Ocasión. [ M x I ]

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México x Irlanda.

Monterrey, Nuevo León. Septiembre, 1846.

En aquella hacienda no había más ruido que el reloj y su característico "tick tack". Corrían ya las 12:30 am, sabía más que bien que debía descansar, no podía ir frente a su gente con una demacrada cara, tenía que mostrar seguridad y energía. Suspiró con pesadez y se bebió de un solo trago el resto de bebida en su vaso. Muy pocos conocían al verdadero México. Más allá de una cara bonita y actitud encantadora, había un ser orgulloso que odiaba perder. Pero, ¿qué podía hacer cuando su enemigo era alguien tan fuerte? Dolía aceptarlo, pero la fuerza de su vecino del norte incrementaba conforme pasaba el tiempo.

<< Ojalá si lo hubiera tirado al pozo cuando éramos niños. >> Pensó con burla. Pero aún era difícil saber que ese pequeño Trece Colonias ya no existía más, que lo habían moldeado de forma que era imposible que recordara toda su amistad, y si lo hacía, sus gobernantes se aseguraban de que lo olvidara de nuevo.

Soltando otro suspiro, cerró la botella y enredó sus dedos entre su cabello, cerrando sus ojos mientras pensaba alguna forma de ganar. Tenía que haber una forma de resolverlo sin tener que perder tanto. Si tan solo el rebelde de Texas se hubiera mantenido obediente. Estaba dispuesto a servirse un trago más para ahogar su preocupación, pero fue interrumpido este deseo con el sonido de unos toques a su puerta.

— Pase. — dijo, con cierta duda. No era una hora decente para charlar o algo por el estilo, pero en cuánto notó la cabellera cobriza asomándose por esa puerta entreabierta, dejó de importar la hora. — Irlanda, ¿tampoco puedes dormir?

La irlandesa asintió, cerrando detrás de sí para acercarse hasta la silla frente al escritorio del mexicano.

— ¿Puedo?

— No necesitas permiso, adelante. — sonrió.

— Bueno, estaba pensando en salir a tomar aire fresco y vi luz asomarse debajo de la puerta. ¿Hace cuánto que no duermes bien?

— Hmm... — el mexicano miró al techo, parecía buscar la respuesta exacta. — Quizá... ¿Un par de semanas? Realmente no lo sé, desde que inició todo esto no puedo dormir sin pensar que vamos a ser atacados.

— Hay soldados míos y tuyos haciendo guardia todas las noches, si algo así pasara, ellos nos lo harán saber.

Irlanda supo que no podría convencerlo cuando notó una leve mueca en el latino. Paseó su mirada por el escritorio, deteniéndose en la botella de licor. No sabía cuánto habría tomado, pero debía tener una resistencia al alcohol tremenda, pues aún se veía sobrio y en todos sus sentidos alerta.

— ¿Me invitas un trago? — México miró con sorpresa a la mujer, no tenía idea de que tomara. Y es que realmente ella no tomaba, solo una que otra probada, pero quería intentarlo. — Por favor.

— Si tu insistes. — el mexicano se levantó y caminó al pequeño mueble donde guardaba sus licores y vasos. Tomó un vaso, regresó a su silla y sirvió dos tragos, entregándole uno a la irlandesa. — Salud. — dijo él, sonriéndole. Irlanda elevó su vaso ligeramente y ambos chocaron, luego el mexicano tomó el licor de un solo trago. Irlanda tuvo que pensarlo dos veces antes de hacer lo mismo.

Esto...arde.

Inmediatamente una fuerte tos le invadió, dejó el vaso sobre el escritorio y llevó ambas manos a su garganta. México soltó una risita al verla, sabía que era primeriza con bebidas así de fuertes, pero había sido adorable verla intentar.

— Despacio, toma aire o vas a ahogarte. — se levantó de su asiento nuevamente para ir hasta detrás de ella y palmearla suavemente. — Tranquila.

Countryhumans - México Ships. [México Male]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora