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Cada vez que Shang Qinghua volteaba a ver los pendientes, solo veía papeles, papeles y más papeles.

De hecho, la pila, parecía incrementar sin parar con cada minuto. Ya que, sus horribles ex discípulos (Avión-juju no era y no volvería a ser un Señor de Pico), solamente venían para dejar carga tras carga de documentos, todos con los brazos llenos de hojas sin revisar y hasta se podría decir que rayadas o rotas.

¿Enserio ni siquiera los podían ordenar por fecha?

Hermano Avión pensó que, al menos, aquellos flojos que tuvo por aprendices, organizarían un poco su carga.

Vaya sorpresa se llevó al sacar una hoja que hasta tenía moho.

Shang QingHua suspiró por lo bajo, no había pasado tanto tiempo en ese lugar y ya lo estaban explotando como burro. Sin duda ese Yue Qingyuan se aprovechó de su buena y humilde voluntad de ayudar.

(...)

Cuando Shang Qinghua perdió la cuenta de todos los asuntos o mejor dicho desastres de Bai Zhan, decidió darse un descanso: uno, porque necesitaba esclarecer su mente y dos, porque tenía que ver como le estaba yendo a su hermano Pepino.

Levantándose del asiento, después de sabrá Dios cuanto tiempo, estiró sus entumecidos músculos y se dispuso a salir, sigilosamente, de su oficina.

Shang Qinghua no quería que nadie lo viera irse del campo de batalla, pues estaba seguro de que interrumpirían su camino en la mínima oportunidad, para atraparlo, volverlo a encerrar usando sus caras de niños inocentes y hacerlo trabajar hasta que no hubiera un mañana.

La sola idea de que eso pasara, puso la piel de gallina a Shang Qinghua, haciendo que, con más empeño, se fuera del Pico An Ding con dirección a la Casita de Bambú de Shen Qingqiu.

Caminó entre los senderos de piedra elegantes que había en dirección hacia su hermano pepino, a decir verdad Shen QingQiu era uno de los Señores más mimados, por lo que, el camino hacia su sitio de descanso no podía ser tan miserable como lo era el de An Ding.

No, claro que no, Yue QingYuan no permitiría eso.

Si tan solo a él también lo trataran así y no como mula de carga...

Bajó los hombros resignado, el sol golpeaba un poco su frente, por lo que se le dificultó el ver si Pepino estaba cerca, hasta que a lo lejos logró observar la figura de un hombre esbelto, tomando con delicadeza su té caliente.

A metros de distancia se podía llegar anotar el suave vapor que soplaban sus labios, mientras que Avión Juju se moría de sed.

A su lado estaba uno de sus sirvientes- discípulos, colocando bocadillos, de diferentes tipos, como pastelillos espolvoreados en azúcar o panecillos calientes y esponjosos.

Eso era buena vida.

Shang QingHua no sabía ni que pensar al verlo, al parecer él no tenía tanto trabajo sobre sus manos, además no se iba arrancando los pelos, porque un Demonio lo persiga hasta la puerta de su Cumbre.

Seguramente le debía ir bastante bien ¿verdad?

Así que aún con su duda, llegó hacia allí unos minutos más tarde.

La madera recién renovada era totalmente diferente a la que tenia en su Pico, que, sí, era mucho más vieja que sus ancestros.

A veces se preguntaba si su hermano Pepino era la princesa de la Cumbre. Suspirando, se resignó a quedarse sin una respuesta, por lo que, ahora que ya había llegado, decidió tocar unas cuantas veces a la puerta, aún sabiendo que su Bro estaba en el patio.

La Nueva Oportunidad De Hermano AviónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora