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Luego de dos meses de noches jugando al Call of Duty con mi hermano y su mejor amigo, comencé a sentirme menos presionado en mi día a día. Cualquier problema que tenga que afrontar en el transcurso de mi cotidianeidad, lo podía resolver con una sonrisa en mi rostro porque sabía que al final del día había una llamada con dos increíbles personas y unas cuantas partidas de juego esperándome.

Una semana después de haber conocido de Jisung, comenzamos a hacer video-llamadas en lugar de llamadas de voz. Ambos menores creyeron que vernos las caras iba a darle más realidad a nuestros encuentros, y yo, encantado de formar parte, acepté al instante.

— ¿Sabes algo de ese chico además de su nombre? —la pregunta de mi mejor amigo frente a mí llegó a mis oídos, haciendo que el incesante murmullo de los miles de adultos jóvenes en la cafetería pasase a un segundo plano. Levanté mi mirada para prestarle toda mi atención y fruncí el ceño dándole a entender que su repentina pregunta me había sacado de lugar. —El chico que juega contigo y con Lix por las noches... —encogió sus hombros y agachó su cabeza, pasando a soltar las últimas palabras en un tono más bajo. Sonreí ladinamente sin que él pudiera verlo.

— ¿A qué se debe el repentino interés, querido Bang Romeo Chan? —pregunté en un tono burlón, logrando que las pálidas orejas de mi amigo tomen lentamente un color carmín en las puntas. Un agudo punzón en mi pie me hizo gritar de dolor. Me había pisado.

—Cierra la boca —amenazó, sin lograr moverme un pelo, ya que su mueca era de enfado, pero el tono rojizo que obtuvieron sus mejillas lo delataba por completo, haciéndome reír —. Sólo quiero asegurarme de que no pueda hacerle daño a Felix...

— ¿Y yo qué? Yo soy tu mejor amigo, no él —alzó la vista hacia mí nuevamente y me recriminó con esta, al mismo tiempo que enarcaba una ceja. Levanté las manos con las palmas hacia adelante, echándome hacia atrás —. El chico se llama Han Jisung, tiene diecisiete años y está a nada de entrar en la universidad. Vive en Malasia por el trabajo de su padre, es muy bueno con la tecnología y su juego favorito es The Last of Us. Le gusta cantar, toca muy bien la guitarra y el piano. Baila, aunque dice que no es bueno en ello, pero yo creo que lo hace increíble. Habla muy bien el inglés y el italiano. Le gustaría ser productor y va a estudiar para ello. Es muy apuesto y trabaja mucho su cuerpo. Tiene mejillas regorditas con un par de lunares y una sonrisa en la cual se le ven un poco las encías y sus brillantes dientes. Sus ojitos desaparecen formando unas lunitas con sus párpados cuando lo hace, se ve muy tierno. Cuando lo conocí tenía el pelo castaño, pero la semana pasada se tiñó de azul, se le ve increíble. Sus labios son muy carnosos y los abulta en un delicado puchero cada que pierde en una partida. Cuando hace o ve algo que le gusta los ojos le brillan de tal manera que se podrían estudiar nuevas galaxias en ellos... —miré fijamente hacia un punto en el suelo, intentando recordar algo más. —Ah y le gusta decirme "Minnie hyung", pero eso es sólo un detalle. —volví mi vista hacia mi bandeja con comida y me encogí de hombros restándole importancia.

—Bien, entiendo. ¿Y hace cuánto es que te gusta? —solté una risa nasal, burlándome de la insinuación de mi amigo, pero no levanté la vista de mi comida.

— ¿De qué hablas, Bang? —pregunté divertido.

—Lee, mírame directo a los ojos y dime con seriedad, sin titubear, que no tienes ningún tipo de sentimiento hacia ese chico. —levanté mi mirada, rodando los ojos, y la encontró con la suya, desafiante. Era una guerra de miradas, retándome a algo que yo sabía que tenía ganado. Solo debía decir que no sentía nada por mi Sunggie y ya estaría.

Mi Sunggie...

Mis labios se abrieron, amenazando con soltar una palabra, pero volvieron a cerrarse en el momento en el que un sentimiento de duda se instaló en mi pecho, comenzando a asfixiarme. Mi expresión de superioridad se fue deformando lentamente, borrando así mi sonrisa egocéntrica y el brillo de seguridad que mis ojos tenían hasta ese momento. Mi boca pareció secarse y mi garganta picó.

—No puede ser...

—Te gusta el chiquillo.

Aquel semblante de convicción que había dibujado en mi cara hacía unos pocos minutos, había desaparecido por completo, dejando lugar a uno que gritaba "pánico" a los cuatro vientos. Mi corazón comenzó a bombear sangre a una velocidad que no creía jamás que podría ser posible, dando lugar a la involuntaria acción de hiperventilarme. Tomé mi cabeza entre mis manos y cubrí mi rostro con estas, ocultando el intenso sonrojo que comenzaba a quemarme la piel.

—Así que... ¿Han Jisung dices que se llama?

—Cierra la boca, Christopher —amenacé con mis palabras siendo amortiguadas por la palma de mis manos. Escuché la sonora carcajada que soltó el rubio frente a mí y liberé mi rostro para mirarlo con recelo.

—Tú te burlas de mí. Me toca cobrártelo, Lee.

Mi celular vibró dentro del bolsillo de mi pantalón, limitándome a hacerle una mueca al mayor que aun reía. Lo tomé entre mis manos y la poca sangre que se había acumulado en mis mejillas y que comenzaba a desaparecer, volvió a subir de un golpe, ardiendo tres veces más.

"hanj.one ha comenzado a seguirte" brillaba una notificación en mi pantalla.

Solté un quejido y golpeé mi frente contra la fría y dura madera de la mesa frente a mí.

— ¿Y ahora qué te sucede? —preguntó Chan mientras me miraba con curiosidad. Elevé el móvil frente sus ojos para que viera la única notificación que aparecía en la pantalla de este. Otra vibración cosquilleó mi mano. — Hola, Minnie hyung —leyó con voz exageradamente actuada, unos tonos más agudos que el suyo propio. Levanté la cabeza en alerta y leí el nuevo mensaje. —Contesta, ¿Qué esperas?

Mi pulgar viajó hacia el mensaje mientras temblaba de inseguridad. Reconocer esto había desatado una guerra en mi interior, con una millonada de sentimientos encontrados. Una realidad que ignoraba, se había convertido en la principal causa de mi pánico.

Tecleé una rápida respuesta, tratando de sonar normal, y solté -prácticamente arrojé- el dispositivo contra la mesa, asustando a mi amigo con su estruendo al caer.

—Oh, Romeo, Romeo, ¿Dónde estás que no te veo? —susurró mi mejor amigo, lo suficientemente fuerte como para que yo lograra escucharlo.

Esta vez el grito salió de sus labios luego de que lepropinara un pisotón.

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Holiiiisss. He desaparecido, lo admito, pero no he tenido mucho tiempo.

Act de hoy ^^ espero les guste. Lxs amo <3

-Moonie

I Can't Love Him || MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora