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Ahí se encontraba acostado aquel niño con rebelde cabello negros azabache.

Perdido en su mundo de pensamientos.
Su abuelo le había comentado que se tendrían que mudar debido a que le había surgido trabajo en otro lugar.

Él tampoco tenía nada que dejar atrás en aquel lugar, todo el mundo le odiaba y su ex novio le había engañado con su "amigo".

Lo único en lo que pensaba era en él, Elle todavía amaba a aquel hombre aunque le había causado tanto dolor, a él no le importaba eso ya. El dolor le podía y prefería estar solo a estar con aquellas dos horribles personas...

-¡Elle baja a la cocina!- Era su abuelo, Watari, llamándole ya que se hacía tarde.

La ansiedad comenzó a crecer en sus entrañas.
La preocupación sobre cómo le iría está vez en su nuevo instituto se apoderaba de él. Pero tampoco tenía nada que perder.

Había sufrido mucho en este lugar y ya era hora de dejarlo todo a atrás, o por lo menos intentarlo.
Al bajar su abuelo le dio el desayuno, y al acabarlo los dos cogieron las maletas y se subieron al coche.

-Elle, no va a ser tan malo, conocerás nueva gente y nuevos amigos, ¡mira el lado bueno!- Eso es lo que le decía su abuelo, aunque él no estaba atento. El azabache estaba sumido en sus pensamientos y sus preocupaciones sobre el nuevo instituto y caerle bien a sus nuevos compañeros, ya que los otros le odiaban a más no poder.

Llegaron todavía temprano, ya que salieron de madrugada. Al entrar a su nueva casa se instalaron y empezaron a acostumbrarse, aunque a Elle no le acababa de convencer.
Mientras Elle colocaba sus cosas encontró un álbum de fotos con sus amigos de la infancia.

Sonrió para si mismo hasta que la realidad le golpeó en los ojos.

Logró reconocer a su exnovio, sus ojos empezaron a volverse cristalizos y una lágrima salió por su ojo azabache con aquellas ojeras de tanto llorar.

Seguía pasando páginas, intentando alegrarse aunque sea un poco.

Pero la realidad era que casi todas las personas que aparecían ahí ya no se acordaban de él, ni siquiera tenían contacto.

Paró en una página; una foto de él junto a su exnovio y un niño más.
No se acordaba de él, quería ir a preguntarle a su abuelo, por lo menos para saber su nombre, pero le quitó importancia y siguió pasando páginas.

Aquel niño aparecía en unas cuantas fotos, Elle empezó a recordar; habían sido buenos amigos de pequeños, pero un día simplemente se mudó y nunca más supo de él.

Hasta que se hizo hora de ir a su nuevo instituto:

Elle se colocó su mochila a la espalda y se despidió de su madre -Ten cuidado hijo mío, ¡te quiero mucho!- fue lo que le dijo su abuelo a Elle -Vale abue, yo también te quiero- fue su respuesta.

Salió de su casa mientras se colocaba sus cascos para poner música, en momentos como estos le solía tranquilizar mucho la música. Puesto que siempre estuvo para él cuando nadie más lo hizo.

Al llegar a su instituto se quitó los cascos y empezó a vagar por los pasillos mirando el móvil mientras buscaba la sala de la orientadora, pero de repente se chocó con alguien, subió la mirada y vio a aquel niño poco más bajo que él con aspecto amenazador

Pelo castaño, ojos marrón caramelo, piel medianamente bronceada, bastante guapo y atractivo. Se le veía bastante bien en forma.

-¡¿Que te pasa anormal?!- fue lo que le dijo aquel individuo -lo siento, no estaba prestando atención- Respondió con indiferencia.

Le empujó el hombro y le advirtió: - A la próxima te pego una paliza, nuevo- dijo aquel niño alto de pelo color caramelo "¿Que le pasa a este?" pensó Elle.

Luego de un rato llegó a la sala de la orientadora, se llamaba Noelia.
Ella le dio sus horarios y todos los libros para sus clases.

Después de hablar con Noelia él empezó a caminar hacia su clase de inglés, al llegar se sentó al final del todo para no tener que hablar tanto con sus compañeros. Todavía no estaba preparado, la idea de socializar hacia que entrara en pánico. Él había llegado 10 minutos antes así que no había nadie en la clase.

Al rato empezó a entrar gente, eso a Elle no le importó mucho ya que no era de su incumbencia en verdad.
Luego de unos minutos una persona le tocó el brazo y al levantar la cabeza se encontró con una linda chica con cabellos rubios como el sol.- ¡Hola! Soy Misa Misa, como te llamas?- fue lo que dijo aquella linda chica -un gusto Misa Misa, soy Elle - respondió él. - Ya tienes con quien ponerte en el almuerzo L?- le preguntó Misa Misa, Elle negó con la cabeza, ya que no conocía a nadie, -¡perfecto!, ¿Te quieres poner conmigo?- preguntó Misa Misa, a lo que Elle le respondió que si.

Vaya, era basta extrovertida.

-¡Chicos, sientense que la clase va a comenzar!- dijo la profesora entrando al aula.

En medio de la clase Elle se había percatado de que en su aula estaba aquél chico borde de pelo caramelo, aunque no le dio mucha importancia para no meterse en problemas.

Al acabar la clase Elle se fue con Misa Misa a la cafetería para recoger su desayuno.

-¿Que tal te ha parecido la clase Elle?- dijo Misa Misa

-Estuvo bastante fácil, todo esto ya lo he dado yo- respondió Elle

-¿Si? ¿Has ido a extra escolares o algo?- le preguntó Misa Misa por curiosidad

-Algo así, por cierto Misa, ¿te podría preguntar por alguien?- dijo Elle

-Claro, ¿sobre quién?-

-es sobre un chico de cabello color caramelo de nuestra clase, que es un poco borde- dijo Elle

-¿Light? Es un cabezón y un borde, no te preocupes por él, es así con todo el mundo- le respondió Misa Misa.

-Oh, vale- dijo Elle antes de ponerse a comer.

Después de estar comiendo y hablando con Misa Misa un rato, alguien cogió el batido de Elle y se lo tiró encima, cuando Elle se dió la vuelta vio que era...

Las Pinceladas De Tu CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora