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Hoseok respiró hondo cuando entre los tantos mensajes de su celular, halló uno de su madre.

"Si volviste a la normalidad, puedes regresar a casa cuando desees."

Era el mismo mensaje de mierda que le enviaba todos los meses desde que se había ido de casa. Hace cinco años.

—Aún no puedo creer que todos mis traumas me los hubiesen provocado ustedes.... —suspiró al recordar a sus padres— Y yo pensando que de verdad me querían. —soltó una carcajada.

Debería haber seguido a su corazón aquella tarde.

Hablando con Seulgi, ella le aconsejó que dejara de martirizarse por el 'hubiera', porque lo hecho estaba hecho y el pasado no podía cambiarse.

En cuanto a las sesiones, quedaban solo dos días de trabajo y ya terminarían.

Anteriormente, había hecho todo lo posible para acercarse más a su amado. Solían decir que si amas algo, debes dejarlo ir... Pero según él, si amas algo debes luchar por ello hasta el final.

Los últimos años se había dedicado a ver a Hyungwon desde las sombras, enviándole buenos deseos a través de sus pensamientos, y quizá guardó uno que otro recorte de los momentos más lindos en la carrera del castaño. Fotos de él en sus primeras galas, sus portadas más exitosas, entre otras.

Se sentía miserable, pero ver como el talento de Hyungwon se hacía conocido poco a poco, era una caricia al alma.

Porque se lo merecía. Se merecía el mundo y quizá se quedaba corto.

—¿Te llevo a tu casa? —le preguntó amablemente— Está lloviendo horrible afuera...

—Bien. —asintió.

Entonces, ambos terminaron en el auto de Hoseok, con la música baja y en un silencio que el mencionado rompió pronto.

—¿Cómo te ha ido estos últimos años? —preguntó despacio— Te volviste un éxito. —sonrió.

—La verdad es que sí... Aunque todo sucedió rápido, pero creo que pude manejarlo bien. Aún me pongo algo nervioso cuando hay mucha gente que está expectante a mis errores, pero luego recuerdo que nací para esto y ellos dejan de importarme. —rió— ¿Y tú que haces siendo fotógrafo? Siempre pensé que serías un importante empresario.

—No me gustaba nada de eso. —negó con la cabeza— Era lo que mis padres querían, y yo soy horrible en matemáticas. Me habría ido a la quiebra en semanas. —suspiró— Esa es otra de las tantas cosas que lamento.

—¿Por qué? —dijo confundido.

—Seguiría contigo si no hubiese tratado de ser el hijo perfecto, te habría seguido a donde tú me lo pidieses. —se encogió de hombros— Honestamente, eres de lo único que no me arrepiento. —se sinceró— En fin, creo que es allí, ¿no?

Efectivamente, estaban frente al departamento del más alto.

—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó finalmente— Siempre supe que no eras del todo feliz... Pero... Tanto tiempo...

—Después de ti... Pasó un año en que ya no lo soporté más y decidí irme del pueblo, porque de la casa ya me habían echado ellos. —soltó una carcajada.

—¿Y esa cicatriz en tu mejilla? No la tenías... —preguntó despacio.

—Ah, papá me arrojó uno de los floreros cuando me estaba yendo. —rodó los ojos, estacionando lo más cerca posible.

—Lo siento por eso.

—Nah, no lo sientas. Al menos desde ese día por fin pude ser yo. —le sonrió— ¿Sacaste tus llaves?

—Sí. —asintió.

—Bien... Entonces, nos veremos mañana. —mordió su labio— Gracias por dejarme traerte.

—Nos vemos, Hoseok. —se despidió mientras corría a la puerta, para no mojarse.

Hyungwon pensó antes de irse a dormir en lo lindo que podría haber sido el pasado.

Y también el presente.

Pero se sentiría estúpido si lo dejaba entrar a su vida como si nada, después de todo lo que había pasado.

¿Por qué a él?

JAMAIS VU // 2WONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora