Sólo somos hermanos.

CAPÍTULO 25

Capítulo dedicado a @Caro_Meow

Nos pasamos toda la tarde viendo películas con los chicos, pero ahora ya era de noche y se fueron a sus respectivas casas, bueno, o eso nos dijeron.
- ¿Pedimos pizza?.- pregunté a Luke mientras buscaba algo en la televisión.
- Sí.- me respondió desviando la mirada con una sonrisa.
Llame a la pizzería y le pedí un par de pizzas que a los veinte minutos trajeron a casa.
- Son veintitrés con cuarenta.- dijo el repartidor mientras me tendía el ticket.

Me di la vuelta buscando mi cartera, que no recordaba donde la había dejado. Ví la de Luke y con una sonrisa me acerqué a ella y cogí el dinero correspondiente.
Le pagué y entré de nuevo en el salón con el par de pizzas.
- Mmm, ya han llegado las pizzas.- dijo Luke victorioso mientras se frotaba las manos.
- Si.- dije de la misma manera.

Pusimos the walking dead mientras comíamos las pizzas.

- ¿Quieres aprovechar esta noche?.- le pregunté.
Sonrió maliciosamente mientras arqueaba una ceja.
- Continúa.- dijo de la misma manera.
- Que malpensado eres.- le tiré un cojín.- Digo que si salimos a tomar algo, son las diez y cuarto es pronto.
- Me parece bien.
- Pues...pues subo a cambiarme.
Subí a mi cuarto y me encerré en el baño.
Me quité toda mi ropa y me metí rápidamente a la ducha. Tardé tan solo apenas diez minutos en ducharme. Salí lo más rápida que pude a buscar ropa. Cogí una muda blanca y me la puse. Abrí el armario y saqué lo primero que ví que fue un vestido negro por encima de las rodillas con un poco de volante. Me puse unos zapatos con un poco de tacón negros y entré al baño a arreglarme. Me maquillé y me peiné mi pelo en un moño extraño.
Tardé solo media hora, que para ser una chica es bastante poco.
Bajé las escaleras un poco dramática y Luke me miraba sonriente mientras bajaba.
- Oh, estás preciosa.- dijo mientras agarraba mí mano y daba una vuelta.
Sonreí.
- Gracias, tú tampoco estás mal.
Sonrió y me abrió la puerta caballerosamente.
Fuimos a su coche y nuevamente me abrió la puerta.

- ¿Y dónde vamos?.- pregunté después de estar un rato en el coche.
- A un bar que abre de noche, es enrollado.
- ¿Tipo disco?.
- Exacto.
Sonreí. Amaba las discotecas.
Tardamos quince minutos en llegar.
- ¿Te gusta?.- me preguntó mientras entrábamos.
- Sí, me encanta.
-¿Que quieres tomar?
- Mmm, tequila, ¿tu?.
- Cubata.
Pedimos y nos sentamos en una mesa.
Pedimos otra ronda.
Otra más.
Y otra....
Otra...
Bueno, ya no sé ni cuantos pedimos.
- ¿Quieres bailar?.- dije riéndome mientras tiraba de su camiseta.
- ¡Nooo! Yo no sé bailar.- dijo y después se tropezó.
Yo me empecé a reír más fuertemente.
- Pues yo te enseño.- dije mientras nos uníamos a la pista.
Al principio solo hacíamos tonterías. Luego ya nos empezamos a juntar más. Puse mis manos alrededor de su cuello y el alrededor de mi cintura.
Parecía que todo hubiese desaparecido, que solo quedásemos él y yo. Nos fuimos acercando hasta que nuestras bocas se juntaron en un profundo beso. En ese momento solo estábamos él y yo.
Entreabrí mi boca para dejar pasar su lengua, que se juntó con la mía.
Nos separamos jadeantes por falta de aire.

Estuvimos de copas y bailando más o menos dos horas más, porque a la una de la madrugada llegamos a casa.
- Deberíamos marchar.- le dije a Luke mientras me apoyaba en una mesa.
- Sí, yo también creo eso.- dijo y me agarró del brazo para sosternerme.

Llegamos al coche, donde poco después de entrar, me quedé dormida.

Llegamos a casa.
- Hey, Rose, despierta.- dijo Luke mientras abría los ojos lentamente.
- Idiota, quiero dormir.- le reproché mientras me acurrucaba en el asiento del coche para dormir.
- Ya hemos llegado a casa.- rió.
Volví a abrir los ojos perezosamente. Salí del coche en dirección a casa. Cuando entré , subí como pude las escaleras en dirección a mi habitacion.
-Buenas noches.- le dije mientras le cerraba la puerta en las narices.
- Mmm, buenas noches.- le oí decir desde el otro lado de la puerta un poco aturdido.

Me quité los zapatos y me metí en la cama con en vestido. No tenía ganas de nada, ni siquiera de ponerme el pijama.

(...)

Me desperté algo incómoda por el vestido que estaba completamente retorcido. Me levanté vagamente y me quité el vestido. Me puse unos shorts amarillos y una camiseta con letras amarillas y en los pies unas converse blancas. Me deshice el moño y quedó todo despeinado, pero ya lo peinaría.

Bajé las escaleras con la idea de tomar algo fresco.
Me dirijí a la cocina y estaba Luke sin camiseta bebiendo zumo.
Para comérselo...
No lo dudo.

Envolví mis manos alrededor de su cuerpo con la intención de que me diese zumo.

- ¿Quieres?.- me dijo refiriéndose al zumo.
Asentí repetidas veces.
- Si.- exageré la "i".
- Pues dame un beso.- puso morritos.
Me acerqué y le dí un beso en la mejilla.
- Ya está, dame.
- No, aquí.- dijo y señaló su boca.
Me acerqué a él, lentamente para que le jodiera más. Cuando por fin junté nuestros labios, él me aprisionó contra la pared, haciendo el beso más profundo.

- ¡Rose! ¡Luke!.- gritó mi ¿madre?.- ¿Qué cojones estáis haciendo?
Mierda.
- Nada.- dijo Luke seguro de si mismo.
- ¿Qué ha pasado?.- preguntó Billy.
- se estaban besando.- respondió mi madre.- ¡Que sois hermanos!
- ¿Estais juntos?.- preguntó ahora Billy.
Luke asintió, yo negué y le dí un codazo.
- Sí.- respondió nuevamente Luke.
- No podéis seguir juntos.- dijo mi madre pensativa.- Primero, dadme los móviles.
-¿Los móviles?.-pregunto Billy confuso.
- Cuando se muden no pueden tener contacto.- agregó mi madre.
- Tú no puedes decidir por mí o por él si vamos a estar juntos o no.- dije.
- Es por vuestro bien.- me contestó mi mamá.
- ¡Por nuestro bien dice! Te odio.- grité furiosa.
- ¿Y lo de mudarnos?.- preguntó Luke con aparente mal humor.
- En un tiempo, hasta que no os gustéis.- le respondió Billy.
- Tú Rose, iras a Phoenix, con los abuelos y tu prima Christine.- me dijo mi madre.
- Y tú Luke, a Seattle, con tu tía Mackencie, tu tío Rory, y tu primo Daniel.
- Os estáis pasando.- gritó Luke.
- No, solo queremos que no volváis a estar juntos.- dijo su padre intentando consolarle, pero Luke le quitaba.
- ¡No te quiero volver a ver jamás!.- grité a mi madre, a quien se le escapaban las lágrimas.

Subí a mi cuarto y hice mis maletas. No quería volver a esa casa nunca.

Marchamos al día siguiente, él a Seattle y yo a Phoenix. No nos dejaron hablarnos ni nada. Yo avisé a los chicos por Facebook. Me dejaron su número. Pero sabía algo, que no íbamos a ser los mismos. Tenía la sensación de que íbamos a perder el contacto.
Ahora estaba tirada en la cama, llorando.
No le iba a volver a ver y lo habíamos dejado.
Todo es una puta mierda.

FIN.

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