Sin salida

El comienzo

Estábamos en clase de literatura con la maestra Helen.

Siempre me había gustado su clase pero esta vez ya deseaba salir, estaba muy estresada.

En la mañana, como siempre, mis padres habían discutido.

Todo el día se la pasaban trabajando y casi no pasaba tiempo con ellos.

Me dolía no poder convivir con mis padres. El único momento que podía estar con ellos era a la hora del desayuno y de la comida y eso poquito tiempo ya que siempre tenían prisa.

Por la tarde, saliendo del colegio, me iba a mi casa si no es que iba a algún lado con mis amigos.

Hacía la tarea, comía y tomaba una ducha ya para irme a dormir, casi siempre esa era mi rutina.

Era hija única, por lo tanto me quedaba en casa sólo con Lina, la señora que nos ayudaba al servicio.

A diferencia de mis papás, ella era la única que me escuchaba, me daba consejos y siempre estaba cuando la necesitaba.

Hablar con Lina no me era suficiente para poder expresar mis sentimientos, así que comencé a hacer pequeñas cortadas en diferentes partes de mi cuerpo.