Capítulo 4: Hola, corazón

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KAIRA:




Tamborileo mis dedos sobre el borde de la mesa, odiando la sensación de nerviosismo que me invade. No se supone que este encuentro me genere esta emoción, pero ha pasado un tiempo desde la última vez que nos vimos.

Finalmente había accedido a ver a Bart. Acordé verlo en esta cafetería cerca de mi edificio porque me sentía más cómoda estando cerca de mi casa por si alguna cosa surgía de esta conversación y tenía que salir corriendo a refugiarme con un bote de helado.

Observo la casi vacía cafetería, tratando de enfocarme en algo que me ayude a calmar mis nervios. Soy una persona obsesiva y odio no saber a qué me estoy enfrentando.

Finalmente Bart entra por la puerta de la cafetería e inmediatamente me ubica, caminando hasta mí en todo su metro setenta y por una fracción de segundo hago una comparación con el espécimen tatuado de metro ochenta que me ha estado saludando en el estacionamiento en las dos semanas que han pasado desde aquella noche en su departamento.

Sacudo mi cabeza y observo a mi ex. No ha cambiado mucho desde la última vez que nos vimos, quizá solo luce más robusto y su cabello es más largo de lo habitual. Él adoraba dejar su cabello largo y debo admitir que yo lo detestaba. Lo hacía lucir desaliñado pero no en una forma en que luciera atractivo. Ahora veía muchas cosas en él que me disgustaban, como si mi forma de verlo hubiera cambiado en el momento en que dejamos de estar juntos. Su postura desgarbada, su incipiente barba dispareja y su despreocupación por el futuro.

—Hola, Kai —frunzo el ceño ante su saludo. Nunca me agradó que me llamara de esa forma, sentía como que me llamaba por el nombre de un chico.

—Hola —le doy una sonrisa tensa y señalo la silla frente a mí, indicándole que tome asiento. Él se sienta, recargando sus codos en la mesa y me observa por largos segundos. Mi estómago se hace nudos y empiezo a desesperarme—. ¿Para qué querías verme?

—Quería saber cómo estabas —se encoge de hombros, pero reconozco su gesto nervioso.

—Pudiste haber preguntado por mensaje —replico con calma.

—Oh, claro, como estabas contestando todos mis mensajes y llamadas —replica con ironía. Me cruzo de brazos, esperando cuando la mesera llega y él pide un café. Cuando ella se va él me mira y suspira—. No hay otra forma más sencilla de decirlo, Kai, te extraño.

—Por favor, no me llames de esa forma, lo detesto —él parpadea, sorprendido ante mi exigencia. Jamás le dije cómo me sentía con respecto a su apodo de cariño.

—Yo... lo siento, no lo sabía —pasa una mano por su cabello castaño que está atado en una pequeña coleta en la cima de su cabeza. Insisto, lo detesto.

—Por supuesto que no lo sabías, nuestra mayor falla fue la comunicación —era nada más que la absoluta verdad. Él jamás habló sobre sus intereses cambiando y yo jamás pregunté. Nuestro mayor error.

—Quiero arreglar eso, Kaira, quiero que me des la oportunidad de iniciar de nuevo. Extraño nuestros momentos juntos, las pláticas, todo y quiero pedirte perdón —susurra, haciendo una mueca—. Suplicarte si es necesario porque no he dejado de amarte.

Irresistible Futuro (#2 Trilogía Vidas Tormentosas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora