San Valentín

694 108 30
                                    

Y paso lo que tenía que pasar.

Luo Binghe se apropió de los 3 reinos, a través de una gran lucha en la que, gracias a sí mismo, Shang Qinghua no fue participe.

Aunque, las huellas de la guerra permanecieron y el dolor de ambos bandos seguía en el aire, Shang QingHua estaba feliz, no por la masacre, sino porque su cantidad de trabajo había disminuido misteriosamente. Era extraño, no lo negaría, pero le convenía más que andar con miles de papeles en sus débiles brazos.

¿Había razón para preguntar? No, ninguna, al menos para él, no.

Ahora trabajaba lo normal, lo que la ley justa estipulaba: 8 horas

De ahí se la pasaba de aquí para allá, entreteniéndose con lo que encontrara, jugaba con los insectos y de vez en cuando, hasta podía leer sus novelas eróticas que tenía debajo del colchón.

¡Era lo máximo! ¡Adorado seas Luo Binghe!

Sin embargo, un día donde estaba en su cama leyendo boca arriba, logró observar a dos demonios que pertenecían a la servidumbre, parecían, por lo que pudo notar Shang Qinghua, estar en algún tipo de relación romántica.

Ambos sonrojados por la presencia del otro, tocándose cariñosamente y mirándose con pasión.

Shang QingHua siguió mirándolos un rato más, cerrando su libro y dejándolo a un lado suavemente, para que no se percataran de su presencia.

De repente, uno de los demonios sacó una "caja decorada", que en realidad era una caja de madera con ramas secas, y con un olor a podredumbre que podía legar hasta la nariz de Hermano Avión.

Era realmente asqueroso, hasta podría decir que un baño público se veía mejor que esa "caja decorada".

En esos momentos, Shang Qinghua se reprochaba el haber sido capaz de dar semejantes gustos a sus creaciones.

No obstante, aquellas acciones melosas, le recordó una fecha familiar.

¡El día de San Valentín!

Bueno Avión Disparando Hacia El Cielo, no era exactamente participe de esa celebración, sino una sombra solitaria a la que le encantaban las ofertas, fuera de eso poco existía de esa fecha que le agradara.

No tenía muchos amigos y ni hablar de una novia, sus experiencias amorosas siempre resultaban de manera desastrosa, así que mejor evitar el daño y tragarse su pena.

Lo que más comía era, obviamente, chocolate, por su hermoso precio.

Desde que transmigro, en contra de su voluntad, probó distintos tipos de dulces, sin embargo, nada parecido al delicioso sabor de una barra de aquel manjar.

Con la nostalgia invadiéndolo, los deseos de tener aquella golosina y degustarla en ese mismo instante, se intensifico radicalmente. Obvio, era un capricho del momento, pero uno que Shang Qinghua se podía permitir.

Revisando su "inventario", sí muy parecido al minecraft, recordó que tenía cacao, era lo principal para hacer chocolate, o eso suponía, no por algo perdía el tiempo todos los días de su anterior vida.

En su mundo, cuando la inspiración se iba, Avión hacía tonterías para volver a iluminarse; incluso leer las etiquetas de las porquerías que ingería, tantas veces que llegaba a memorizar esa información inútil, que ahora valía oro.

Que mas daba, sería cuestión de falla y error.

Con esa idea, salió de su habitación con dirección a la cocina para empezar el experimento.

Cogió diferentes utensilios, haciendo un desorden por donde sus manos tocaban, no obstante, pese a que estaba prohibido armar ese tipo de líos en el Reino Helado, ningún demonio hizo algo por detenerlo.

La Nueva Oportunidad De Hermano AviónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora