Capítulo 8

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Desperté adolorida y mareada. ¿Qué había pasado? No tenía idea, sólo sé que lo próximo que vieron mis ojos fue algo fenomenal e increíble.
Justo a mi lado, se encontraba el jefe del bar, ese tal Jimin, completamente desnudo.

—¡Qué mierd...!— tapé mi boca reaccionando a su movimiento. Se veía guapetón el joven.

Cubrí mi cuerpo con las sábanas y corrí a buscar mi ropa. ¿Cómo llegamos a ésto? Encontré mis prendas y salí corriendo de ahí.
—¡Taehyung!— busqué por todos lados, ya era de día, así que supuse que se había ido a casa— Mierda, me siento como una boa atragantada.

Tomé mi bolso y corrí a casa— Ésto no puede estar pasando.— busqué mi teléfono sin encontrar rastro de él. Maldije en voz baja a mi persona y comenzó una guerra interna por decidir si volver a por el o seguir.

—Sería mejor que me compre otro...— las pruebas de mamá, los números de los doctores y los documentos de la escuela— ¡Mierda, mierda!

Me regresé a ese estúpido bar con la esperanza de que ese niñato no hubiera despertado aún. Me acerqué a la habitación como alma que lleva el diablo mientras abría la puerta cuidadosamente. Aún duerme, perfecto.

Me acerqué a la cama buscando el maldito móvil, que a buenas horas no aparecía. Revisé bajo su ropa, hasta que pude visualizarlo sobre la cómoda cerca de la cama.
Con pasos de pluma me acerqué tomándolo y guardándolo en el bolso. Suspiré aliviada, y continué para largarme de aquí.

Una vez que llegué a casa me senté en los muebles e intenté recordar cada detalle de lo que pasó anoche. Al no tener respuesta alguna, supuse que Tae sabía algo, ya que él, fue el que me dió los tragos.

¿En éste momento no es en donde deberías llamarlo?

Pues claro, sólo un pequeño detalle. No sé su número de teléfono ni una dirección con la cual pueda contactarme. Además, de su nombre sólo sé su primer o segundo carácter. Podría ser cualquier apellido. Taehyung Kim, Min Taehyung, Park Taehyung, Taehyung Wong... son demasiadas opciones.

—Aunque, basándome en lo que sé...— marqué a la única persona que podría ayudarme en estos momentos, Suga, un gran colega perteneciente a la oficina de investigación criminalista.

—Qué quieres Seo, estoy ocupado con un caso— contestó irritado.

—Necesito un pequeño favor, ¿crees poder encontrar a una persona?

—Por supuesto que no, en estos momentos no puedo ni debería hablar contigo.

—¡Por favor es urgente!— apreté mis ojos a pesar de que no me vería.

—Agr— sentí su quejido y un suspiro— Está bien, qué quieres que busque.

—Su nombre es Taehyung. Necesito que me averigües una dirección o un número de teléfono.

—¿Taehyung? ¿Sabes cuántos Taehyung hay en Corea?— asentí— Al menos dame otro dato por el cual pueda guiarme.

—Bueno, sólo sé que es un excelente ejemplar sirviendo tragos y trabaja en un bar en las noches.

—Suficiente, te llamaré en diez minutos.

Sin más, colgó y me senté a esperar impaciente. Sé que ésto va en contra de las normas que me explicó, pero no puedo trabajar con alguien sin saber algo de su vida. No sólo éso, necesito de sus servicios para escucharme.
Como dijo, en diez minutos quizás menos no tardó en sonar mi celular con su nombre en la pantalla.

—¿Lo tienes?

—Si vuelves a dudar de mí, no volveré  ayudarte en nada más. Su nombre completo es Kim Taehyung, vive cerca de la embajada de los Park al oeste de la calle Baekson en el departamento cinco junto con su madre y hermana menor.

—Vaya, cualquiera pensaría que trabajas en el FBI.

—Eh, trabajo en el FBI.

—Oh, cierto. ¿Y su número?

—Te lo enviaré en un mensaje, acaban de encontrar un cuerpo. Debo colgar— pues nada, colgó y yo seguí con mi vida.

—De ésta no te salvas Taehyung.

Inmediatamente llegó su número y no tardé ni un segundo en llamar.

—¿Diga?

—Por fin doy contigo maldito bastardo— al escuchar su voz mi pecho rebotó de alegría.

—¿Quién habla?

—Pues quién más joder, soy Mel— dije con gran alegría.

—¿Mel?— sonó como si intentara encontrar en su mente la persona a la que le correspondía ese nombre— ¿¡Mel!?

—Si tontin, Mel— rodé los ojos.

—¿Cómo encontraste mi número? ¿Qué carajos? Se supone que no podemos saber nada de nuestras vidas. ¿Sí recuerdas las reglas?

—¡Al carajo las reglas! ¿Cómo crees que voy a trabajar con alguien a quién no puedo joder cuando estoy cansada de la vida? Ni de coña, le pedí a un amigo que averiguara tu número por mí y salieron ciertas cosas.

—¡Mel! Sabes que no puedes relacionarte conmigo fuera del trabajo, pondría nuestra vida privada en juego. Podría incluso hasta chantajearte para conseguir lo que quiero. ¿No crees?

—Nop, sé que no eres así. Aunque no lo creas, me da mucho trabajo confiar en las personas y más si estoy en un ambiente el cual no me gusta. Así qué, no tienes escapatoria. O te relacionas conmigo, o te voy a buscar ahora a tu casa. Me encantaría conocer a tu hermanita.

—Bien, ¿conoces el café que está cerca de la escuela Hyu?

—Si.

—Esperame ahí, salgo para allá ahora.

—No me dejes esperando mucho, nos vemos.

Tomé el autobús y en lo que cantaba un gallo ya me encontraba en el café. Pedí una mesa y me senté junto a la ventana, así le vería cuando llegase. Me moría de ganas por contarle todo lo que sucedió y ver si tenía algo que decirme también.
En cuanto visualicé su cabellera entrar por la puerta no tardé en sonreír y mover mi mano en forma de saludo.

—Por aquí— miró a todos lados y se sentó frente a mí— ¿Ni un besito de saludo? No dormí contigo anoche.

—Mel, qué tratas de hacer. Ésto es peligroso.

—Escucha, me importa una mierda si es peligroso o no, lo único que tengo que decir ahora...— tomé una bocanada de aire y le miré firme— me acosté con Jimin.

—¿¡Qué hiciste qué!?

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⏰ Última actualización: Feb 20, 2023 ⏰

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Fuck me or you leaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora