Capítulo 45

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Podía oír débilmente voces, pero todos los sonidos parecían lejanos. Los agujeros de la carretera en mal estado hacían temblar el coche, lo que indicaba a Rick que seguían conduciendo. Intentó recuperar la conciencia, pero el mundo estaba borroso y su visión nublada, con luces y colores borrosos. Su cuerpo se sentía flácido, como si hubiera corrido una maratón y el agotamiento le exigiera descansar. Pero no había tiempo para ello. Incluso con la vista dañada, Rick podía sentir que un alfa estaba jodidamente cerca, sentado justo a su lado, de hecho.

No le costó recordar la aguja que le habían clavado en el cuello y las enormes implicaciones de eso tampoco se le pasaron por alto. Estaba en serios problemas. ¿Ya le habían reclamado? Seguramente no si lo cuestionaba. Sabría al instante si su vida había cambiado para siempre, ¿verdad? ¿O es que las drogas en su organismo lo tenían demasiado adormecido como para darse cuenta de su alma destrozada? Rick estiró experimentalmente el cuello y, para su alivio, no sintió el dolor persistente de una herida de mordedura recién infligida. Pero, de nuevo, podían ser las drogas.

El zumbido en sus oídos le dificultaba demasiado seguir la conversación, así que optó por mirar por la ventana. El borrón verde se movía y oscilaba con el coche y Rick sintió que se le revolvía el estómago. No valía la pena. Los árboles junto a la maldita carretera no iban a decirle una mierda sobre su ubicación o paradero, no valía la pena tirar sus galletas. ¿Qué coño le habían dado? ¿Y cuánto tiempo llevaba fuera?

De repente, la cuerda que le cortaba las muñecas se hizo más que evidente para Rick y se quedó perplejo de que tardara tanto en darse cuenta de sus manos atadas. El más mínimo movimiento de sus manos hizo que sus muñecas ardieran de dolor y la adrenalina se disparó, como si su cuerpo se diera cuenta ahora del extremo peligro que corría. El corazón le latía con fuerza en los oídos y, sin embargo, podía oír una fuerte risa: el alfa estaba hablando, eso lo tenía claro ahora, pero las palabras y los sonidos se entremezclaban. Rick no estaba seguro de si el mareo era resultado del miedo que sentía en sus propios huesos o del líquido que le habían inyectado en el torrente sanguíneo, pero el mundo giraba cada vez más rápido.

Se pasó los dedos por el pelo, apartando algunos rizos sudorosos de la cara. El suave gesto le pareció tan fuera de lugar que Rick casi se preguntó si había ocurrido. Algo se apretó contra sus labios y él apartó la cabeza al instante, pero los dedos abandonaron su pelo y le obligaron a volver a poner la cara en su sitio. Una palabra fue pronunciada directamente en su oído y pudo distinguirla por encima de las olas de pánico. "Bebe". Aquella cosa, que ahora comprendía que era una botella, se acercó de nuevo a su boca, instando a sus labios a abrirse. No quería hacerlo. Francamente, estaba demasiado asustado para hacer algo en este momento. Una mano inclinó suavemente su cabeza hacia atrás y la boca de Rick se abrió por sí sola. Ante la primera gota de agua que se disolvió en su lengua, cedió a sus necesidades corporales, engullendo con avidez el agua ofrecida, que calmó su garganta seca y alivió un poco el martilleo de su cabeza.

Mantener los ojos cerrados le ayudó, al igual que respirar profundamente. El aire le entraba por la nariz, tan profundamente en el vientre como le resultaba cómodo, mientras contaba del uno al cinco. Luego, sin detenerse ni retener la respiración, la dejó salir suave y constantemente, obligando a su sistema nervioso a calmarse. Debió respirar así durante al menos cinco minutos antes de atreverse a abrir los ojos de nuevo. Logró el efecto deseado, porque su visión se había vuelto menos borrosa y la niebla se despejaba lentamente, aunque sólo un poco. Rick lo habría agradecido si no fuera por la creciente aparencia de los dedos no deseados contra su piel. Miró a un lado, cruzó los ojos con el alfa sonriente y el miedo que le hacía temblar la mandíbula paralizó todos sus músculos.

"Levántate y brilla, dormilón".

No.

La risa de Simon llenó el coche, privándolo de cualquier sensación de seguridad. "Tu cara, jodidamente impagable".

¿Puedes sentirme? (Negan y Rick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora