칠. real life

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Cuando Ari llegó al sótano del edificio principal, esperaba que al menos Seonghwa estuviera ahí. De todos los miembros de Ateez, el que era más puntual sin duda alguna era el mayor, siempre atento a ese tipo de detalles. Quizá por eso se llevaba tan bien con él, porque tenían muchas cosas en común y un sentido de la responsabilidad parecido.

De Polaris solo esperaba que ninguna llegase tarde, que el mensaje que les había mandado en el grupo que tenían con un gran recordatorio, con negritas y letra más grande, fuera suficiente. No desconfiaba de ellas, ni mucho menos, pero era algo muy importante, no quería quedar mal delante de toda la gente que estaba involucrada. Menos aún después de la confianza que habían depositado en ellas.

No era la primera vez que grababan un dance practice, pero sí el primero de una coreografía para unos premios y no suyo, porque era de Ateez, ellas solo estaban ahí para la colaboración.

Al abrir la puerta vio que era la primera, algo normal debido a que había llegado media hora antes de la hora en la que su manager las había citado.

Como estaba sola, dejó la bolsa en la que llevaba lo necesario a un lado de la pared, sacó el móvil y puso una de las canciones que más recuerdos le traía de su época de gimnasta.Daba igual el tiempo que hubiese pasado desde aquel entonces, siempre que podía, la usaba para calentar los músculos antes de bailar.

Era una manera de seguir conectada con lo que había sido gran parte de su vida, lo que le había llenado y lo que todavía guardaba un sitio especial en su corazón.

Pese a que eran ejercicios muy básicos, unos en los que su función principal era estirar, se dejó llevar, fluyendo al ritmo de la música, haciendo los movimientos lo más grandes posibles.

Al acabar la canción, justo antes de que pudiera poner la que seguía, unos aplausos la sobresaltaron, por lo que dejó lo que hacía, se incorporó lo más rápido que pudo y saludó a la persona con una reverencia.

Twilight ― Choi SanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora