• No ha paso nada •

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Sanji x Zoro

Resumen.
Despertando de la inconsciencia Sanji busca a Zoro, encontrándolo gravemente herido rodeado de su sangre.




Una fuerte risa logra despertar a Sanji de la inconsciencia y abre sus ojos mirando de donde provenía la risa. Cerca suyo, Luffy saltaba sobre una roca, moviendo su cuerpo sin quejarse de dolor. El resto no lo podía creer pero observaban a su capitán completamente renovado.

Sentándose rápidamente observa el rubio a su alrededor, dejando caer su mirada en aquellas tres katanas de conocía perfectamente. Sin decir palabra alguna, Sanji se levanta y corre a cualquier sitio en busca de Zoro. Después de ser golpeado por él y dejarlo solo con Kuma, su preocupación se volvía más grande.

—¡Es imposible que todos estén bien! —pensó en voz alta, mirando alrededor mientras corría—. ¡¿Donde está ese idiota?!

Frustrado siguió corriendo hasta que algo llamó su atención, suspiró al ver a Zoro de pie dándole la espalda y empezó a caminar a su dirección.

—¡Que susto me diste! —continuó el rubio, bajando algunas rocas que habían en el camino—. ¿Adónde fue ese Shichibukai?

Sanji preguntó mirando a su alrededor, al no obtener alguna respuesta de Zoro el rubio lo miró esperando obtener una. Pero al observar al moreno, su pecho se aprieta fuertemente y sus ojos se abren con sorpresa. Frente a él, Zoro estaba de pie con sus brazos cruzados, y con sangre goteando por su cuerpo. Sanji se acercó más exaltado y su corazón comenzó a latir rápidamente.

—¡¿De dónde salió tanta sangre?! —gritó preocupado—. ¡Oe, ¿todavía estás vivo?! —siguió gritando si recibir respuesta—. ¡¿Dónde está Kuma?! —Sanji miró a su alrededor, notando las grandes manchas de sangre en el suelo—. ¡¿Qué ocurrió aquí?!

Sanji observó el cuerpo cubierto de sangre de Zoro temblar, y sus ojos miraban fijamente hacia el frente con semblante serio sin rastro de muecas de dolor.

—No... —lo oyó decir—. No pasó nada.

Sanji reacciona rápidamente tomando el cuerpo de Zoro caer inconsciente en sus brazos y sostiene fuertemente su cuerpo, temblando. El rubio temblaba de la impotencia que su cuerpo comenzaba acumular y las ganas de enfrentar a Kuma comenzaron a cegarle la vista, pero no había tiempo para eso. No podía dejar que el resto mirara a Zoro en ese estado, así que como pudo e ignorando el dolor en su pierna que comenzaba hacer consciente de ella, cargó al moreno para apoyarlo en el suelo dejando caer suavemente su espalda junto a una pared que no se había derrumbado por completo.

Sus manos temblaban mientras busca algo con que limpiar la sangre en su cuerpo, pero lágrimas que negaba dejar salir comenzaron a nublar su vista.

—Maldición. —exhaló intentando romper parte de su traje y comenzó a limpiar la sangre de su rostro—. Marimo idiota. —regañó, pasando el trozo de tela por sus sucias mejillas—. Bastardo estupido.

Sanji inhaló una fuerte bocaza de aire antes de seguir continuando. Trataba de quitar la mayor parte de sangre para que el resto no se preocupara, limpio sus brazos y parte de su pecho, e intentó quitarla de la ropa también con su saliva pero eso era imposible. Cuando terminó, detalló su rostro con rastro de sangre aún y mojó su pulgar con su saliva para quitarlas, el sabor de la sangre de Zoro le sabía agria por la preocupación que aún cargaba. Perdido en sus pensamientos y en cómo el moreno había llegado a estar así, sintió los ásperos dedos de Zoro rodear su muñeca.

—Cocinero.

Su voz casi no se oía y Sanji trago fuerte mirando sus ojos rojos que lo observaban también. Su mirada estaba tranquila y detalló la pequeña sonrisa en sus labios.

—Cocinero. —Zoro volvió a llamarlo, el rubio tarareó en señal de que tenía su atención—. Bésame.

Sanji soltó el aire que no sabía que contenía y como si aquello hubiera sido lo que esperaba escuchar, se acercó al moreno juntando su labios y tomando sus mejillas. Beso profundamente a Zoro, quien abrió sus labios dejando la lengua del rubio explorar su cavidad, robándole pequeños suspiros difíciles de controlar. Se separaron en busca de oxígeno, pero Sanji no apartó su boca y comenzó a picotear sus labios mientras sus pulgares acariciaban sus mejillas. Beso también su barbilla y mejillas, la nariz y su frente. Cada espacio de su rostro era tocado por los labios desesperados de Sanji y Zoro sentía su pecho calentarse por sus besos.

El rubio se detuvo, juntando sus frentes y calmando su corazón.

—Estoy bien.

El nudo en su garganta no le permitió hablar al rubio pero le sonrió levemente asintiendo ante sus palabras, y se alejó un poco de su amante, después de besar efímeramente sus labios.

—Claro que lo estás. —le volvió a sonreír—. No ha pasado nada para no estarlo.

Zoro le sonrió de vuelta y asintió. Dejó caer su cabeza en la pared al tiempo que sus ojos se cerraban.

—¿Puedes caminar? —Sanji preguntó con duda pero Zoro asintió—. Entonces vamos. Nos están esperando.

Con ayuda de Sanji, Zoro rodea su cuello y ambos se levantan del suelo. La pareja reprimió gemidos de dolor y con calma y despacio, comenzaron a caminar hacia donde el resto estaba. Sanji sujeto fuertemente su cintura, no dejando que Zoro se saliera de sus brazos y rodearon algunas piedras que en otra circunstancia podrían haber saltado fácilmente.

—Marimo.

—¿Mh?

Sanji miró al moreno quien comenzaba a sudar y jadear por el esfuerzo. Se detuvo, llamando la atención de Zoro, que miró al rubio con el ceño fruncido.

—Te amo, Zoro.

El moreno sintió todo su rostro enrojecer de la vergüenza y como su vista comenzaba a nublarse con cada segundo que pasaba. Y antes de que cayera de nuevo inconsciente, sintió los fríos labios de Sanji besar su cien.

Con Zoro inconsciente, Sanji siguió arrastrado su cuerpo y sujetándolo con fuerza hasta comenzar a ver a sus nakamas. Suspiró mirando a Zoro y sonrió.

—No ha pasado nada.

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