Capítulo 2

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Heaven

—Es la cuarta vez desde que estoy aquí que te miras en el espejo —Protestó.

Levanto el peine y vuelvo a pasarlo delicadamente por mi cabello.

—Ser guapo y hermoso requiere de tiempo, bebé —debatí guiñándole un ojo a su reflejo en el espejo.

Él entrecierra los ojos y mira al techo.

—Mira, entiendo que quieras verte guapo y toda esa mierda, pero es que pasas tanto tiempo frente al espejo que pareces una tía —Crespó las cejas y ladeó la cabeza. Luego me señaló de forma acusatoria con el dedo índice y me dijo de forma burlona—: ¿Estás seguro de que eres un chico? Porque ahora mismo me estoy cuestionando muy seriamente si mi mejor amigo es en realidad una chica.

Pero qué cabroncete.
Pude ver como una sonrisa juguetona empezó a dibujársele en el rostro.

—Créeme, si fuese una chica no te hubieses resistido las «ganas» —Aseguré con cierta picardía—. No te habrías resistido a mis encantos.

Él negó con la cabeza y puso una de las almohadas sobre sus sienes, ocultando su cara. A veces se le olvida que yo puedo ser el doble de cabrón que él.

—Dios, pero qué guapo soy. —Alardeé de mí mismo.

Sin saber muy bien por qué, empecé a realizar una serie extraña de poses frente al espejo al tiempo que hacía muecas y gestos raros.

—¿Podemos terminar ya con la sesión de fotos? —bufó Nathan cerrando los ojos y torciendo el gesto, como si mostrase indiferencia.

Una pose más.
Y otra.
Y un guiño de ojos.

—Colega... —susurró.

Y otra pose.

—Heav...

Guiño de ojos.

—Como no te detengas, te irás sólo a la preparatoria —aseguró apuntándome con el dedo, intentando intimidarme.

—Que ya voy.

—Más te vale —Se levantó de la cama—. Si no estás en el piso de abajo en cinco minutos me iré y le diré al profesor que no piensas aparecer por ahí.

Salió de la habitación.

Cielos... Observo mi reflejo en el cristal y noto algo extraño, algo que no va bien. Puede que suene a una chorrada, pero... A veces pienso que este no soy yo, que algo ha cambiado en mí.

Te estás volviendo muy blando.

No, no es eso.

Que . Normalmente no dirías ese tipo de cosas y mucho menos te cuestionarías algo.

No, yo sigo siendo el mismo... En fin... Aquí vamos de nuevo.

Miré directamente hacia el espejo y crespé las cejas al tiempo que señalé a mi reflejo con el dedo índice y endurecí mi expresión.

—Escúchame bien —Comencé—. Hoy serás el sexy hijo de puta de siempre. Harás lo que te venga en gana, cuando te dé la gana y donde te dé la gana. Serás el rey de la prepa y no darás ninguna explicación al respecto. Llegarás tarde si te da la puñetera gana y nada ni nadie podrá impedírtelo.

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