c a p í t u l o ~1~

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-Si no me subo qué vas a hacer, ¿obligarme?
-¿Te llevo?- Esta vez me hizo la pregunta mirando al frente dándome la espalda pero sin insistir, con tono más grave y dejándome caer sus palabras como un, "¿si o no? ¿seguro prefieres quedarte ahí?"
Y no lo sabía. No sabía que quería porque no sabía si quería algo o no. Ya no veía ningún futuro para mí, por lo tanto menos aún un futuro para hoy. ¿Qué pasaría, a dónde iría, qué estoy haciendo con mi vida, qué es lo que quiero hacer?

Bueno, está claro de que hay dos opciones claras:
Quedarme dónde estoy y seguir cuestionándome cosas a las que aún no sé responder y supongo que durante mucho tiempo tampoco podré.
Subirme a la moto del desconocido de ojos llorosos.

¿Cuál elegiría alguien que no fuese yo? Supongo que quedarse dónde está, luego ir a su casa, coger sus cosas y yo que sé, formar su nueva vida, sin embargo como ya he dicho mis padres no me van a recibir en casa a estas horas sin dinero y no quiero seguir dónde estoy, pero la segunda me parece demasiado atrevida para mi gusto por lo cual me agobia también.

Mientras seguía pensando como siempre en qué hacer con mi vida y qué decisión tomar al respecto, el chico de la moto arrancó y aceleró.
-¡Espera! - Sorprendentemente me hizo caso al tercer grito el cual ya pensé que no oiría por el fuerte sonido del motor. Me dirigí hacia él con las sandalias en las manos y el bolso. -¿Puedes meter esto en algún sitio? Si no se me va a caer.- Le dije tímidamente.

La verdad, intimida que alguien te mire a través de una pantalla en la cual el único reflejo que ves es el tuyo propio y encima no te gusta lo que ves.
El chico se levantó para levantar el asiento y poner dentro mis cosas.
-Gracias.- Solo se quedó frente a mí, mirándome, supongo, un segundo. Luego volvió a subirse y ya no repitió su frase favorita "te llevo", simplemente esperó para que me subiera.
-¿Es un buen momento para decir que nunca me he subido a una moto?- le pregunté. ¿Por qué? No lo sé. Innecesario pero necesario. La respuesta de su parte fue otro bufido, esta vez parecía un bufido sarcástico.
Él me señaló mis piernas y un tipo de palancas que salían desde abajo y luego mis brazos y sus hombros. Se volvió a dar la vuelta después de su explicación mediante señas.
-Si no me hablas no me subo. No soy muda. - NO, lo que eres es tonta, tonta, tonta. ¿Qué dices? Qué más te da que no te hable, quizá es muy tímido. O a saber.

Él en respuesta aceleró y se distanció un poco de mí con la moto. Yo me cagué en mi poco cerebro y recordé que tenía mi bolso y mis sandalias las cuales no me importaban, pero, por desgracia el móvil sigue teniendo cosas importantes.
-Vale, vale, vale- grité otra vez como una estúpida subiendo la cuesta hacia la moto- Déjalo, lo intentaré.
Hice los pasos tal cual me dijo, pero lo conseguí a la cuarta y casi nos caemos de la moto a la tercera, pero bueno, si después de todo me quiere llevar, yo encantada, creo. ¿Ir en moto da vértigo? ¿Tengo vértigo? ¿Existe la fobia a montar en motos?

Sin RumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora