13. La casa Myers

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¿Que debería hacer ahora?

Debía de pararlo, no debía, tenía que hacerlo, pero no quería, y aunque lo negara miles de veces, pero la verdad era que le gusta, le había comenzado a gustar todo ese trato que solo Micheal le ofrecía, y no podía evitar corresponder todos esos besos y caricias que el mayor le proporcionaba.

Sabía que Mike estaba sólo con el por conveniencia y que cuando le dejara de ser útil lo abandonaría, y en el peor de los casos le arrebatara la vida de una buena vez por todas-Y-Ya pa-para-y aunque se lo pidiera, no paraba, podía sentir como sus manos se deslizaban por debajo de su cuerpo, sin para de dejar marcas de mordidas a lo largo de su cuello, cada toque, cada caricia y cada beso, cada cosa que aquel hombre le hacia lo llevaban un paso más a la locura, y eso significaba que cada vez más se estaba enamorando todavía más de ese hombre el cual era el asesino de Halloween.

Tenía que salir huyendo de ahí lo antes posible, debía de escapar antes de que terminará más herido de lo que ya estaba, y no hablaba de sólo físico, sino que psicológicamente, pero si escapaba ahora eso significaría que dejaría a Micheal, y él... ¿Quería eso? La respuesta era un rotundo no, ¿porque que clase de ser abandonaría a un ser amado? Hugo había aprendido a amar a ese al cual todos llaman "monstruo", y a su vez, este había aprendido por primera vez que es lo que se siente amar a alguien de una manera única y especial, porque para él, no había lugar en el mundo donde quisiera estar en esos momentos que no fuera en aquel sillón acostado junto a Hugo, abrazandolo, como si temiera que se fuera de su lado, dicen que nada es perfecto en esta vida, pero estando a si lado, era algo que se podría asemejar a la supuesta perfección de la que todos hablan.

Y poco a poco, caricia tras caricia, beso tras beso, ese miedo inicial en el muchacho se fue extinguiendo, comenzando a corresponder todo ese cariño que le expresaba el Myers a través de esos roces simples pero, a la vez tan significativos para ambos.... Su nariz cosquilleo al sentir ese aroma, un aroma tan familiar que- ¡FUEGO! -esto le recordaba a esa vez que quemó el agua, sólo que esa ocasión no estaban a punto de violarlo como ahora. Gracias a Dios apagaron el fuego a tiempo, lo malo que se habían quedado sin la cena para esa noche, también de que el fuego se había extendido más de lo querido que, hasta incluso se había caído el techo sobre la cocina, a la lejanía, podían escuchar las sirenas de los bomberos acercarse. Esto era perfecto, su noche no podía arruinar más todavía, presentía de que sí, y eso no le gustaba para nada.

[...]

El rechinar de la madera anuncio su llegada a la vivienda, estaba oscuro, pero eso no quitaba el hecho de que podía notar la suciedad que se encontraba en la misma, pero eso no le importaba ahora, su casa (o lo que alguna vez fue su casa) estaba al lado de está y siempre había querido entrar, aunque eso había sido cuando la casa estaba habitada y no en este estado de abandono. Le hubiera gustado haberla visitado en el pasado, cuando tuvo la oportunidad, esto le hacia pensar en ese niño rubio que siempre veía, ¿que será de él? Tendría más o menos su edad, de seguro siguió con su vida como el resto y debería de estar estudiando, pero el no es adivino y no sabría decir que sus suposiciones eran ciertas. Al subir las escaleras, con su caminar hacia que la madera rechinara, era molestó, pero le dan aún toque más tétrico y terrorífico a todo este asunto de invasión a la propiedad, llegando a una habitación, que si su memoria de pez no le fallaba, está era la habitación por la que ese niño rubio siempre se asomaba por la ventana, y al hacerlo vio con orgullo de como así era.

-Podemos quedarnos aquí está noche-anuncio, pero sonaba como si le estuviera pidiendo su autorización para hacerlo, y con sólo un asentimiento de su cabeza fue más que suficiente-Yei.

Fue un pequeño e infantil festejó que provocó que una pequeña risilla escapara de los labios contrarios, Hugo era único, alguien singular. El susodicho se sentó junto a la ventana, recordaba siempre ver por esa ventana al niño de la casa continua, prefirió ignorarlo, sentándose al lado del joven quien había sacado un pequeño reproductor mp3 que funcionaba con un cassette, pudo alcanzar a leer, antes de que lo introdujera al aparato, el nombre I just died in your arm de Cutting Crew, él se colocó un auricular y le entendió el otro para que se lo colocará, lo hizo, y espero paciente el estruendor que a Hugo tanto le gustaba escuchar, pero no, en lugar de eso, fue algo realmente relajante, cómodo de oir y no como las que normalmente al chico le gustaba escuchar. Dejo caer su cabeza sobre la del menor, cerrando los ojos, escuchando esa suave melodía. Pero nada en esta vida es duradero, y mucho menos estos momentos de paz que tenía junto a Hugo, cuando escucho la sirena de la policía acercarse, aquello alertó a ambos, y de manera instantánea el mayor volteo a ver al chico a su lado, y este a él. Micheal sabía bien que esto sólo terminaría de tres maneras, porque tras esta noche estaría vivo, encerrado o en el peor de los casos, muerto, la cuestión es que, después de esta noche algo que tenía vi en en claro es que jamás volvería a verlo, jamás vería nuevamente a Hugo.

Levantando un poco su máscara, dejando ver parte de su rostro, depósito un suave beso en la coronilla del chico, y se alejó, o más bien se ocultó tras la pared, como un cazador que espera a su presa y en está ocasión, Hugo sería la jodida carnada. El chico subiendo el volumen de la música al máximo, ocultó su rostro entre sus piernas, esperando a que Micheal hiciera lo que mejor sabía hacer, matar... Soltó un grito al oir el sonido sordo de un disparo, cuando la vista levantó, ahogó un grito al ver el cuerpo inerte de un policía, junto a este había otro inútilmente intentando el salvarlo, Micheal estaba parado en el umbral, esperándolo, y sin pensarlo dos veces salió corriendo hasta su lado, cogiendolo de la mano y tirando de ella, queriendo huir de allí bajo la expectante mirada del policía novato, quien bajo aquel estado de estupefacción fue en la captura del asesino de Halloween y de quien parecía ser más bien un cómplice que una posible víctima como creyó en un principio.

Afuera de la casa, fueron rodeados por la gente de la policía, quienes tambien creyeron por un momento que ese joven era una víctima más del Myers, o, al menos así fue hasta que este cubrió al mayor con su pequeño cuerpo, como una especie de escudo humano, uno inútil considerando la notable diferencia de altura, ya que aquel asesino le doblaba en tamaño, aún así eso no parecía improtarle, cubriendo de todas formas al mayor. El menor se quito eso que su rostro cubría enseñando aquella deformación que le había quedado a causa se aquel incendio hace tanto ya, y un cántico inhumano salió de entre sus labios, una mezcla de alaridos y gemidos sin ton ni son, que no hizo más que aumentar la repugnancia de los oficiales de la ley hacia él, aumentando de igual modo el enojo del Myers hacia estos, y la única razón por la que no se había abalanzado hacia ellos era porque Hugo estaba presente.

De a poco esos alaridos que le causaban tanto dolor y sufrimiento, se fueron transformando en una voz, una voz la cual no paraba de repetir una y otra vez la misma frase, mientras que por sus ojos no paraban de brotar lágrimas causadas por el dolor que le causaban aquel esfuerzo sobrehumano para que sus palabras se entendieran- ¡No lo maten, él es bueno! -creian que tan sólo estaba delirando, diciendo aquellas locuras, incluso el doctor Loomis (que también estaba presente) lo creia, porque para él, Micheal era el mal encarnado, y que ese crío venga a decirle eso, no le parecía más que una barbaridad. Pero tan sólo aquel policía novato que se había enfrentado al asesino de Halloween hacia tan sólo unos momentos, por más loco que sonará lo que decía el chico, le creía, porque veía la verdad reflejada en sus ojos y un peculiar aprecio hacia Myers en sus palabras, que cuando el chico fue alejado del mayor y que este fuera golpeado por varios policías y amenazado de muerte por parte del doctor Loomis, no pudo evitar hacer lo que hizo en ese momento... Evitó la posible muerte del asesino de Halloween.

¿Quien es Hugo Walker? ᴹⁱᶜʰᵉᵃˡ ᴹʸᵉʳˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora