𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐠𝐢𝐫𝐥 [James Potter]

Chapter eleven-Emma is a big girl

Era casi medio día cuando me desperté. Unos brazos envolvían mi cuerpo y yo aferraba ese mismo cuerpo a mí, casi con miedo a que se fuera.

Besé con ternura esa cabellera rubia perteneciente a mi novia, Emma.

Joder, ya es mi novia. Mi novia, que bonito suena.

Me sentía la persona más feliz del mundo, lo juro. Aunque veía muy borrosa a Em, era la mejor vista del mundo. Gracias, James de mi vida pasada, te debo mucho.

Ahora que lo recuerdo, es el cumpleaños de alguien...

Con muchísimo cuidado, me levanté, agarré mis gafas de la mesa de noche y salí de mi habitación. 

Cuando cerré la puerta con un suave 'click', sentí las miradas divertidas de mis padres clavadas en mí. Me giré hacia ellos y cerré los ojos fuertemente mientras negaba con la cabeza. Una sonrisa enorme se extendió en mi rostro y me acerqué a abrazar a mi madre.

—¿Está despierta?

—Aún no—respondí mientras en mi mente aparecía su imagen, envuelta en mantas, con las mejillas rojizas por el frío y sus facciones relajadas. Me froté los ojos ante eso.

—En ese caso, vamos a por su desayuno. Ya están Remus y Sirius con la decoración en el salón.

—¿La tarta?

—La dejé lista anoche, papá.

—¡No os puedo dejar solos, a vosotros dos!—sorprendió mi madre a los dos tortolitos, que se separaron rojos como tomates. Detrás de mi madre me burlé de ellos junto a mi padre, mientras Caniche Estiloso nos miraba mal y Remus se disculpaba con mi madre y volvía pegar los globos blancos en la pared.

Me fui a la cocina y me tomé un vaso de zumo de naranja para luego agarrar la bandeja de desayuno que le había preparado a Em, en la cual estaban sus desayunos preferidos: tortitas rellenas de chocolate, fresas troceadas y un batido de chocolate con nata.

Tomé el tulipán rosa del jarrón y lo puse en la bandeja.

Con cuidado, le dije a mi madre que ya era el momento y que estuvieran preparados mientras yo despertaba a mi chica.

Entré, dejé la bandeja sobre mi escritorio y me senté a la cama para comenzar a llenar su carita de besos. En el tercer beso vi como sus rosados labios formaban una sonrisa y fruncía la nariz como un tierno gatito. Dios, un día de estos me iba a matar. ¿Es posible que una persona ame tanto a alguien como amo yo a Emma? Definitivamente no.

—Vamos, chica bonita, hay que despertarse. 

—Estoy dormida, chico bonito.

—¿Y si hago esto?—empecé a hacerle cosquillas que hicieron que ella abriera sus preciosos ojos azules mientras me suplicaba que parase entre risas argumentando que estaba despierta. 

Le di tiempo para que calmara su respiración y luego besé la punta de su nariz.—Feliz cumpleaños, Em.

—¡Ostras, es verdad! ¡Hoy es mi cumpleaños!—Exclamó mientras su sonrisa se hacía más grande y yo me reía levemente por su despiste.

Me puse de pie, alcancé el tulipán y se lo entregué. —Para un ángel bajado del cielo.

Ella se colgó de mi cuello, abrazándome con sus bracitos y yo besé su mejilla repetidas veces.

—Eres muy linda—susurré mientras ella me robaba un beso.

—Tú eres aún más lindo, James—dijo ella en el mismo tono con las mejillas sonrojadas.

—Y esta chica bonita tiene que desayunar porque no queremos que se enferme—Dije con tono cariñoso mientras repartía besos por sus mejillas.

—Si me sigues mimando con comida me voy a tener que acabar casando contigo, chico bonito.