Deseo Contaminado

Capítulo 1

Descargo de responsabilidad: no soy dueño de Harry Potter.

Notas: Este trabajo tratará principalmente sobre temas sexuales, especialmente en el lado más oscuro, como la dominación y la manipulación. Si no te gustan estos temas, no deberías leer. Y limones, montones, montones de limones.

¿Qué harías si murieras, cortesía de un camionero borracho, y en lugar de despertarte en el infierno o desvanecerte en la oscuridad para siempre, te encontraras en otro cuerpo? ¿Qué pasaría si ese cuerpo perteneciera a un personaje ficticio familiar, que enfrenta la decisión más importante de su vida?

Para mí, la respuesta era simple. Cuando de repente me encontré en el cuerpo de Draco Malfoy, de pie frente a una figura con túnica y barba que los recuerdos de su nuevo cuerpo identificaron como Dumbledore, a punto de presenciar uno de los eventos más importantes de la historia de este mundo. Un momento que reconocí fácilmente como el momento culminante del Príncipe Mestizo.

Apenas necesitaba pensar antes de que un grito de Expelliarmus saliera de mis labios y una luz roja lo aplastara, haciendo que Elder Wand volara sin control. Sin embargo, sospecho que la razón por la que lo hice no fue la misma que la mayoría de los demás. Supongo que algunos servirían para mantener intacto el plan de Dumbledore, mientras que otros lo harían en un extraño intento de mantener estable la línea de tiempo para poder predecir lo que sucedería a continuación.

Yo, quería la posesión y lealtad de la varita más fuerte del mundo. Apenas presté atención a las súplicas posteriores de Dumbledore sobre el lado luminoso, ni presté mucha atención a la angustia de Snape mientras intentaba reunir el coraje para matar a su mentor. Toda mi atención estaba en lanzar dos hechizos sin que nadie se diera cuenta, feliz de que las habilidades de Draco estuvieran disponibles para mí. Primero, un hechizo de cambio, cambiando la varita vieja de Draco y la varita de saúco, causando que un calor agradable se extendiera por mi cuerpo tan pronto como la sostuve entre mis dedos. Con la posesión de la Varita de Saúco, el segundo hechizo fue ridículamente fácil, transformó la forma de mi vieja varita a la Varita de Saúco y puso una ilusión en la Varita de Saúco para que se pareciera a mi propia varita. Y así, tuve la posesión de la varita más fuerte del mundo.

Mi cuerpo se movió automáticamente durante la huida, mi mente ocupada con las posibilidades que me brindaba la situación en la que me encontraba. El futuro estaba lleno de promesas…

Después de la fuga, me encontré frente a Voldemort y los mortífagos. Debo admitir que tenía un poco de miedo. A pesar de la presencia de Death Stick, no fui tan estúpido como para asumir que podía pelear contra él, especialmente cuando una parte significativa de los Mortífagos estaban esperando en la esquina. Afortunadamente, el éxito 'heroico' de Snape fue suficiente para llamar la atención, reduciéndome a una decoración. Draco podría haber estado descontento con ese desarrollo, pero encajaba perfectamente con mis objetivos. Tenía muchas dudas de que la habilidad de oclumencia que había heredado de Draco fuera lo suficientemente fuerte como para ocultar el hecho de que una conciencia diferente ocupaba actualmente el cuerpo que alguna vez llamaron Draco.

La ceremonia realizada en honor al éxito de Snape continuó sin señales de detenerse, parecía que duraría horas. Me alegré, porque me resultó aún más fácil desvanecerme en las sombras y marcharme del evento. Caminé hacia la habitación de Draco, queriendo quedarme solo mientras probaba los límites de mis nuevas habilidades.

Me sorprendió darme cuenta de que Draco nunca, ni una sola vez, trató de probar los límites de la magia, restringiendo su pico a unos cuantos hechizos llamativos enseñados por su padre y los cantrips que aprendió en Hogwarts. Que desperdicio, tenia el poder de reescribir la realidad y moldear a los demás a su voluntad, y lo único que ejercía su poder era para humillar y acosar a la gente en la escuela. Qué triste pérdida de potencial. Por supuesto, no tenía intención de limitarme así. La palabra era mi ostra.