tuya papi, solo tuya +18

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Betty despertó en medio de la noche en su habitación, se quejó al no ver al pelinegro a su lado, asi que se levanto y camino hasta el cuarto de jughead, y lo encontró viendo televisión.

— mi amor ¿Que haces despierta?

— te fuiste, siempre te vas... No me quieres.

— no digas eso. Ven, acuéstate conmigo — el palmeó el lado de la cama y ella negó — ¿No quieres?

— tu estás en mi lado, no me gusta ahí.

Jughead suspiro y se levantó de la cama para tomar a la rubia en sus brazos. Volvió a recostarse y la dejo a ella encima de él.

— te amo hermosa — susurro jughead en su oído y luego beso su mejilla.

— es mentira, tu ya no me quieres.

— no digas eso, tú sabes que yo te quiero mucho mucho.

— ¿Entonces por qué siempre te vas y no duermes conmigo? ¿No te gusta?

— si me gusta princesa, pero tienes que aprender a dormir solita... Sabes que viajó mucho y algunas veces no voy a poder llevarte.

— ¿Entonces si me quieres?

— yo te amo hermosa.

Betty sonrió y beso los labios de jughead.

— yo también te amo papi.

— bien, ahora vamos a dormir ¿Si? Tienes que descansar.

— prometes que no te vas a ir, papi.

— lo prometo, hermosa.

La rubia se recostó en el pecho del pelinegro y cerró sus ojos mientras sentía las caricias por parte de él pelinegro.

El tiempo pasó y cuando jughead creyó que la rubia se había dormido, continuó viendo la película que veía hace un rato, pero ella al escuchar el ruido de la pantalla volvió a abrir sus ojos y miro a jughead.

— ¿No tienes sueño papi? — dijo en un susurro.

— no mucho, princesa.

— yo tampoco tengo sueño ¿Que hacemos?

Jughead volvió a pausar la película para poder darle toda la atención a la rubia.

— no lo sé ¿Que quieres hacer tu?

— mhmm... ¿Besitos? Podemos darnos besitos, a mi me gustan tus besitos — el pelinegro sonrió.

— ven aquí hermosa.

Jughead estampó sus labios con los de la rubia y empezó a moverlos con suavidad. Betty, llevo sus manos a las mejillas del pelinegro mientras que él levantó un poco la camisa de Betty para acariciar su piel.

Al separarse, jughead dejó un dulce beso en la frente de la rubia, quién empezó a mover sus caderas sobre el pelinegro con una sonrisa traviesa dibujada en sus labios.

— no, princesa, no hagas eso.

— pero, yo quiero papi — dijo mientras presionaba más contra él.

— no lo hagas... Por dios — suspiro un poco enojado — te dije que no lo hicieras.

— ¿Por qué no, papi? No creo que te pongas duro tan ra...

La rubia no pudo terminar su oración, pues sintió como empezaba a crecer un bulto debajo de ella.

— ¿No quieres que siga papi? — preguntó con una sonrisa.

— no, ahora vas a solucionar lo que provocaste — él se sentó sin quitar a Betty de encima — a ver, levanta tus brazos.

Ella obedeció y jughead quito la pequeña blusa que cubría su piel dejando sus pechos al aire. Los labios de el pelinegro de inmediato fueron a su pezón y empezó a chupar de este.

— ¿Por qué no te mueves, hermosa? ¿Ya no quieres?

— si papi.

La rubia volvió a mover sus caderas y sentía como se mojaba cada vez más por la lengua del pelinegro que se movía con habilidad sobre su piel y por sus manos que apretaban su cintura y tocaban todo su cuerpo.

— papi, quiero hacer algo...

— ¿Que quieres hacer, princesa?

— quiero montar a papi... ¿Me dejas? Porfis.

— sabes que siempre te doy todo lo que quieres, amor, así que adelante.

Betty sonrió y se levantó un poco para poder quitar la ropa interior del pelinegro y sus shorts de pijama.

Ella tomó el miembro con su mano y empezó a masturbarlo, se acercó a jughead y empezó a dejar pequeños besos por su cuello.

— ¿Me vas a dejar marcas, princesa? — dijo entre jadeos.

— si, papi es mío, todo mío.

La rubia se acercó a sus labios para poder besar y mientras eso, se levantó un poco para empezar a frotar su clitoris contra el glande del pelinegro.

— lo haces increíble, princesa... Dios, no te detengas.

Jughead apretó con fuerza las nalgas de Betty, justo cuando ella se dejó caer sobre su miembro, con eso, la ayudo con sus impulsos para que empezara a moverse.

— eso es, princesa — dejó un azote en su trasero, haciendo que Betty empezará a gemir más fuerte — eres mía, solo mía... — dijo con la voz entrecortada.

— tuya papi, solo tuya — contesto mirándolo a los ojos.

One Shots - BugheadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora