28. Corey Cunningham

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Ya estaba oscureciendo y aún no lo encuentra, se parecía un loco llamando a su mascota por las calles de Haddonfield, gritando el nombre del animal, pero no había caso, ese felino no aparecía por ningún lado. A la distancia diviso al pequeño felino, se acercó emocionado a este, deteniendose repentinamente al ver como alguien lo cargaba entre sus brazos, lo que lo sorprende puesto que ese gato no se dejaba cargar por nadie tan solo por Micheal, y ni hablar cuando él intenta cargarlo, siempre lo termina atacando como una fiera salvaje, pero eso no era importante ahora, tenía que ir en busca de Peludo, y a medida que se iba acercando podía apreciar mejor quien era el que lo cargaba, era Allyson, hacia unos días fue la última vez que hablo con ella. No venía sola, había alguien más con ella, se le hacía vagamente familiar aquel joven- ¡Hola, Allyson! -exclama sonriente-Cuanto tiempo, ¿Como has estado? ¿Como esta tu abuela?

-Hola, señor Walker-lo saluda, nerviosa-. Esas preguntas debería hacérsela yo a usted, a estado faltando a sus chequeos semanales, usted sabe que tenemos que estar monitoreando su estado.

Nerviso, rasca su nuca, sabía que había hecho mal en faltar, pero en estos últimos días había estado pasando tiempo junto a Micheal, los últimos días que le quedan-Lo se, hice mal-comenta-pero no deberíamos hablar de eso ahora, ¿Me puedes devolver al gato?

- ¿Es suyo? -dice sin creerlo.

A lo que la chica regresa el felino, quien no dudo en atacar en cuanto lo acercó al mayor-Parece que no lo quiere.

-Ese desgraciado me odia-setencia-Me ayudarías a llevarlo a casa, por que parece que tu si le agradas.

Dudosa la chica acepta y van junto hasta su casa, siendo seguidos por aquel joven que la acompañaba-Por cierto-dice rompiendo el silencio incómodo que se habia formado- ¿Quien es él?

-Es Corey Cunningham-dijo nerviosa al presnetqe al joven-, es mi novio.

-Un gusto, soy Hugo Walker-se presenta sonriente, conectando su mirada con la de él, había algo en esos ojos que se le hacían familiares- ¿Y como se conocieron?

Sin importar de que era conciente de que la chica le hablaba, él no despegaba su mirada del joven, tenía un mal presentimiento acerca de él, además de que algo lo inquietaba, se trataban de sus ojos, había una oscuridad latente en ellos. Sintió una especie de déjà vu cuando conecto con ellos, ya antes había visto esa mirada... Y el recuerdo de Micheal en esa ocasión en la que lo intento matar por primera vez fue la que apareció en su mente, y es que esa mirada fría y analítica que poseía aquel muchacho era la misma que hace tanto que no veía en Micheal, y es que, ese hombre a pesar de que por años había sido tratado como un monstruo, pudo cambiar gracias a que Hugo apareció en su vida y fue el unico que no lo trato igual que el resto de las personas en Haddonfield. Pero ese joven, no parecía ser como Micheal, sólo había un odio que no podría desaparecer, era una nueva encarnación del mal, pero, estaba seguro que está supuesto nuevo villano no iba a durar mucho, pero eso no significa que el mal no siga aquí, porque el mal que rodea a Haddonfield estaba en todos sus habitantes y eso lo pudo ver reflejado en todos esos asesinatos cometidos por las personas del pueblo, la gente estaba loca, no sólo aquí, sino en todo el planeta, así que no debía de sorprenderse en encontrarse a un loco más en este poblado.

-Esta es mi casa-dice deteniendose repentinamente en la entrada, pudo ver como ese joven observaba maravillado la gran casa-, y supongo que este es el adiós, ¿Me devuelves al gatito?

Acatando al pedido se lo entrega a lo que posteriormente el mayor de edad se despide del par y entra a la vivienda, en donde Micheal ya lo esperaba, este mismo, observaba a través de la ventana aquél par que todavía permanecía afuera, observando la gran casa, en especial Cunmihham, quien con una sonrisa en labios veía hacia la dirección del Myers, lo había reconocido, bueno, tampoco es que digamos que es imposible no reconocer a Micheal Myers cuando lleva puesta esa máscara blanca-No quiero que te aceeques a él-le pidió, o mas bien le ordenó, y sin rechistar aceptó, tampoco es como si quisiera entablar amistad con ese muchacho-Hugo.

