"CASÉMONOS"

4 1 0
                                    

—Señorita Shin-Jaehee...

Si este hombre no hubiera dicho su nombre en voz baja y gruesa, no pensaría que era él. La cabeza de Jaehee subió lentamente por una gran pared.

—"Ah, ¿sí?

Al reconocer que esa pared erguida frente a ella era un cuerpo humano, Jaehee tembló mientras respondía con una cara de desconcierto. Un traje arrugado y lleno de polvo, que no podía ocultarse ni con el gran abrigo negro que se filtraba a través del viento invernal de dónde venía. Una camisa de vestir desabrochada y sucia, el cabello negro desordenado y sus ojos oscuros que no dejaban ver sus emociones.

Las arrugas se hacían en la frente de Jaehee, unas líneas ásperas tan aterradoras que hacían su cuerpo temblar. Además, se encontraba nerviosa como si hubiera cometido un delito, debido a su gran estatura y tamaño autoritario, que parecía superar los 1.90 centímetros.

—Encantada de conocerte, soy Kang Moo-hyuk.

Una voz dura y pesada, un hombre con una atmosfera helada, que enfrió el cálido salón donde fluía la música clásica. El hombre se quitó bruscamente el abrigo, lo puso en una silla y se sentó frente a él. Jaehee quería preguntarle si sabia que lugar era el lugar al que había entrado con ese traje polvoriento y arrugado. Sin embargo, no tuvo el coraje de preguntar, así que tragó saliva y se presentó.

—Mucho gusto, Shin Jaehee.

Jaehee enderezó a la fuerza sus hombros encogidos y miró al hombre, pero luego evitó disimuladamente su mirada. Kank Moo-hyuk miraba a Jaehee sin pestañear. Parecía que tenía un tigre frente a ella, por lo que no tuvo el coraje de enfrentarlo.

Después de tomar el pedido con una sonrisa, el personal del salón dejó el americano helado frente a Moo-hyuk. No hubo ni una sola conversación entre ellos, hasta que se sirvió el café. Jaehee, que miró la taza llena de hielo, humedeció sus labios.

Jaehee: "Yo..."

Moohyuk: "Por un momento..."

En el momento en el que Jaehee apenas tuvo el coraje de decir algo, Moohyuk dejó de hablar, y como tenía mucha sed, bebió un americano como si fuera agua. Jaehee miró fijamente su nuca firme y gruesa, como se movía agresivamente su cuello. Moohyuk dejó la taza medio vacía en un instante, y se subió las mangas de la camisa para refrescarse un poco. En el momento en que sus ojos se encontraron, la mirada de Jaehee se movió apresuradamente y la dirigió al antebrazo del hombre. Los tendones que sobresalían de su piel bronceada y las cicatrices blancas gravadas aquí y allá llamaron la atención de Jaehee. Y cuando vio su rostro, su tez se puso blanca. El gánster de la película es tan real que parece un caballero... estaba muy asustada.

—Tengo un poco de sed — Dijo Moohyuk.

El hombre hablo con calma, y tardíamente, se limpio las manos con una toalla húmeda y limpia. Salió hollín negro de la toalla, pero Jaehee trató de fingir que no lo vio.

—¿De dónde vendrá exactamente? — se preguntó ella internamente, tragó saliva y miro a los ojos del hombre. El hombre miró la toalla sucia por un momento y aclaró la curiosidad de Jaehee.

—Tengo que ir a la obra donde trabajo, entonces se ensucian así.

—Ahh, ya veo... — contestó Jaehee.

Jaehee no tuvo más remedio que asentir con la cabeza con una cara perpleja. Cuando cesó la conversación, el silencio ocupó su lugar. Aquel hombre no abrió la boca, sino que fijó su mirada en Jaehee como si estuviera mirando a través de ella.

Ella siente como si se hubiese convertido en un conejo acorralado por la mirada agobiante que la atraviesa. La música clásica que sonaba en el salón cambió, y el hombre abrió la boca cuando hubo completo silencio.

EL CORTEJO DE LA BESTIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora