Ari es demasiado responsable como para dejarse llevar, pero cuando su amistad con San empieza a ir un poco más allá tiene que decidir qué prefiere: ¿seguir siendo la chica de hielo o derretirse con el fuego del idol?
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Cuando Ari y San tienen que...
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San estaba tumbado en la cama, descansando, cuando Yunho, su compañero de habitación, entró para decirle que Hongjoong quería hablar con todos en el salón y que fuera de inmediato.
Estaba muy cansado, hacía relativamente poco que habían acabado sus promociones del comeback, y estaban ya preparando la que sería su próxima gira mundial, ensayando las coreografías y las canciones que estarían en el repertorio, al igual que los looks que llevarían y estilismos, haciéndose mucha pruebas por si quedaban bien en conjunto o no.
Sin muchas ganas, porque le apetecía seguir solo y tumbado, se dirigió al salón. No era raro que el líder hiciera ese tipo de peticiones. Normalmente, al menos una vez por semana, si era posible, se reunían para hablar de cómo había ido o cómo estaban, si tenían alguna queja o algo no les había gustado, normas de convivencia, siguientes horarios o planes para el grupo... Lo normal cuando ocho personas tan distintas entre sí vivían juntas.
Sin embargo, por el ambiente que notó cuando se sentó al lado de Wooyoung, que solo verlo le había hecho un gesto para que no se fuera muy lejos, que lo quería tener cerca, no parecía que iban a hablar de eso.
Era extraño, más relajado, casi divertido, todos bromeaban entre sí. Hongjoong, ni tampoco a Seonghwa que solía llevar el peso de las conversaciones cuando se trataba de asuntos del dorm, su organización y limpieza, estaban tensos, al contrario, bromeaban con los demás.
—¿Y bien? —quiso saber Yunho, algo inquieto—. Que ya estamos todos, no nos hagáis esperar más.
—Seguro que nos va a reñir por algo, como si no lo viera... —terció Wooyoung, riéndose de esa forma tan contagiosa y le apretó la pierna a San en un gesto cariñoso—. Como si no supiera que no puede controlarnos.
—Al menos algunos nos comportamos mejor que otros —rebatió Yeosang, molestando de forma más que evidente y queriendo a su mejor amigo, como era habitual—. ¿Irrumpir en Vlives ajenos ya es costumbre? Porque batirás un récord.
—Ni que eso fuera grave, al menos San me invita al suyo de su cumpleaños, no como tú, que me odias e ignoras —le devolvió para luego guiñarle un ojo con complicidad—. Él es un buen mejor amigo y no me conoce desde hace tantos años...
—Sí, porque uno bueno se acuerda del cumpleaños del otro, no lo felicita cuando ya ha pasado...
Todos se rieron, más que acostumbrados a los intercambios, llenos de pullas, pero sin malas intenciones, de los dos. Llevaban años juntos, y al menos, una vez por día, ocurrían, era su forma de demostrarse amor, sobre todo frente a los demás.
—¿Qué es lo que pasa? —preguntó Seonghwa, que estaba en la punta del sofá, mirando de forma directa a HongJoong—. Porque aún no has dicho nada.
El líder tragó saliva antes de empezar. Si hubiera estado más serio, por sse gesto, San se hubiera pensado lo peor.
—El CEO vino a hablar conmigo el otro día y con nuestro manager porque quiere reunirse con nosotros.
