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Mi hermano se giró, al vernos nos sonrió feliz. No pude evitar fijarme en su abdomen, sus definidos músculos habían desaparecido, ahora tenía barriga cervecera. Subí mi mirada hasta su rostro, el pelo volvía a estar largo, pero sucio y estropeado, además de su barba, la cual había dejado crecer también y se veía igual de mal que el pelo. Llevaba tan solo unos pantalones de pijama a cuadros, ese no parecía mi hermano.

—Por Odín —susurré.

—¡Chicos! —se rio— ¡Madre mía, cómo me alegro de veros! —sacudió la cabeza del mapache—. ¡Ven aquí gamberrete de peluche!

—Está bien, eso no es necesario.

Nos presentó a sus amigos, quienes nos saludaron y ofrecieron cerveza y conectarnos a su wifi. Le explicó a Thor que uno de su videojuego le había insultado, y mi hermano sin dudarlo le amenazó a través de unos auriculares. Tras ello, Thor también nos ofreció bebida.

—¿Estás bien? —le preguntó Bruce.

—¡Si, muy bien! ¿Por qué? ¿No parezco estar bien?

—Pareces un helado derretido —comentó Rocket.

—¿Te marchaste de Asgard para esto? —pregunté completamente molesta—. ¿Para convertirte en esto?

—No...

—¡Eres un egoísta! —le interrumpí—. ¡Me dejaste sola!, ni siquiera te despediste de mí. ¡Soy tu hermana!

—¡No podía quedarme allí! Ese lugar me hacía querer morir.

—¡Claro! Es mucho mejor beber cerveza todo el día mientras comes comida basura y amenazas a desconocidos.

—¿Acaso tú has estado todo este tiempo en Asgard? Los dos sabemos que no.

—¡No era mi responsabilidad gobernar Asgard! ¡Era la tuya! —grité—. ¡Al menos yo me despedí de todo el pueblo y dejé a alguien al mando! Tú desapareciste sin más.

—Jamás lo entenderías.

—¿Qué abandonases a tu pueblo y a tu hermana sin una explicación y sin un adiós? No, lo siento, pero no lo entenderé nunca — finalicé decepcionada.

Salí de la casa y esperé fuera a Bruce y a Rocket, no tenía ganas de seguir viendo a mi hermano, o más bien al desconocido en el que se había convertido. Esperé impaciente a que saliese, daba vueltas de un lado al otro por lo nerviosa que me había puesto esa discusión. Me sorprendió ver que finalmente Thor saliese con ellos, estaba casi completamente segura de que saldrían solos porque en los últimos cinco años el rubio únicamente me había demostrado que piensa solo en sí mismo y en nadie más. Volvimos a la camioneta, él se sentó detrás junto a Hulk y lo agradecí, porque no tenía ganas de cruzar una sola palabra con él. Subimos de nuevo a la nave, hasta llegar a la mansión, Thor entró con una cerveza en su mano y quise morirme de la vergüenza por el mal nombre que le estaba dando en ese momento a nuestro legado, pero no dije nada, no tenía ganas de discutir una vez más.

Rocket se puso a trabajar en la máquina del tiempo con la ayuda de Tony, Hulk preparaba el traje junto a Clint. Al ver que Thor estaba con el mapache, no dudé ni un segundo en ir a ver como iba ese traje.

—Si podemos hacer esto —comentó James—, retroceder en el tiempo, ¿por qué no buscamos al bebé Thanos? Y... —hizo una especie de señas con la mano, dando a entender que podríamos matarlo.

—En primer lugar, eso es horrible —dijo Bruce.

—Es Thanos.

—Y en segundo lugar, el tiempo no funciona así. Cambiar el pasado no cambia el futuro.

—Yo no lo veo tan mala idea —intervine—, y si Thanos está muerto ya no habrá nadie que busque las gemas para destruir el universo entero.

—Sí, aparecerá alguien con su misma idea.

—Retrocedemos, conseguimos las gemas antes de que él se haga con ellas y ya. Problema resuelto —habló Scott.

—No funciona así —dijo Nebula.

—Pensadlo bien —pidió Bruce—. Si viajas al pasado, ese pasado se convierte en tu futuro y tu anterior presente se convierte en pasado, y es imposible que pueda cambiarlo tu nuevo futuro.

—Exacto.

—Nadie ha entendido eso, decidme que no lo habéis entendido —solté.

—Yo solo he pillado que Regreso al futuro es una sarta de gilipolleces —comentó Scott.

—No importa, el caso es que no es tan fácil —finalizó el grandullón.

Para cuando el traje ya estaba preparado, nos acercamos a la gran máquina blanca. Clint se posicionó en el centro de esta y Hulk empezó una cuenta marcha atrás desde el tres. Al terminar, Barton desapareció. Acababa de descubrir que su familia había desaparecido, al igual que Peter y la mitad del universo, esperé de corazón que tuviese la oportunidad de verles, aunque tan solo fuesen diez segundos, pero por lo menos que pudiese darles un último abrazo o decirles que les quería, dado que no tuvo la oportunidad de hacerlo en su momento. A los pocos segundos volvió a aparecer, cayó al suelo y parecía algo aturdido, pero por suerte nos dijo que funcionaba.

Nos reunimos en la habitación que se había convertido en la sala de reuniones, Steve dijo que debíamos saber a qué momento y lugar debíamos viajar para encontrar todas las gemas. Había que elegir objetivos.

—Empecemos por el Éter. ¿Thor, qué sabes?

—¿Está dormido? —preguntó Romanoff.

—Por supuesto que lo está —dije yo rodando los ojos—. ¡Thor! —grité para que así despertase.

—¿Qué? ¿Qué pasa? —se asustó.

—Menudo dios del trueno —comenté.

Se levantó en cuanto Steve le pidió que nos explicase lo que sabía sobre la gema de la realidad, la cual estaba proyectada a su lado.

—Bien, ¿por dónde empiezo? En primer lugar, el Éter no es una gema, es más bien una especie de fango cabreado. Hay una historia interesante. Mi abuelo hace muchos años tuvo que esconder la gema de los Elfos Oscuros —hizo un sonido extraño como si lo que acabase de decir diese miedo, yo rodé los ojos y después se rio él solo—. Unos seres aterradores, y Jane en realidad —puso una foto de la chica sobre la que hablaba—. Jane era el antiguo amor de mi vida. En fin, ella una vez metió la mano dentro de una roca y el Éter se introdujo en ella y se puso muy enferma. Tuve que llevarla a Asgard, que es de donde soy yo, para intentar curarla. En aquella época salíamos y se la presenté a mi madre, que está muerta, y Jane y yo ya no salimos. Esas cosas pasan, ¿sabéis? Nada dura para siempre.

—Thor, por favor, siéntate —le pedí.

—No, no he terminado. Lo único que es permanente en la vida es la impermanencia.

—Y yo que pensaba que el que no estaba cuerdo era Loki —murmuré cansada.

Al fin se sentó, entonces pasó Rocket a hablar de la Gema del poder, mientras el resto comíamos. Nos explicó que su amigo Quill decía que había robado la Gema del Poder de Morag, un planeta. Después pasó Nela a hablar de la Gema del Alma que fue encontrada en Vormir, un dominio de la muerte en el mismo centro de la existencia celestial. Allí Thanos mató a su hermana.

Por fin habíamos terminado de hablar sobre las Gemas y su lugar y año exactos, ahora solo quedaba ponernos esos trajes y viajar.

EL FIN DEL UNIVERSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora