Oscura Obseción ~ GaaNaru ~ GaaMitsu ~

Volví Mi Amor 🧜‍♂️

Naruto llegó al fondo del océano donde habita su raza acuática. Ahí estarían a salvo. Buscó un sitio aislado y colocó a Mitsuki. Luego se dedicó a curarlo y fortalecerlo.

Tenía que asegurarse que estaba fuera de peligro antes de ir x esos asesinos, su poder había despertado del todo ya.

Mirando su hijo mayor dormir la culpa lo embargó profundamente debido a que era consciente de no haber sido un buen padre con él, desde la aparición de Gaara.

Lo amaba pero Mitsuki lo amaba con mayor intensidad que él. Y sabía que Gaara amaba a su hijo, era Mitsuki el verdadero dueño de su corazón no él.

Repentinamente las lágrimas humedecieron su rostro. Si en verdad quería enmendarlo todo debía liberar a Gaara y permitirle a su hijo regresar a él.

Luego tendría que desaparecer, era su deber. Decirles adios tanto a Gaara como a sus dos hijos. El rubio cerró los ojos tomó la decisión correcta ésta vez.

Sujetó a Mitsuki entre sus brazos y nadó hacia las aguas de los recuerdos donde lo sumergió al completo.

El peliceleste fue recuperando uno a uno todos sus recuerdos. Su intenso dolor junto a su desesperación por ser forzado a alejarse de su gran amor volvían a invadir su alma.

Cuando despertó salió del lago y miró a su padre con dolor y furia intensa.
—Tú...
— Lo siento hijo

— ¿Por qué me salvaste? Era tu oportunidad de deshacerte de mí
— Nunca
—¿Por qué?
— Eres mi hijo por dios

—¡Eso no te importó a la hora de arrojarme a las aguas del olvido!
— Estaba equivocado Mitsuki. Tú lo amas con mucha más intensidad que yo....lo lamento....

— ¿Por qué me devolviste los recuerdos padres? — Mitsuki empezaba a llorar debido al intenso dolor que su alma sentía.

Naruto conjuro una botella e introdujo un poco de las aguas del recuerdo en su interior, luego la cerró y se la entregó a Mitsuki.

— Tanto Gaara, como Shinki y tu hermano te olvidaron. Pero hazle beber de esas aguas y todos sus recuerdos volverán a ellos.

— ¿Y tú? ¿Qué harás?
— Matar a esos malditos piratas y a quienes los apoyan en el pueblo. Liberar a nuestra raza y hundir esos barcos de la muerte. Por algo soy el dios del océano ¿cierto?

— P-Pero padre...
— Regresa junto a Gaara hijo. Es lo mejor. Yo no volveré, se que él cuidará de tí y de tu hermano.

Mitsuki así lo hizo. Llegó a la pulpería y les sirvió un poco de las aguas del recuerdo a Gaara, a Shinki y a Dan haciendose pasar por un vendedor. Al instante siguiente los tres recuperaron todos sus recuerdos. Los niños se alegraron al verlo y corrieron a sus brazos.

Lo besaron uno en cada mejilla. Mitsuki lloraba de la felicidad mientras los abrazaba y besaba también.

—¿Te quedarás ésta vez papá? — preguntó Shinki
— Por supuesto mi amor, no volveré a marcharme.
— Que suerte hermano, te quiero mucho. — dijo Dan — Pero ¿y papá?

— Dan él.. no volverá jamás. Sacará a los chicos malos del pueblo y se quedará en el océano.
—¿Por qué?

— Él no es como tú y yo, él necesita vivir en el océano. Pero no creas que no te quiere. Él te adora hermanito.

Ambos hermanos se abrazaron con fuerza. Luego Dan y Shinki se fueron al interior del lugar donde tenían un departamento. Allí se quedaban mientras sus padres trabajaban.

Gaara aguardó paciente a que los niños lo saludaran. Cuando llegó su turno se perdió en sus brazos, y lo besó con hambriento deseo.

Ambos se perdieron en ese beso pasional tan necesitados el uno de otro. Cuando se separaron para respirar el peliceleste dijo:

— He vuelto mi amor, volví por tí y los niños.
—¿Es cierto que...él no volverá?
— Muy cierto
— ¿No te volverá a separar de nosotros....de mí?
— Nunca más

Gaara respiró aliviado, en verdad se sentía sucio al haber sido obligado a responder a los caprichos de Naruto. Por más dios que fuese, él jamás lo amó. Pero ahora estaba junto a Mitsuki y todo estaría bien.

Era el atardecer y ellos cerraron la pulpería temprano. Sin embargo optaron quedarse en el departamento ese por esa noche.

Mitsuki les dijo que no debían salir hasta el amanecer porque Naruto, como el dios del océano que era, se ocuparía de los piratas esa misma noche.

— Perfecto — dijo Gaara sintiendose realmente feliz — Pasaremos la noche aquí como la verdadera familia que eran, los cuatro juntos.

No podía dejar de abrazar a Mitsuki, lo mismo les sucedía a los niños. El peliceleste volvía a sentirse en casa y feliz.

Esa noche una densa y espesa niebla proveniente del mar, cubrió tanto la playa como el pueblo al completo.

Todos los pueblerinos supieron, en ese momento, que el dios del océano había empezado a actuar. Los piratas estaban condenados a muerte.