Yo nunca he conocido a nadie más hermosa que vos.
Perderme en el espacio de tus inmensos ojos negros, mi esperanza.
Tu cristalina voz es como música, mi música.
El hermoso valle de tu sonrisa quiero disfrutarlo despacio, sin prisa.
Acariciar tu dorado cabello, debe ser como un viaje inolvidable.
Par de delicados pétalos de rosa, son tus altivos labios.
Como el amanecer iluminado en la playa, es tu suave y tersa piel nívea.
Créeme, yo nunca he conocido a nadie más hermosa que vos.
Este es el primer poema que le escribí a mi musa adorable, y lo extraje de mi poemario «Cien versos para ella... Y otros sentimientos»