[0.3] chapter one

4 0 0
                                    

Las clases comenzaron cerca de las ocho con treinta de la mañana y todos los alumnos parecían una horda de zombies, las marcas bajo sus ojos por no haber dormido lo suficientemente.

Algunos incluso llevaban todavía el hilo de saliva seco por uno de sus cachetes, Heber suspiro cansado y dejó caer su cabeza en la mesilla.

Era lunes, los lunes nadie tiene ganas de seguir viviendo.

Heber podría confirmar aquello, se había desvelado haciendo maratón de su serie favorita y ahora ya no quería seguir ahí, solo quería dormir un rato más.

—Despierta — le ordenó una voz a la lejanía, ignoró, seguro era la voz de su conciencia.

Se acomodo mejor, le tocaba historia, él era bueno en historia no había necesidad de poner atención al menos no por una clase.

Siempre había sido bueno en historia aunque en cierto punto no le encontraba sentido, estudiar la historia de hace años era un tanto tonto. Claro que esto nunca se lo diría al señor Choi, quien era quien le impartía la materia, siempre se esforzaba por qué sus alumnos aprendieran al menos un poco.

—Despierta, tenemos examen. — le dijo la voz de su conciencia de nuevo.

«No le haré caso» pensó.

—Heber. — le volvieron a llamar seriamente y ahora sí se alzo, la voz de su conciencia era muy parecida a la voz de Bastian.

—¿Bastian? — preguntó.

—¿Sigue de flojo? — pregunto otra voz a su lado, esa si la conocía perfectamente, pertenecía al imbécil que tenía por amigo.

—No, solo que no dormí ¿Bien? — respondió de mal humor. No durmió bien y luego tampoco desayuno, ahora se sentía como la mierda misma. El olor suave a vainilla inundó por completo su pequeño mundo y se sintió aún peor.

Marian se acercó a ellos, Marian era una chica que asistía en el salón C, osea el salón contrario, la conoció en primavera de hace dos años justamente cuando Marian había cruzado la calle sin fijarse en lo más mínimo.

Había tenido un leve presentimiento de amor cuando la conoció, de esas veces en que conoces a alguien y sabes que te gustará incluso arriesgándote a enamorarte de esa persona. Nunca lo creyó posible, aunque muy en su interior deseaba que lo fuera, todas sus esperanzas se vinieron abajo cuando conoció a Lisa, una rubia de bonitos ojos azules y labios muy rosas brillante.

Lisa era amable desde el primer momento, Marian la presento como su "mejor amiga" pero dudo, claro que había duda, Lisa veía a Marian como lo más bello que sus ojos podrían observar en mucho tiempo y Marian miraba a Lisa con un amor tan profundo que sintió la envidia carcomer en su interior.

«Es mi novia, Heber. » recordó lo que Marian dijo aquella noche mientras tomaban jugo, se sintió decaído y feliz en el mismo momento. Feliz por qué su deducción había sido cierta pero decaído por qué oportunidades con la chica definitivamente no habría.

«Espero no me juegues. — dijo Marian bebiendo un poco, sentía su mano temblar y tenía miedo hasta de derramar el líquido naranja.
—¿Por qué lo haría? — pregunto después de un rato Heber. Si, se sentía horrible saber que tu amor platónico de toda la vida era lesbiana y que además para variar tenía novia, pero eso no significaba que no se sentiría feliz por ella.
—Somos mujeres. — explico con cortas palabras esperando lo peor.
—¿Y? Chica, no soy quien para juzgar, si tú la amas y ella a ti ¿Que más da lo demás?, Se lo que sientes pero no pasa nada. — dijo y se sintió hipócrita, hipócrita por qué no, no sabía lo que Marian sentía, no sabía ese miedo al revelarle a alguien que tienes pareja y que es de tu mismo género, no sabía lo que significaba pertenecer a una comunidad que siempre era marginada por más que según se avanzaba, que en lugar de dar dos pasos hacia adelante se daban cinco hacia atrás, pero estaba ahí para apoyar no para juzgar.
—Esta bien — fue lo único que respondió Marian recostando su cabeza en el hombro de Heber quien correspondía a su muestra.»

Recordó aquello con nostalgia, a pesar de todo lo bonito dicho en ese momento su relación se amistad se fracturó de la peor manera, Heber actuaba incomodo en ciertos momentos pero no por que su amiga se besara con su novia y esté fuera un homofóbico de mierda, sino por que era incomodo ver a tu eterno amor besándose con alguien más, aunque ni Marian ni Lisa sabían esto y con ello la amistad se fracturó.

—Hola — saludo Marian al grupo, Heber le saludo con una sonrisa tímida. —Lisa y yo queríamos invitarlos a desayunar el domingo próximo. Cumpliremos un año de pareja y aunque normalmente se celebraría entre nosotras dos queremos pasarlo entre nuestros amigos.

Si, definitivamente hoy no era su día. No creyó que Marian lo invitaría a él, seguro era solo para Bastian y Gael.

—Yo encantado — dijo Bastian, Heber observó como su amigo sacaba del bolsillo de su mochila una invitación, la reconoció, era para la fiesta de cumpleaños.  —Aprovechando el momento, las invito a mi fiesta de cumpleaños.

—Gracias, Bastian. — respondió Marian tomando la invitación entre sus manos observándola. —Bueno, será en el restaurante «Life» el que está cerca de la calle 18. Les veo ahi, también a ti Heber.

—Estaremos ahí — aseguro Heber. Estaba dispuesto a tratar de arreglar su amistad con Marian, debía dejarla ir, era el momento preciso, justo cuando otra persona comenzaba a inundar sus pensamientos buscando su atención.

[✓]

Promoción descarada:

Bastian, ¿te amo? [01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora