Capìtulo 19

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"¡¿Qué diablos quieres?!" Lo grito con ira, girándome hacia su figura.

"¿Por qué te vas?"

"¿De verdad tienes el coraje de preguntarme?" Levanto la voz, sin importarme estar al aire libre.

Louis asiente y me pregunto si es realmente estúpido.

"¿Por qué tendrìa que quedarme? ¿Tenía que verte follando con otro tipo?" Lanzo un puñetazo a la carrocería del coche para poder liberar la rabia pero resulta ser un movimiento completamente inútil.

"Te recuerdo que eres Tu el que tiene novia y ciertamente no sé tus intenciones hacia mí, solo quería desahogarme, ¿de acuerdo? ¡Lo necesitaba!" Louis levanta la voz palabra tras palabra, tratando de agarrar mi mano aún cerrada en puño.

"¡Claro! Solo déjalo salir, tanto que el pendejo que no jodió con su chica soy yo y ¿sabes por qué? Porque estaba pensando en ti y en lo mucho que quería estar en tu compañía. ¡¡¡JÓDETE!!!"

Lo empujo suavemente para subir al auto y me alejo rápidamente, sin avergonzarme de los ojos brillantes que se me han formado. 

Estoy arruinando mi vida por alguien que me considera uno de tantos. Estoy revolucionando mis creencias sobre mí mismo gracias a él y me paga acostándome con otros para desahogarse. Vete al infierno Louis!

 Otro amanecer, y decir que pasé una noche de mierda es quedarse corto, dividida entre estar enojado con Louis por lo que hizo o estar enojado conmigo mismo porque no tengo ningún derecho sobre él. 

Mi teléfono parece haberse vuelto loco esta mañana pero decido ignorarlo por completo y me encierro en mi estudio para distraerme entre un tatuaje y otro.

No quiero ni almorzar y me tiro una cocacola, recuperandome rápido, el día afortunadamente lleno.

Cole viene por la noche a saludar.

"Harry, ¿vienes ahora o te quedas?" espera al borde de la puerta mi respuesta.

"Anda, anda, me quedarè un rato, ordenando e inventariando".

Él asiente y se aleja, dejándome solo.

Como es mi costumbre, pongo la música a todo volumen y empiezo a arreglar cada uno de los muebles, haciendo un balance de todos los productos en el piso y los pedidos hasta que noto el reloj que marca las diez y media. 

Por hoy es suficientemente piadoso.

Mientras camino hacia mi departamento, me sorprende cuando noto a Louis inclinado frente a mi puerta con los brazos cruzados y luciendo triste.

"Oye"... dice con calma, moviéndose ligeramente para encontrarse conmigo.

"¿Qué estás haciendo aquí? ¿Te has convertido en un acosador ahora?" Levanto una ceja sin saber si sacar la parte cabreada o la que no quiere discutir.

"Te he estado esperando, en realidad te he estado esperando desde el mediodía pero no has llegado a casa... Quería hablar contigo, de hecho, todavía quiero hacerlo".

admite sin problemas y me invade un fuerte sentimiento de culpa al pensar en todas las horas que pasò esperándome.

"Entra, hablemos adentro y en tanto metamos algo en el estómago"

Me dirijo a mi apartamento y me arrepiento de no haber ordenado la casa.

"Lo siento, no te preocupes por el desorden, pero no tenía cabeza".

"Imagínate, no estoy aquí para juzgar y luego me importa un carajo el desorden" se encoge de hombros y se sienta en un taburete en la isla de la cocina.

No estoy acostumbrado a cocinar para los demás, pero tengo la intención de causar una buena impresión, así que hago mi plato fuerte, aunque sea banal.

Lleno la olla con agua y la coloco en la estufa ardiente,  y espero.

"¿Vino?" Cojo dos copas del armario y saco una botella de tinto, sirviéndola en ambos vasos.

Louis asiente y agarra su propio vaso, haciéndolo chocar con el mío.

"Gracias..." dice casi avergonzado y me siento como un mal anfitriòn por no hacerlo sentir a gusto.

"¿Te saltaste el trabajo?" —pregunto, comenzando a saltear unos tomates cherry con aceite y ajo.

"Sabes, yo puedo hacerlo de vez en cuando, tambien", insinúa una sonrisa y se queda mirándome, humedeciendo sus labios antes de hablar de nuevo.

"Sabes... eres aún más fascinante en la cocina, de hecho, diría que sexy como el infierno". me guiña un ojo, mostrándome una de sus sonrisas más torcidas.

Niego con la cabeza e insinúo una risa ligera.

"Eres un rufiàn, ¿alguien te ha dicho eso?".

"Solo soy sincero". se encoge de hombros y toma otro sorbo de vino.

Poco después nos encontramos sentados uno frente al otro con dos platos abundantes y humeantes.

"A mi chef" Louis hace que su copa vuelva a chocar con la mía y siento mis mejillas arder, ciertamente por el vino, y no por el pronombre posesivo...


Notita:

Disculpen por no actualizar, pero estamos viviendo una situaciòn de salud complicada y estaba muy depre. Pero ya estamos de nuevo en pista.

The Eight Ball (nolandquitelikeroda)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora