14. Estocolmo

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Michael es encarcelado en el Sanatorio Smith's Grove, en donde retomó su tratamiento de "sanación mental", estando bajo la vigilancia continua de su anterior psiquiatra, el doctor Sam Loomis, quien estaba más que sorprendido por el notable cambio en la actitud que había sufrido el joven en ese tiempo que estuvo lejos de ese lugar, según había entendido, ese chico, Hugo Walker, lo había estado cuidando, y podría decir que aquel chico había desarrollado una especie de síndrome de Estocolmo y que su captor el síndrome de Lima, o eso quería creer tras ser testigo de la forma en la que el chico lo protegía y viceversa, porque pensar en otro motivo de sus acciones sonaba más que estúpido, así que no le tomo mucha importancia al tema.

Aunque este volvía a surgir en cada una de las apariciones del chico, quien intentaba entrar al sanatorio a visitar a Micheal, era realmente cómico verlo como intentaba inútilmente entrar, era bastante embarazoso el verlo colgado del alambrado por tercera vez esa semana, y eso que estaban a martes, siendo dos en ese mismo día, lo que más le sorprendía era que no había día en el que no lo viera deambular por allí, a tan sólo dos semanas del encarcelamiento de Michael, verlo de regreso allí colgado de cabeza, porque la agujeta se su zapatilla se atoró en la cerca.

-Walker, que sorpresa verlo por aquí-bramo con notorio sarcasmo cuando este fue bajado de la cerca por los guardias-que lo trae en esta ocasión, ¿tu perro volvió a escabullirse o que es esta vez?

-Micheal-setencio apuntando al interior del sanatorio-, lo extr-traño.

Soltó un pesado suspiro, quizá, sólo quiza está extraña y peculiar relación de amistad que Micheal había conseguido con aquel muchacho fuera aquello que tanto venía esperando, un avance con aquel asesino de Halloween, un paso más hacia su sanación. Y comenzando desde ese día una visita semanal por parte de Hugo, una visita que hacia que Micheal fuera más cooperador y su actitud no era tan grotesca como lo era normalmente.

Nunca antes vio atracción más prometedora, cuando estaba con Hugo no prestaba atención a nadie más, se dedicaba por enteró en él. Cada vez que se veían era más cierto y evidente. Y con cada visita de Hugo el cambio se hacia evidente en Micheal, era como si aquel escuálido muchacho hubiera domado a la bestia que vive en el interior de aquel hombre. Hugo en sus vistas no hacía más que contarle las cosas que hacia, aveces utilizando su propia voz o solamente, con simples palabras escritas en el anotador, había ocasiones en las que varios trabajadores del sanatorio (incluyendo al doctor Loomis) habían visto a Micheal comunicarse con el chico a través de lenguaje de signos, era algo sorprendente, aquel hombre jamás había mostrado señales de querer comunicarse, pero cuando ese chico estaba presente en la habitación, lo hacia, aunque no tuviera mucho que contarle al menor, lo hacia de igual modo, porque para algo Hugo se había esmerado en enseñarle a comunicarse de esa forma.

-Go-Gorgo te extr-traña-dijo a duras penas, enseñándole a la vez, una fotografía en la que salían los tres juntos, una foto que le costó demaciado al chico tomar, había sido esa tarde en la que este quemó el agua, ¿como alguien es capaz de quemar el agua? -yo te extr-traño.

Los días se transformaron en semanas, las semanas en meses y los meses en años, pero no había día en el que Hugo no fuera al sanatorio a visitar a su amigo, pero eso ya no era más que una simple amistad, ¿un noviazgo capaz? No... ¿Ó si? Si ellos no saben que es lo que tienen como lo sabré yo, pero no les importaba, eran felices a pesar de eso. Siguieron en contacto, incluso después de que Hugo se fuera a estudiar enfermería, me envía cartas que eran después leídas por el doctor Loomis a Micheal, pero cuando aquel psiquiatra falleció y fue sustituido por un nuevo doctor, las cartas dejaron de llegarle, y nunca mas recibió visitas por parte de Hugo.

Pero no quiero que vean a Hugo como el malo aquí, porque si alguien era culpable de que las visitas se detuvieran y que las cartas ya no le llegasen al Myers, era aquel hombre que fue asignado como su nuevo psiquiatra, él veía inútil todo eso del supuesto amigo de Michael, a pesar de la insistentes peticiones del joven y las de algunos del personal del sanatorio que eran y fueron víctimas de los ataques de ira de aquel hombre trastornado. Y la vida sigue, ¿no es lo que dicen las malas leches? Porque eso fue exactamente lo que Hugo hizo, o al menos intento, le seguía mandando cartas a diario, aunque sabía que Micheal jamás las leeria, le gustaba pensar de que si lo hacia.

¿Quien es Hugo Walker? ᴹⁱᶜʰᵉᵃˡ ᴹʸᵉʳˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora