MOON || Na Jaemin

VII

Toque la puerta, una y otra vez hasta que abrió la mamá de Yangyang.

- Oh! Gaeul, no esperaba verte. Enseguida llamó a Yangyang - escuché como gritaba su nombre y el le respondía con un "Ya voy mamá!". Cuando llego a la puerta y me vio lo primero que hizo fue correr hacia mi y me abrazo. Decidimos salir al patio de su casa, el cual tenía algunas flores plantadas y un columpio de dos, en el cual Yangyang y yo siempre lo subíamos cada vez que yo iba a su casa.

- Te extrañe mucho, mi linda lunita. Porque no me visitabas? Te llego mi carta? Insistí mucho a mamá para que se la diera al cartero, no quería porque me dijo que seguramente ya no te acordabas de mi, pero yo le dije que no era así, y tenía razón! - Hablaba demasiado rápido, a lo que decidí dejar un pequeño beso en su mejilla derecha para que bajara la velocidad de su voz, y funcionó.

- No te visitaba porque estaba un poco ocupada, pero prometo que trataré de venir más seguido. Y si me llego tu carta, yo también te extrañe como no tienes una idea.

Pasamos tiempo hablando y disfrutando de la compañía uno del otro, hasta que me pregunto - Todavía me quieres verdad? Todavía te gusto? Porque tú aún me gustas.

- Lo hago, yang.

- Entonces.. porque te casaste con el otro? Me prometiste que te casarías conmigo, aun si eso significaba escaparnos de nuestros padres para ser felices.

- Yangie.. no tuve elección. Aunque no creas rogué mucho para no casarme con él, porque yo te quiero a ti, tú eres el que me gusta, no Jaemin.

- Pues ese Jaemin me cae mal! Me quito a mi novia..! Me prometes que al menos me visitarás una vez a la semana? O aunque sea harás el intento?

- Te lo prometo, mi amor. Me tengo que ir, quisiera que me acompañaras a casa, pero ya es tarde y no se si tú mamá te deje..

- Claro que me deja! Aparte, ya tengo 14 años casi 15! Ya estoy grande, solo.. deja voy a preguntarle, si..? - asentí, se fue tan rápido como regreso, en menos de un minuto ya estaba a mi lado nuevamente- si me dejo! Ahora, vamos a tu casa - agarro suavemente mi mano y partimos camino a casa.

Cuando llegamos, fue difícil despedirme de él, de verdad me costaba. - Es hora de que entres a tu casa, te prometo que pronto te visitaré, mi linda princesa - dejo un casto beso en los labios y se fue.