Irresistible Futuro (#2 Trilogía Vidas Tormentosas)

Capítulo 3: ¿Crees en el destino?

KAIRA:

— ¿Cuál es la cosa más atrevida que has hecho en tu vida?

Alzo mi cabeza súbitamente desde donde me encontraba viendo el porcentaje de batería de mi teléfono conectado junto a la barra. Abro mi boca, la respuesta en la punta de mi lengua pero me detengo. Aún hay algo de alcohol en mi sistema que me ha hecho actuar con más seguridad de la que lo haría en un día normal.

No tengo ni idea de cómo mi noche terminó conmigo en el departamento de un hombre que apenas conozco, pero no estoy incómoda, de verdad no ha intentado nada desde que entramos a su departamento hace media hora. Él solo se la ha pasado haciendo preguntas sobre mí que después él solo responde sobre sí mismo.

¿Hermanos? Yo, ninguno. Él, cuatro.

¿Padres? Yo, ambos. Él, solo su madre.

¿Sobrinos? Mi respuesta es obvia. Él, la bonita niña en sus fotos.

¿Comida favorita? Yo, el helado sabor late con vainilla. Él, comida mexicana.

Curiosamente, es la primera persona que no me dice que eso no es comida. Le hice saber esto y solo respondió:

—Comemos helado, por lo tanto es comida

No encontré ninguna falla en su razonamiento y solo hizo que me agradara aún más.

¿Color favorito? Yo, gris. Él, rojo.

¿Animal favorito? Yo, perros. Él, todos.

Y las preguntas fueron avanzando hasta llegar a esa última interesante pregunta.

— ¿Sinceramente? —tiro de un hilo del pijama que me prestó mencionando que su hermana lo había dejado y pese a mis protestas, aseguró que ella no tendría ningún problema y que quería que yo estuviera cómoda. Por lo que accedí y la verdad es que sí me sentía mucho más cómoda con el pantalón holgado y la blusa de tirantes.

—Oh, por favor, adelante, parece que será interesante —sonríe con curiosidad mientras su mirada se mantiene en el café que está preparando.

—Fue esta noche —confieso con rapidez. Él detiene la cuchara y desliza una de las tazas hacia mí.

— ¿Qué cosa atrevida pasó esta noche? —por un momento me pierdo en el brillo travieso de sus ojos y quiero culpar al alcohol por ser una maldita acosadora toda la noche, pero es que es simplemente imposible no fijarme en lo atractivo que es.

—Me... me enrollé con un tipo desconocido en un antro... en un lugar público —contengo la respiración cuando suelto mi confesión con mucha rapidez. Él me mira atentamente y después de unos segundos se encoge de hombros.

—Atrevido, pero no completamente ilegal, es perfecto —se gira para abrir uno de los gabinetes sobre la estufa y me sorprendo de lo llena que se encuentra con comestibles. Es raro ver la alacena de un hombre con tantos tipos de pasta y condimentos que ni yo suelo usar.

Por alguna razón, su respuesta alivia un poquito la vergüenza que me invadió después de que terminara de enrollarme con Orlando y él ni siquiera pidió mi número.