Capitulo 5

259 24 8
                                    

Mechas del rubio cabello caían a los costados de la cara del Escorpiano, el cuerpo del de ojos zafiros estaba enmedio de las piernas del peliazul, los brazos del virgo estaban a los lados de los hombros del guardia del octavo templo, como si lo hubiera acorralado intencionalmente, pero no era así

El sonrojo de Shaka y Milo era comparable al color de un tomate, y el hecho de que sus compañeros los vieran en ese estado no ayudaba mucho, agradecían que sus parejas ya se habían ido.

—Bueno, ya levántense o besense.— Dijo Kanon con un poco de picardía esperando la reacción de los dos. Shaka simplemente se levantó, tomo un poco de su cosmos y dijo apuntando al gemelo menor. —Perdida del habla.— Kanon intento protestar pero sintió como perdía la capacidad de hablar.

Milo a penas y logró procesar lo que había pasado, se levantó y sacudió su armadura. —Oye Shaka, ¿Podrías devolverle el sentido del habla a Kanon?— Preguntó Aldebarán viendo cómo este último estaba desesperado queriendo hablar. —¿Porque debería hacerlo?— Preguntó sin ningún interés. —El idiota necesita ir a comprar el regaló para darle a su pareja o amigo, si no habla no podrá comprarlo, además creo que ya no volverá a decir algo así.— Respondió Ikki cruzando de brazos.

—Bien, se lo devolveré, pero no quiero que ninguno mencioné algo de esto a los demás, o el sentido del habla no será lo único que Kanon y ustedes perderán.— Hizo un movimiento con su mano e inmediatamente Kanon volvió a hablar. —Gracias, no diré nada, puedes estar seguro.— Sin más salió corriendo, no planeaba esperar a que su compañero cambiará de opinión y le quitara otra sentido.

—Bueno, nosotros también nos vamos a comprar, nos vemos en unas horas.— Los demás salieron del salón dejando a solas a Shaka y Milo. —Bueno, dame ese listón.— El indú tomo el listón que tenía en las manos su compañero, quitó el nudo y lo uso para hacer un moño y alrededor del florero que estaba de centro en la mesa más grande. —Creo que eso es todo, ya terminamos con la decoración, vayamos a descansar un poco y después nos preparamos para la fiesta.— Sin más tras decir eso, el rubio camino directo hacia la salida, Milo fue detrás de el.

Cruzaron los templos hasta llegar a Escorpio, allí Shaka se detuvo para poder decirle algo a su compañero de armás. —Dormire un poco en uno de los sofá, tú descansa en tu habitación.— Tomo un trapo y empezó a limpiar el sofá dónde dormiría. —¿No sería mejor que yo durmiera en el sofá y tú en la cama?— Propuso el escorpiano. —Camus y los demás pasarán por el templo, si te ve a tí dormir en el sofá y a mi en la cama, podría mal pensar la situación.— Respondió quitándose la armadura y colocándola aún lado del sofá.

—Podria pasar lo mismo si te ve dormir en el sofá, sin tu armadura.— comentó el guardián de ese templo. —No lo hará, o eso espero.— Respondió el virgo, esto último lo dijo en un susurro para si mismo. —Bien, ¿sabes que? Ni tú ni yo dormiremos en la cama por qué de igual manera podrían mal pensarlo, así que yo también dormiré en otro sofá.— Tomo otro trapo y lo uso para limpiar el sofá que estaba a unos metros del rubio.

Al terminar volvió a poner el trapo en su lugar, tal y como Shaka lo había hecho.

Shaka se acostó en el sofá sin decir nada.

Milo se quitó la armadura y la coloco al lado del sofá, se acosto e igualmente no dijo nada, simplemente se dejó absorber por sus pensamientos mientras soltaba uno que otro suspiró.

Se preguntaba si Camus realmente lo amaba o si simplemente se le había declarado aquella noche de año nuevo porque el le había dejado de dar tanta atención, se negaba a creer eso.

El amaba mucho al guardián de Acuario, lo quería más que como un amigo, siempre había estado dispuesto a perdonarlo, como cuándo traicionó a Athena y mató a Shaka, e incluso cuándo estuvo del lado de los guerreros de Odin en Asgard, pero algo que estaba seguro que no le perdonaría si pasará, es que le haya mentido sobre sus verdaderos sentimientos solo para tener su atención, algo así lo lastimaria muchísimo.

Volvió a suspirar, cerró los ojos y dejó que una pequeña lagrima bajara por su rostro.

Sin darse cuenta se quedó dormido.

Shaka por otra parte, había escuchado todos los suspiros que este había dado, sabía que seguro estaba pensando en algo relacionado con Camus, sinceramente se preguntaba si su compañero amaba a Milo y si no era así, entonces por que estaba con él, si solo le causaba daño.

Decidió no pensar en nada más y simplemente descansar.

...

Sentía calor, mucha calor.

Sus ojos color zafiro pudieron ver el fuego que estaba al rededor de todo el lugar, el cielo estaba teñido de rojo.
Parecía que estaba en las ruinas de algún lugar, lo peor era que se sentía como si fuera el santuario.

Sentía sus manos húmedas, por lo que se dispuso a ver porque razón, sin embargo al mirar abrió con sorpresa los ojos, sus manos estás llenas de sangre, con desesperación miro a su alrededor.

Una fuerte brisa azotó violentamente sus largos cabellos, al tiempo que una voz femenina se escuchaba en el aire.

—Una vez más ellos volverán, ella no tendrá piedad, vengara a sus caídos con la muerte de sus enemigos.—

...

Despertó con la respiración agitada, no sabía porque había vuelto a tener ese sueño, era la cuarta vez que lo tenía, había buscado en la biblioteca algún significado pero no había encontrado nada.

Solo esperaba que fuera su mente jugando le una broma porque aún temia que aquéllos guerreros volverán.

Miro hacia donde estaba Milo, parecía que aún dormía.

Suspiro y se levantó, fue hasta la cocina, tomo un vaso, lo lleno de agua y se dispuso a beber de el, al terminar se dirigió nuevamente a la sala, cuando se sento en el sofa escucho la voz de uno de sus compañeros. —¿Que haces aquí, Virgo?—



Eh aquí el nuevo capítulo, lamento publicarlo a esta hora, tuve complicaciones.

Espero que lo hayas disfrutado, si es así comenta, dale a al estrellita y compártelo, me ayudarías mucho de esa forma.

Chao, nos vemos el próximo domingo.

Saint Seiya: Entre La Luz y La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora