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Sin cuerpo, no hay crimen

No body, no crime- Taylor Swift.

Consejo del día: MATA por tu mejor amiga si es necesario.

Cuando llegué al baño cerré la puerta y enseguida me quité el top para lavarlo.

Por lo menos no andamos con frío, señora.

Sí, pero quedé completamente pegajosa.

Comencé a tallar la ropa con concentración mientras Abby se fijaba en las personas que entraban y que se cerrara la puerta para que desde afuera no vieran que estaba solo en brasier.

Por suerte, al estar la bebida fresca salió toda de manera muy fácil. Algo bueno por lo menos.

Estaba terminando de estrujar cuando un reflejo que se detuvo al lado mío llamó mi atención.

¿Y esta para qué se acerca tanto?

No lo sé, conciencia, pero está guapa. Yo no me quejaría tanto.

—¿Qué le hicieron a la nerd? —preguntó con burla—, ¿acaso te sacaste los lentes y te crees la más bonita?

Ay, dios mío.

Si no muero porque me lancé a las vías del metro, es porque la vergüenza ajena pudo conmigo.

La analicé un momento con el seño fruncido y claro, era rubia, menuda y demasiado bonita. Con un olor dulzón, una voz tierna y vestida de rosa.

—Tu debes ser la "zorra" popular e insegura —terminé diciendo luego de identificar su papel.

Ella frunció las cejas y de reojo vi que Abby se tensaba.

—¿Te crees muy lista? —dio un paso hacia mí tratando de amenazarme, pero lo único que logró fue apoyar sus pechos en mis tetas y por ello dio un salto hacia atrás, escandalizada.

Oh, vamos, solo son glándulas mamarias, ¿qué le pasa a esta gente?

Bajó la mirada hacia mi brasier de color negro lleno de encaje y casi transparente, y enarcó una ceja.

—¿Acaso ya reuniste el dinero suficiente para operártelas? —se intentó burlar y unas risitas de otras chicas que estaban presentes se hicieron oír.

Bajé mi mirada y la verdad es que lejos de ofenderme, me sentí bastante bien.

—Bueno, si son tan bonitas como para que creas que son operadas muchas gracias —le solté mientras agarraba mis pechos, luego hice a un lado el brasier y le mostré los costados sin llegar a quitármelo por completo—, pero no hay cicatriz, así que son naturales.

Su cara se volvió roja, y abrió la boca para decir algo, pero mi sonrisa se quebró y con las manos apoyadas en las caderas la enfrenté antes de que intentara seguir burlándose de mí.

—Escúchame —le ordené—. Puede que te creas la gran cosa por tu dinero y supuesta belleza, pero a mí no me vas a tocar ni un pelo, ¿entiendes? Porque si me haces algo, yo lo devuelvo, y peor.

—Rayita... —trató de llamarme Abby, pero la ignoré. Mantuve mi mirada fija en la chica y ella no la despegó de mí.

—Si crees que eres mejor solo por haber estado con Jeremiah mejor date un golpe de realidad —me soltó ella, muy bajito, muy amenazante—. ¿haces esto por él, no?

No sabía nada. No tenía ni idea de lo que pasaba con Jeremiah, pero sí sabía una cosa.

—Yo no hago nada por nadie —terminé por decir—. Mucho menos por hombres, no me rebajo a tanto.

Yo soy la famosa RayitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora