KAIRA:
Era una mañana hermosa, donde mi cuerpo destilaba felicidad por cada poro de mi piel y quería saltar y bailar de alegría como en las películas de musicales donde cada cinco minutos la protagonista cantaba alguna canción que representaba su vida.
Bien, ahora sí la cruda realidad.
Estaba más allá de molesta. Se suponía que esta mañana me daría el lujo de levantarme con el tiempo justo para mi turno más tarde en el trabajo, pero mi jefe llamó y me pidió amablemente que cubriera a mi compañera de último momento, ya que él solo podría cubrirla la primera hora. Y era exactamente una hora y media lo que me dio para llegar.
Mi pequeña fiesta privada de autocompasión la noche anterior me había hecho dormir hasta tarde. Comí helado y vi películas de desamor mientras atravesaba por la dolorosa etapa de aceptación de mi duelo por ruptura.
Tres años de recuerdos habían venido a mí como una avalancha que me golpeó y me dejó sin aire. Lloré por lo que ya no será y sentí alivio al ya no percibir ese dolor desgarrador de los primeros meses.
Yo estaba avanzando y lo estaba dejando atrás.
Dormí con una gran sonrisa después de mi gran satisfactoria introspección, pero el incesante sonido de mi celular me había despertado.
—Kaira, necesito que cubras a Sidney, yo la cubriré la primera hora porque tengo una junta importante, te espero en una hora y media —y colgó, así, sin más. Después de solo tres horas de sueño, me costó infinitamente poner mi cuerpo en pie y arreglarme en cuarenta minutos. Desayuné rápidamente, me vestí con la ropa que había preparado la noche anterior y recogí mi cabello en un moño que se negaba a quedarse en su lugar. Salí del departamento prácticamente corriendo y mi molestia en pocos segundos se convirtió en enojo cuando llegué al estacionamiento del edificio. Un BMW estaba aparcado detrás de mi pequeño mini Cooper, impidiendo mi salida.
Ahora, después de mi arrebato yendo a exigirle al señor Stewart —el portero del edificio—, que me dijera dónde encontrar al dueño del auto, me encontraba tocando fuertemente la puerta a dos departamentos del mío. Y cuando escucho maldiciones y pasos provenir desde dentro, me arrepiento inmediatamente de no haberle pedido al señor Stewart que se encargara de avisarle a mi vecino o vecina que necesitaba aprender a estacionarse correctamente.
Doy un paso atrás justo cuando la puerta se abre y un torso desnudo aparece en mi campo de visión. Trago saliva con fuerza y mi enojo pasa a vergüenza cuando el chico frente a mí me observa de pies a cabeza, haciendo que por instinto tome los lados de mi gabardina uniéndolos para cubrir mi cuerpo de su vista. No puedo evitar ver toda la tinta que cubre su torso, brazos y el costado izquierdo de su cuello. Su cabello rizado está desordenado y algunos mechones son lo suficientemente largos para caer sobre su frente. Creo que probablemente sigo durmiendo y esto es alguna clase de sueño.
— ¿Puedo ayudarte en algo? —me da una pequeña sonrisa perezosa y talla uno de sus ojos, bostezando. Es tan loco e ilógico que sea un gesto adorable en todo ese aspecto de chico rudo.
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Irresistible Futuro (#2 Trilogía Vidas Tormentosas)
Romance¿Drogas? ¿Sexo? ¿Alcohol? ¿Fiestas?... ¿Más sexo? La respuesta es sí. Eso era lo que representaba a Jimmy Davis antes de que la mierda se moviera lo suficiente como para dejar una peste difícil de limpiar. Creía que vivir su día a día como si fuera...