Capítulo único

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Jayce observaba la camilla de hospital en silencio. La débil luz de una lamparilla era la única fuente de iluminación de la pequeña habitación. La pálida figura de su compañero reposaba sobre ella. Se le veía incluso más frágil y raquítico que antes. Recargó los codos sobre sus rodillas mientras jalaba de su cabello, encogiéndose más y más. Esto había sido su culpa. No podía excusarse.
Todavía recordaba con demasiada claridad lo sucedido: tras haber tenido la velada y el sexo más increíbles con la consejera Medarda, ella cayó presa del cansancio. Jauce aprovechó la ocasión para admirarla. Era la persona más rica de Piltóver, con semblante serio e imponente. Pero aquella noche, tras el concierto y las negociaciones, las cosas entre ellos solo fluyeron. Ni en sus más alocadas fantasías habría imaginado que acabaría acostándose con ella. Pensaba en esa situación, en cómo se sentía con el grandioso éxito de esa noche, cuando escuchó golpes en la puerta. No creía que fuera correcto atender en nombre de Mel, pero le sabía mal dejar a esa persona esperando. Además, podía ser algo urgente.
Recuperó su ropa del suelo y se vistió, tratando de arreglar un poco el desastre en el que se convirtió su cabello lo que más podía. Al abrir la puerta, notó de inmediato que algo no iba bien.

-¡Consejero Talys!- Era Sky, su asistente en las investigaciones. Si ella estaba allí, no podría tratarse de nada bueno -Al fin lo encuentro

-¿Qué ocurre?- Acarició su hombro -Respira hondo y tranquilízate

Pero ella negó con la cabeza.

-Es Viktor. Colapsó en el laboratorio

Jayce empuñó las manos.

-Fui a prestarle ayuda, pero al llegar estaba en el suelo inconsciente. Había sangre en el escritorio, y el núcleo Hextech estaba reaccionando de forma muy extraña. ¡Necesitamos su ayuda!

Al escuchar eso, se arrepintió de inmediato. De dejarlo solo, de utilizar su proyecto con fines lucrativos, de todo. Especialmente de haberse divertido.
Viktor siempre fue recluido. No le gustaban los lugares con muchas personas. En cambio, prefería encerrarse en el laboratorio o estudiar.
Jayce sintió la garganta apretada. Debió haberle insistido en que se relajara, o quedarse con él. Las cosas entre ellos iban un poco tensas por haber desviado un poco la dirección a la que estaba orientada la tecnología Hextech, pero seguían siendo amigos, compañeros.
Podía escucharse un tenue silbido cada vez que Viktor inhalaba, delatando su grave condición. Jayce sabía el diagnóstico: los médicos habían hablado con él ya. Sentía el pecho cada vez más pesado y oprimido al pensar en lo que ocurrirá si llega a despertar: su amigo querría saber las noticias.
Se odiaba a sí mismo por lo que sucedía. Si no hubiera desviado el curso de las investigaciones, tal vez ya hubiera hallado una cura para la condición de su compañero.
Viktor siempre tuvo intenciones de usar la Hextech para mejorar las condiciones de vida de los zaunitas. Para que los desastres químicos no condenaran a más personas y para... Salvarse. Sí: salvarse a sí mismo. Jayce sabía que Viktor le temía a la muerte sin propósito, a ser condenado al olvido. Parte de su enfermiza dedicación con Hextech provenía al pánico profundo a desfallecer sin dejar un legado que se pudiera recordar. En el proyecto había visto una oportunidad de salvar su vida para continuar ofreciendo su saber a Zaun. ¿Pero qué hicieron con Hextech?... ¿Qué hizo Jayce con Hextech? Usarla para beneficiar a aquellos que no la necesitaban realmente.

-Soy un estúpido

Sabía lo muy importante que era el proyecto para Viktor. Sin su ayuda, Hextech jamás habría salido de sus notas para convertirse en lo que es ahora.
No pudo hacer más que derramar lágrimas, impotente, lamentándose por su compañero. Le hizo falta cuando más necesitaba de él... ¿Cómo podía considerarse "su amigo" después de aquello? Su cabeza solo estaba centrada en el lisiado zaunita que agonizaba a su lado. Sin él, la investigación terminaría. Más que por el futuro de su proyecto, se preocupaba por su compañero.
Ni siquiera pensó en Mel: su atención era entera para Viktor. Aún en su lamentable estado, seguía sintiendo un cosquilleo al observarlo detenidamente: su expresión relajada (aunque ahora también demacrada) al dormir era una de las pocas cosas que le arrancaban una sonrisa completamente sincera a Jayce.
Lo había visto varias veces así en el laboratorio. Su fascinación con los experimentos llegaba a tal punto que acababa por dormirse sobre el escritorio y sus notas. Viktor le tenía dicho que lo despertara si llegaba al laboratorio y estaba dormido, pero Jayce raramente obedecía. Con su deteriorada salud y las pocas horas de sueño habituales en él, prefería darle tanto descanso extra como pudiera, aunque fueran tan sólo unos pocos minutos. Además, había un pequeño placer encerrado en verlo despertar de mal humor. Sus ojos llorosos, el bostezo característico de alguien intentando desperezarse, su cabello alborotado, la expresión adormilada y confundida, sus balbuceos. Todas esas, aunque pequeñas, eran cosas que Jayce disfrutaba cada vez que Viktor acaban dormido allí. En cierto modo, tenía el privilegio de ser el único que podía verlo en su momento más vulnerable e inocente.
Sacudió la cabeza, confundido. Sentía agitación en su pecho al pensar en eso... Una inquietud mucho más intensa y extraña que cuando estaba con Medarda.

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𝑁𝑜 𝑠𝑎𝑏𝑒𝑠 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒𝑠 𝒉𝑎𝑠𝑡𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑜 𝑝𝑖𝑒𝑟𝑑𝑒𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora