Amor prohibido (1) ✔️

Capítulo 31 "La decisión"

—Mamá, soy muy jóven.

—Mel tiene tu edad.

—Un bebé ahora, te cambia la vida.

—Te la mejora cariño, te la mejora.

—¡Estoy estudiando una carrera!

—¿No la ibas a dejar? — a mi madre se le abrieron los ojos —

Gracias Darío.

—¿Qué? Vamos a casa y me explicas que es eso de dejar la carrera.

No me dejó hablar del tema en todo el camino. Una vez llegamos a mi casa nos sentamos en el sofá y Darío subió las maletas a mi cuarto.

—Enserio ¿vas a dejar la carrera? — y yo me encogí de hombros —

—Mami, no es seguro. Es una opción que tengo.

—¿Y qué harías?

—Mira. — y le enseñé las fotos de los maquillajes que yo hacía y luego de los peinados —

—¿Para qué me enseñas esas fotos? Ni que maquillaras y peinaras así de bien.

—Son fotos de los maquillajes y peinados que yo hago. — se quedó en shock —

Justo Darío volvió de mi cuarto, se sentó con nosotras y me abrazó.

—Tú, ¿haces esos maquillajes y peinados? ¿Desde cuándo?

—Desde los 15 o así.

—Ganarte la vida maquillando y peinando es difícil, pero talento tienes.

—Lo sé, por eso no sé si dejar la carrera.

—Quien no arriesga, no gana. — me dijo Darío —

—¿Pero a ti te gusta maquillar y peinar? — y asentí con la cabeza —

—Maquillar más que peinar.

—Podrías probar a maquillar en algún que otro evento, sin dejar la carrera. — me dijo Darío —

—Claro, si ves que te va bien y te quieres dedicar a ello la dejas.

Yo estaba flipando, no le molestaba.

—Bueno cariño, me voy un rato con unas amigas. Vengo para cenar.

Mi madre cogió el bolso y se fue dejándonos solos a Darío y a mí.

—Darío, ¿te molestó que te contara lo mío con Jordi?

—Que va. — me dijo y luego miro al suelo —

—Amor, dijimos que no más mentiras.

—No me molestó, me gustó que me lo contaras.

—¿Enserio?

—Hubiera preferido que hicieras como yo que ni se me pasó por la cabeza cambiarte.

—Nunca pensé en cambiarte. Lo besé, sí, pero estaba borracha y pensando en ti

—¿Y la segunda vez? Me dijiste que fueron dos besos.

—Fue su regalo de cumpleaños, me lo dio él.

—¿Y a mí por mi cumpleaños que me vas a regalar?

—Espérate a que sea el día. — y lo besé, él me lo devolvió. Pero se separó de mi al instante — ¿Qué pasa?

—Estamos en el sofá de casa de tu madre.

—Pues nos subimos a mi habitación. Problema ninguno. — le di la mano y subimos a mi cuarto —