Prólogo

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Enormes montañas de concreto se alzaban debajo de los pies del chico, él admiraba desde la más alta como la oscuridad iba comiendo todo abajo, y subía, subía como si quisiera alcanzarlo. El muchacho más no entro en pánico o se llenó de miedo y angustia por el destino que lo esperaba, el chico solo observaba al horizonte... ¿o no? Acaso el chico, ¿nos observaba a nosotros?...

― ¿Tu eres Dios? ―

No podía entenderlo... El chico nos puede ver, ustedes los espectadores y este chico parecen tener un vínculo, algo está haciendo esto posible.

― ¿Es divertido lo que está por pasar? Yo, yo ya lo sé, pero no lo he vivido ―

La oscuridad ya estaba pegada a los pies del chico, subiendo por su piel hasta llegar a la cabeza, y así, sin ninguna expresión, sin ninguna lagrima o emoción, el chico desapareció entre la oscuridad...

El muchacho se despertó de un sobre salto, sudado y con la respiración pesada miro alrededor de su cuarto, no había la tal "oscuridad" a su alrededor, solo fue otro de sus malos sueños, aunque este... Le parecía algo un poco distinto, no lo recordaba, pero sentía haberlo vivido en carne propia como algo lo desgarro desde cada rincón de su cuerpo. Marcaban las 10 de la mañana en su reloj, se levantó apresurado para arreglarse e ir al colegio.

Hora y media después el muchacho se encontraba listo para ir al infierno y regresar para volver a sufrir más en su propia casa, llena de caos y peleas, para mala o buena suerte en las mañanas no se encontraba nadie más que él en esa casa. Su amigo, el vecino de la casa de al lado llamaba a su puerta, seguramente para recogerlo e ir juntos al colegio.

― Oye no me vayas a hacer esperar como todos los días ― Fueron las primeras palabras de Elías, un amigo de nuestro chico desde el preescolar, no eran exactamente mejores amigos. Pero se conocían ya por un buen tiempo.

― Ya estoy listo animal ― Olvidaba decirlo, nuestro muchacho no es la persona más sociable del mundo, se podría decir que incluso es una mierda de persona a tan corta edad, apenas surcando su segundo año de colegio. Ya se ha ganado el odio de una gran cantidad de personas por simplemente ser poco sociable... irónico ¿no?

Ambos se dirigieron directo a su colegio, ninguno de los dos eran del tipo que se escapaban, o se daban un paseo antes de sus responsabilidades, en la parada del autobús se encontraron a los mismo de siempre, una adolescente, posiblemente de la edad de ellos, junto a dos niños y una niña. Ya era normal verse en la parada antes de ir sus colegios. Los minutos pasaron y el autobús llegó, dentro los esperaban Angelo y su hermana pequeña, se sentaron cerca y pasaron el recorrido charlando como normalmente lo suelen hacer.

Durante el camino, en la radio del autobús la música de la emisora fue interrumpida por una noticia rápida.

― Señores oyentes, al parecer se pide tener un poco de cuidado al circular por el centro de la ciudad ― La presentadora avisó. ― Se presentó una explosión seguido de unos cuantos disturbios cerca de un bloque empresarial.

Dicho eso la música volvió a ser el punto de la emisora, era normal que se escuchen sobre riñas y accidentes ocasionados por estas, el país no es lo más seguro para estar con todo el caso de las protestas por los múltiples experimentos inmorales de los que se acusan a la empresa farmacéutica "Liberty".

― ¿Disturbios? Y no fueron frente a una sucursal de esa farmacéutica ― Decía un señor sentado cerca del muchacho.

― ¿Acaso le sorprende? ― Interrumpió groseramente el chico.

El señor miro de reojo al muchacho, analizando de pies a cabeza al chico de 16 años sentado a dos asientos de distancias, un muchacho flaco de no más de metro sesenta, con esa piel pálida parecida a la de un muerto, cabello desordenado al punto de parecer nido de algún pájaro había tenido el atrevimiento de responderle a él.

S.O.S Apocalíptico/Inicio del fin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora