Una reconciliación rara

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La mañana de sábado había pasado con tranquilidad, la heroína rubia se encontraba en su agencia haciendo papeleo, la azabache salió con una amiga de su escuela y el pecoso...

Él simplemente entrenaba como siempre.

Sin embargo, el sonido del timbre resonaba ya un par de veces, impidiendo su concentración.

Izuku: Demonios... Si siguen interrumpiendo no podré alcanzar de manera más pacífica la forma que me enseñó mi padre.

El pecoso entonces caminó en dirección a la puerta, tomando una toalla que había dejado en una silla y abrió mientras se secaba el sudor.

Izuku: Lo siento no quiero cuchillos ca... ¿....seros?

Frente a él se encontraba un shockeado pelicenizo quien parecía tener una mirada entre sorprendido y asustado.

Izuku: Ah Kacchan, ¿cómo supiste donde vivo?

Katsuki: La... La t...tía Inko....

Izuku: Ohh entiendo, ¿gustas pasar?

El pelicenizo asintió y entró a la nueva casa Midoriya/Yagi/Yaoyorozu (aún hay papeleo detrás para ver que apellido se quedará liderando)

Katsuki: Demonios... Si que es espaciosa.

Izuku: Claro, aunque fue pagado por mi prometida, yo quise intervenir pero me dijeron que no era necesario.

El chico explosivo volteó a ver con sorpresa al pecoso.

Katsuki: ¡¿Prometida?!

Izuku: ¿No te dijo mi mamá? Me comprometieron hace una semana.

Katsuki Bakugo estaba anonadado, aquél nerd del que se burlo y con el que peleaba constantemente debido a la falta de un quirk, había sido comprometido antes que él.

Izuku entonces le contó la situación desde el principio a su compañero quien de manera más calmada entendía un poco cómo terminó en dicho embrollo hasta que volvió a perder la compostura cuando el pecoso mencionó que no sólo tenía una prometida sino dos.

Izuku: Calma, cielos... No pensé que te afectaría tanto.

Katsuki: ¡¿Y tú cómo demonios estás tan calmado?!

Izuku: Por favor Kacchan, tú mejor que nadie sabes que este tipo de cosas no son nada del otro mundo, si, admito que me sorprendí cuando mamá vino de la nada y lo hizo pero tampoco me desagrada.

Tal y como decía el peliverde, este tipo de cosas sucedía con más frecuencia de lo habitual aunque los matrimonios forzados con heroínas eran algo fuera de lo común por la clara diferencia de edad pero eso poco o nada parecía afectarle al protagonista.

Katsuki: Y dime, ¿ya las viste sin...? Ya sabes...

Izuku: ¿Sin?

Katsuki: S...Sin rop....ropa...

El pecoso ladeó su cabeza en señal de no entendimiento hasta que su cabeza se encargó de recrear el fornido pero delicado cuerpo de Aiko o el definido cuerpo de Momo, provocándole un notorio sonrojo de la vergüenza.

Izuku: ¡¿P....Pero q....qué cosas d....di...dices?!

Katsuki: Entonces eso es un no....

Izuku: Obviamente no, yo respeto su espacio personal.

Katsuki: ¿Al menos las has besado?

Izuku: -mira a su vaso de agua con un aura depresiva- Aún no...

Katsuki: -suspira- Ay Deku... Según yo vine a disculparme por tratarte como un inútil pero me encuentro con que eres pésimo para el romance.

Izuku: Oye... Espera, ¿disculparte?

Amores imposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora