Capítulo 61.

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Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, los créditos son para sus respectivos creadores.

El sello brilló a sus espaldas, siendo la salida que debían tomar y aunque no quisieran dejar al chico, esa era la única opción que tenían.

—Son-chan... —Era lo único que Serafall podía balbucear, mientras Koneko le empujaba hacia atrás, apenas oponiéndose porque había entendido que no podía hacer más que confiar en este chico y luego, con un pesar en su corazón salió del campo de batalla

Sona también se detuvo y contempló al chico unos pequeños momentos, se preguntó si esta persona que entregaba su fuerza para salvaguardar a su familia realmente sería el causante de las atrocidades que solo podrían atribuírsele a un monstruo, se preguntó también que se sentiría ser querida de la forma en que él lo demostraba, un pensamiento que Irina compartía.

—Cuídate por favor, en cuanto pueda regresaré... —una voz más se escuchó, fue Rossweisse que expresó su preocupación hacia el chico que es dueño de sus preocupaciones e intereses amorosos, él asintió antes de verle marcharse, pero no era la única persona que estaba atormentada por la angustia, porque quien carga con la mayoría de ese sentimiento era alguien más.

Rias le señaló con melancolía, con ojos encharcados de lágrimas y con un llanto que amenazaba en desatarse en cualquier momento. Ella se acercó a él y rodeó su torso con sus brazos lentamente y apegó su rostro a su pecho. —¿Por qué? —preguntó sin entender por qué decidía hacer. —No me hagas esto, ven conmigo... —Suplicó Rias una última vez aferrada a su novio, decidida a no dejarle ir y a no soltarle.

—Tengo que hacerlo —Gokú respondió y acarició el rojo cabello de la Diablesa.

—¡No, no quiero! —exclamó Rias inmediatamente oponiéndose a la idea. —No puedes ir, ¡es muy peligroso! —habló y sus manos sujetaron fuertemente la ropa del Chico y evitó que continuase.

—¿No crees que puedo contra ellos? ¿crees que soy débil?—él preguntó en tono bajo y ella nuevamente negó.

—Eres fuerte, eres muy fuerte. —Contestó Rias. —Pero con Loki cerca, el peligro será mayor... —explicó con voz quebrada, nadie podría cuestionar su forma de actuar, porque ya son dos las veces que las cosas no terminan muy bien. —Ese poder es mucho más grande que el de Vali Lucifer... —explicó ella y razón tenía al tratar de detenerle, pues no solo era él quien amenazaba, las bestias inmensas que rugían eran un peligro igual a considerar.

—¿y dónde queda mi dignidad si retrocedo? —él preguntó y miró fijamente a los ojos de Rias con disgusto. —Si no puedo matar a esa clase de escoria no podré vivir, no puedo aceptar que ante ese tipo de seres no podría hacer nada.—declaró con tono apagado y luego de ello, un silencio profundo se presentó.

 —tal vez no pueda ofrecerte la felicidad que te mereces, tal vez intentemos sobrellevar esta farsa lo mejor que podemos y lo único que puedo hacer por ti y por el resto es prestarles mi fuerza y si eso no es suficiente, significa que no soy nada —respondió él. —Si no puedo imponerme ante esto, no podría ver a la cara a akeno ni a Xenovia —habló con tono frío y frustrado, Rias levantó su mirada melancólica y no presionó a Gokú para que fuese con ella, porque entendió que no lo lograría de ninguna forma y él avanzó, pero las palabras de la demonio regresaron antes de que él pudiera partir.

—No es una farsa —Dijo Rias. —Te quiero Gokú, quiero estar contigo, la felicidad que siento cuando sé que me casaré contigo no es una mentira, tampoco es una farsa el miedo que tengo de que puedas separarte de mí —declaró ella y su voz logró detener los pasos de Gokú.

—Rias-chan... —susurró él apenas entendiendo lo que ella trataba de decir.

—Siempre has estado para mí, la noche en que pasó todo, cuando Raiser llegó al club, con el Rating Game y luego con la brigada del caos —confesó mientras lentamente llevó su brazo a su corazón y expresó sus sentimientos. —Y si no puedo estar para ti, si no puedo apoyarte tampoco, si te dejo todo a ti y si no puedo corresponder de la misma forma, la que no podría verte a la cara soy yo —susurró con voz quebrada, sus ojos encharcados de lagrimas señalaron a su amado que por primera vez recibía el tormento y sufrimiento con el cual Rias cargaba, no solo ella, cualquiera de las chicas que conviven con él podrían sentirse de la misma forma. —Si te pierdo será por mi culpa y no podría perdonármelo nunca —expresó con llanto cuando los brazos del chico le rodearon otra vez. —¡Te amo y no quiero perderte!.

Mal de Amores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora