentalmente.
Se levantó del lugar y se encaminó hasta la salida. Sus pasos eran algo apresurados y sus ojos se negaban a mirar a los alrededores.
Tenía sólo un objetivo, salir de ese sofocante lugar y no pensar de más.
A punto de dar un paso a la salida, inevitablemente su mirada se topó con él. Felix no sabría exactamente como describir aquella sensación que había recibido por parte de la mirada de su ex, sus ojos expresaban nerviosismo y algo de.. ¿tristeza? No sabría explicarlo.
Su amigo tenía razón, Seo Changbin le estaba afectando más de lo necesario y no tenía derecho, ellos ya no eran nada.
Cerró los ojos cuando ese pensamiento lo invadió y apretó los puños con fuerza obligándose a no sentir nada por ello.
Aunque diría que no tuvo éxito.
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