#🎈 Georgia Brown, mejor conocida como Gia. Ella solía ser una chica alegre, carismática y muy risueña. Todo cambio después de la muerte de su pequeña hermana, ella era como su mejor amiga. Nada podía hacerla sonreír de nuevo... ¿Verdad?
Por otro la...
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*Narra Georgia*
Estaba en clases, era el último día, básicamente las vacaciones se acercaban.
Si les soy sincera no estaba prestando atención, solamente estaba atenta al reloj y a sus movimientos. Justo cuando dio la hora de la salida todos se levantaron de sus asientos y salieron de la clase como locos.
Agarre mi mochila y salí lo más rápido que pude. Estaba caminando detrás de unos chicos. — Okey, así que la iglesia está llena de judíos. Y Stan tiene que hacer el exámen super judío. — Escuché la plática de aquellos chicos.
— ¿P-pero de q-que se trata? — Respondió el chico que estaba a lado de uno de lentes. — Les cortan la punta del pene. — Hizo una pausa. — Es todo. — Hizo un ademán con sus manos.
— P-p-pero — Antes de que el chico pudiera hablar el de lentes lo interrumpió.
— ¡Pero no le quedará nada! — Hizo un ademán exagerado con sus manos y se volteo hacia el chico de en medio. Solté una pequeña risa por eso y los tres me voltearon a ver.
— Perdón. — Sentí como mi cara se ponía roja. Me puse rápidamente mis audífonos y pase entre ellos para dirigirme a dónde iba.
— ¡Por dios, Bill! ¡Georgia Brown se rió de un chiste mío! — Sonreí ante eso. Después no escuché nada más ya que entre a la oficina de la psicóloga escolar.
Entre donde ella se encontraba y me sonrió. — Hola Georgia, siéntate, porfavor. — Levanté las dos cejas en forma de saludo y me senté.
- Hablemos... — Hizo una pausa y me miró. Sentía que me inspeccionaba la cara al derecho y al revés. — ¿Haz dormido bien?
— No. — Y antes de que me preguntará el porque le respondí. — Simplemente no me da sueño, y me duermo hasta que se me cierren los párpados. — Subí y baje los hombros con simpleza.
— ¿Como está tomando eso tú mamá? — Fruncí el entrecejo.
— ¿El qué? —
— El saber que no duermes bien. — Mordí la parte de adentro de mi mejilla.
— No lo sabe. Simplemente... Le hago creer que duermo. — Asentí con la cabeza sin importancia. — Y al parecer ella me cree.
Asintió comprendiendo y las preguntas continuaron hasta que era la hora de irme.
— Ten buenas vacaciones. — Asentí y salí de la oficina.
Caminé hacia el baño, cuando entre Gretta le gritaba a la puerta de uno de los baños. O más bien le gritaba a una chica que estaba dentro.
Me acerque al lavamanos y a lado de mi estaba una chica rellenando una bolsa de basura. Entendí sus intenciones y cuando se iba a acercar al cubículo del baño la empuje para que cayera encima de Gretta y la bolsa de basura le cayera a ella.
— Ay, ¡Dios mío! Lo siento tanto, Gretta. — Fingí sorpresa y me acerqué a ella para "ayudarla". — Uy... Creo que mejor no, hueles un poco... Mal. — Me tape la nariz fingiendo asco y me aleje de ella. Gretta se levantó, no sin antes darme una mala mirada y salir con sus amigas detrás.
Me lave las manos y la chica que estaba adentro del cubículo salió. — Gracias. — Me miró con una pequeña sonrisa.
— Claro. Nos vemos. — Levanté las cejas despidiendome y antes de que saliera por la puerta del baño, ella hablo.
Soy Beverly, Beverly Marsh. — Me extendió la mano en forma de presentación.
— Georgia Brown. Supongo que ya me conoces por los rumores de mi... — Pensé un poco en mencionarla. — H-hermana. — Beverly me dio una sonrisa con un poco de tristeza. — Como sea, nos vemos. — Me despedí con la mano y salí rápidamente del baño.
Salí de la escuela y me dirigí hacia los basureros. Ahí estaban los chicos de hace rato. Me quite la mochila y cuando llegue hablé. — Con permiso. — Un chico de rulos se hizo un lado y tire la mochila completa. Ni siquiera me moleste en sacar solo los libros.
— Adiós. — Mire a todos los chicos y me detuve en uno. — Tu eres William, ¿no? — Todos los chicos miraron a el mencionado. El solo asintió. — Una vez Hannah te menciono, que porque según tu hermano y ella eran amigos. — Todos se quedaron callados.
— Obvio cuando estaba con vida. — Mire a todos. De verdad, ¿Nunca hablan? — Son chicos de muchas palabras, me caen bien.
Ahora sí, nos vemos. — Me despedí con la mano y camine a paso rápido antes de que me llamaran o algo por el estilo.
Empeze a caminar hacia mi casa, todas las calles estaban silenciosas. Cuando llegue a mi casa, mi mamá bajo las escaleras y me sonrió. — Que bueno que llegas Gia, ¿Por qué tardaste? — Se acercó a mi. No se los conté pero desde que pasó lo de Hannah mi mamá a estado protegiendome más, hasta cambio de trabajo para poder trabajar desde casa.
— Tuve que ir con la psicóloga. Nada más. — Ella asintió.
— ¿Y tu mochila? — Mierda. ¿Ahora que hago?
— La... Tire... A la... Basura.. — La mire con pena. — Pero podre usar la que tú usabas para tu trabajo, ¿Verdad? —
— Si... Claro, claro. — Me sonrió.
Sonreí de vuelta y me dirigí a la cocina. Agarre un vaso y me servi agua. De repente sentí como algo caía en mi tenis, mire hacia el y ahí vi una gota de sangre.
Fruncí el entrecejo por eso, toque mi nariz para verificar si yo era la dueña de esa sangre. Al quitar mi dedo de mi nariz supe que era la alguien de alguien más.
Después mire al lugar donde había encontrado a Hannah, aún no me podía sacar esa imagen de mi cabeza.
— ¡Gia! — Me sobresalte cuando mi mamá me llamo. — ¿Estás bien? — Mire mi tenis y la sangre ya no estaba.
— S-si, claro. — Mi respiración estaba agitada por el susto.
— Vale... ¿Ya te tomaste tus pastillas? —
— Mierda. — Susurré. — Se me acabaron, iré a la farmacia. — La mire y ella asintió.
Y si, tomo pastillas para mí depresión y otras para la ansiedad. Realmente estoy muy jodida.
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𝗔𝘂𝘁𝗼𝗿'𝘀 𝗡𝗼𝘁𝗲:
Hellooo!
Ya se están empezando a asomar los problemas de Giaa 🌚