-Si, si, no me voy acercar a él-dice, acariciando la espalda del mayor para tranquilizarlo, se había puesto tenso de repente, y eso no me agradaba-Todo va estar bien... ¿Tienes hambre? Creo que quedó algo de pizza de anoche en el refri, y no te vengas a quejar, que no tengo ganas de cocinar hoy.

-Esta bien-dice más tranquilo.

Aunque la verdad era otra, y es que Michael temía por la seguridad del menor de altura, sabía de lo que Cunmihham era capaz y no le gustaría que Hugo fuera una víctima más de este, aunque lo duda, si él no está a su lado, aún así, sabía lo fuerte que era Hugo, por mas que fuera un anciano, era fuerte y valiente, alguien lo suficientemente capaz como para valerse por si mismo. Y si llegase haber en algún futuro un enfrentamiento entre esos dos, estaba mas que seguro de quien saldría victorioso de esa batalla.

[...]

Al día siguiente, se volvió a encontrar con Allyson, gracias al cielo está vez no iba acompañada de su novio, ese muchacho no le había agradado en lo mas minimo, le daba mala espina, pero no era quien para juzgar los gustos de los demás siendo que él sale con un asesino serial. La vio por sólo un momento, pero al estar algo ocupado en ese momento lo único que puso hacer fue saludarla para luego continuar con su camino, en los últimos años había comenzado a dar un curso de lenguaje de señas en el hospital de Haddonfield, más que nada para consentizar a la gente y que se hable un lenguaje que si es inclusivo, no como el que hablan los jóvenes de ahora, hablar con la letra e no es ser inclusivo, hablar lengua de señas si lo es, pero lo preferible es no opinar.

Al llegar al salón en donde dabas sus clases se encontró con un par de jóvenes y unas señoras un poco mayores, de las cuales una de ellas era muda desde hace un par de años por culpa de cierto hombre enmascarado, prefería no pensar en ello.

Una sonrisa se dibujó en sus labios al ver unas caras nuevas en el salón, tal parece que más personas que se atrevían aprender lenguaje de señas, aunque q pesar de eso se cuestiona porque no venía más gente, después de todo no es como si les fuera a cobrar por enseñarles, eran clases gratuitas, ¿Pero que se le va hacer? No puede obligar a la gente a aprender, y no le molesta, por mas que fueran pocos los que van a sus clases, él se sentía feliz y útil para la sociedad, desde que se jubiló ya no sabía que hacer y comenzar a dar estas clases lo ayudo bastante, para despejar la mente y poder alejarse un poco de Micheal, eso si, aún lo quiere y todo, pero necesita tener algo de tiempo para él y hacer algo que le guste, ayudar a los demás era parte de ello, siempre lo había sido desde aquel accidente hace tantos años atrás.

Suspira profundo antes de dar comienzo a la clase de hoy-Hoy es un hermoso día, ¿No lo creen? -dice entusiasta, provocando una que otra sonrisa-Veo que hay caritas nuevas en la clase de hoy, ¿Les gustaría presentarse? -al ver una negativa, agrega-No se preocupen, no es algo obligatorio, pero yo si lo haré, mi nombre es Hugo Walker y yo doy la clase, cualquier duda me la hacen saber, ¿Si?

Ese aura resplandeciente que provenía de aquel hombre hacía que los males de todos los presentes desapareciera, y es que Hugo transmitía una calidez tan bella que te hacía sentir bien con sólo su presencia, razón por la que después los nuevos pudieron abrirse más fácilmente ante el hombre de baja estatura. Y la clase continuó por dos horas más, en donde Hugo tuvo el suficiente tiempo de explicarle a los nuevos lo básico que se debe saber y a los ya veteranos a repasar algunas cosas que no les había quedado claro, por suerte, este era un lenguaje muy fácil de aprender, sin mucha ciencia. Tras la clase, él se dirigía a su hogar, con la sonrisa puesta, sin lugar a dudas este había sido un gran día- ¡Señor Walker! -o al menos lo era hasta ahora.

¿Quien es Hugo Walker? ᴹⁱᶜʰᵉᵃˡ ᴹʸᵉʳˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora