Día 4. Amor No Correspondido

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El amor no es bueno. El amor no es días soleados, sonrisas ni cajas de bombones en el día de San Valentín. El verdadero amo duele.

Echar de menos a alguien es amor. Momentos en los que estás solo, pensando que es imposible que superes lo que sientes en ese instante. Y esperas, esperas, porque las lágrimas llegarán, estás seguro, pero no lo hacen y no sabes muy bien por qué, porque parecen ser lo único en lo que puedes confiar y aún así, te defraudan.

Y luego los recuerdos. Quieres detenerlos, pero no puedes, tal vez no lo consigas, porque al final son todo lo que te queda y si los dejas ir, entonces te quedarías sin nada. No puedes quedarte sin nada. No puedes perderlos, porque los sigues sintiendo y tiene que haber un motivo.

Te vuelve un poco loco, piensas. ¿Cómo puede otra persona significar tanto? ¿Cómo puede alguien que apenas conoces afectar a tu vida de manera tan increíble? Esa persona que aborreciste tan profundamente en la infancia. Te imaginas la vida sin él, porque puedes, claro que puedes, sólo que preferirías no hacerlo. Y la vida sin él no se siente vacía, porque a pesar de cómo se siente, no es la única persona en tu mundo. Pero, se siente mal. Como cuando la luna sale de día o cuando nieva en julio.

No puedes vivir sin él. Pero, eso es una tontería. Él viaja por el país, por el mundo, sigue con su vida y tú sigues viviendo y respirando. Aunque no sabes cómo lo haces. Sientes que estás a punto de romper las costuras que te unen, pero no lo haces. Gritas y lloras y quieres querer, pero no sucede y, sin embargo, sigues viviendo, sobreviviendo, existiendo.

No quieres existir.

Él consume tus pensamientos. Desearías que no lo hiciera. No tiene gracia. No tienes mariposas cada que vez que él se cruza por tu mente, tu corazón no da un vuelco. Te duele. Te duele por ti y por él y por el dolor que nunca desaparecerá. Y te preguntas si algún día olvidarás quién era y cómo era. Tal vez olvides el color de sus ojos, la forma de su pelo, o el sonido de su risa cuando algo le parecía divertido.

Porque así es como funciona la memoria con las personas que quieres, ¿verdad? Olvidarás quiénes fueron, pero nunca quiénes fueron para ti. Los recuerdos se desvanecen y lo sabes. El tiempo te quita cosas, pero no las cura.

Recuerda los buenos tiempos, eso es lo que dice la gente. Desprecias a la gente. No saben, no dicen la verdad, no tienen ni idea de lo que es ponerse en tu piel. O tal vez sí. Te sientes egoísta. Eres egoísta. Te mereces serlo. Recordar los buenos tiempos te desgarra por dentro, y desearías que no lo hicieran, pero lo hacen. Así que recuerdas los malos momentos. Las discusiones, las lágrimas, los momentos en los que dudabas de todo. No quieres recordar estas cosas. No quieres recordarlo de esta manera. Quieres que tus recuerdos sean puros. No lo son. Cada segundo que pasasteis juntos parece profanado por tu desesperación.

El arrepentimiento. Mucho arrepentimiento. Te arrepientes de cada pensamiento de que lo que tuviste con él no fue suficiente. Él no te amaba, no te quería, no te entendía. ¿Cómo podría empezar a entenderte? Lo mantuviste en silencio y empiezas a pensar que, tal vez, esa fue una decisión equivocada. Sin embargo, nunca pudiste decirlo. Incluso ahora. No hubo besos ni abrazos. No hubo momentos tiernos que pudieras revivir una y otra vez. Sólo había amor no correspondido, tristeza y añoranza.

Entonces lo odiabas. Ahora darías cualquier cosa por él.

La distancia no es para siempre. No se ha ido realmente. De alguna manera, el pensamiento lo hace peor. Porque volverá. Y no será esa persona de la que te enamoraste, pero sabes que no importará. Lo querrás a pesar de todo. Pero será demasiado diferente para que puedas recuperar esa sensación de familiaridad que una vez compartisteis. Él tendrá otras personas, nuevas personas, en su vida ahora. Nunca tuviste una oportunidad.

Ya has pasado por esto antes. Has visto a la persona que amas enamorarse de otra persona. Él estaba equivocado. Tú lo sabías. No dijiste ni una palabra. Nunca te delatarías, nunca lo contarías, porque eso sería desnudar tu corazón y tu alma y por mucho que sientas por esa persona, no es suficiente. No quieres hacer más daño. Te unes a la multitud, le animas, casi te convences de que quieres que funcione. No crees que estén enamorados. Él no conoce el amor. Crees que tiene suerte.

No te alegras cuando rompen. Observas como esa persona que antepusiste a ti mismo, acaba herida. Le han engañado. Deseas poder sanarle. Deseas poder destruir a la persona que le ha hecho semejante daño. Pero no lo haces. Lo consuelas con palabras de condolencia y tranquilidad. Eres un cobarde.

Hay un momento en el que crees que tienes una oportunidad. Puede que no te ame, pero te aprecia por lo que eres. Ya es algo. Te estás agarrando a un clavo ardiendo. Estás tratando de convertir una amistad improbable en algo que no es, que nunca será. Largas conversaciones, noches en su casa, bromas que sólo vosotros dos entenderéis. Te gusta creer que es suficiente. Esto no es cuento de hadas, ni una novela romántica de Jane Austen. No habrá un final feliz.

Te distancias. Sabes que nunca lo habrá. Lo sabes, pero no lo aceptas. Dale espacio para respirar. Lo estás asfixiando. Te estás asfixiando a ti mismo. Esto se está convirtiendo en algo insalubre y tiene que parar.

El amor es una obsesión.

Cuentas los días para que se vaya. Te quedas. Quieres quedarte. Esperas que no se despida, porque eso significaría que aún le importas y tú no quieres eso. El cariño te da esperanza. No puedes permitirte tener esperanza. Quieres preguntar por qué. ¿Por qué tú? ¿Por qué él? No lo sabes. Nadie puede darte la respuesta que buscas. Serías un estúpido si pensaras lo contrario. Desearías poder detener todo esto. Desearías poder retroceder en el tiempo. Desearías no haber conocido nunca a esa persona y poder volver a como eran las cosas antes de saber lo fuerte que puede ser el amor.

Se va. Te quedas solo.

Cierras tu corazón al resto del mundo. Nunca habrá nadie más. Sólo está él. No quieres pasar por esto dos veces. Desde el principio te habías dicho que no era nada, que era un enamoramiento tonto que se desvanecería con el tiempo. Te mentiste a ti mismo. No quieres tener que volver a mentir. Comienza a resultarte agotador.

Admites que se ha acabado. Dejas de luchar. Es trágico y lo sabes y el hecho de que estés en esto por culpa tuya lo hace lamentable. Seguirás adelante. La adversidad ha sido una constante en tu vida. Lo superarás.

El amor no te deja otra opción.

Fin.

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Probablemente, de las cosas que menos me pueden gustar de un fanfic, un POV en segunda persona. Pero esto es la Kyman Week, y puede pasar de todo xd

Y bien, ¿quién es el que se oculta tras esas palabras? Eso os lo dejo a vuestra imaginación ;)

Poco más que decir, espero que os haya gustado y nos vemos mañana para el día 5.

¡Adiós!

Kyman Week 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora