¿Está Mal Enamorarme De "Mi"?

Capitulo 2: El Amor De Un Heroe.

Nueva portada mi gente.

Primero: No, la historia no está muerta, otras que tengo sí, pienso revivirlas algún día, pero no pronto xd (no me refiero ni al BellxFamilyAstraea ni al BellxAria).

Segundo: Sí, sí, me morí, reviví, la historia huele a muerto, prometo no volver a morirme, ustedes ya se la saben.

Pero en serio espero no volver a morirme, porque de ser así mejor me mato en la vida real alv.

Pov Bell:

Así ha estado mi día, conseguí una cita, salvé a una chica de la muerte y me dieron una golpiza de lo lindo.

Aún así, las cosas podrian estar mucho... ¿mejor...? ¿peor? No sabría explicarlo de la mejor manera.

Oh, lo olvidaba, voy cayendo hacia una muerte que no me imagine que podría ser posible, ni siquiera en mis fantasías mas oscuras y sexuales que he tenido la dicha de experimentar.

¿Cómo llegué a esto te preguntaras?

Mi historia comienza al principio, el punto de partida.

<Esa tarde...>

Reunidos en la sala principal de nuestra enorme, pero carente de gente, sede, Welf, yo y mi otra yo nos encontrabamos sentados en los cómodos sillones del lugar, más que nada para ponerlo la día con todo el alboroto que se generó en el hospital.

–¿Seguros que no son hermanos?– Preguntó Welf mirándonos con incredulidad.

–Por onceava vez, la respuesta sigue siendo no– Respondí cansadamente, mientras sostenía una bolsa de hielo junto a mi mejilla.

Después de esa cachetada de Hestia-sama, mi mejilla derecha literalmente se prendió en llamas.

Y sumándole que Lili se le unió.

Da como resultado una quemadura de segundo grado.

–Entiendo... ¿Pero son hermanos o no?– Cuestionó de nuevo, con esa actitud de necio que tanto me molestaba.

–Antes de que digas algo, déjame explicarme. ¿Cómo? ¿¡Cómo es posible que ni siquiera sean familiares si tienen los mismos rasgos, mismo tipo de sangre, un nombre casi idéntico y un apellido igual!? ¡Explícame cómo es eso posible, maldito conejo sensual!– Welf reclamaba a gritos, reacio a creerme, me agitaba violentamente mientras continuaba con sus histéricos reclamos.

–¡Ya te dije que no tengo ni la menor idea!– Respondí en un vano intento de pararlo, sintiendo como mi munda daba v-vueltas...

–¡N-Ni siquiera creó que ella lo sabe!– Dije, apañándomelas para hablar en mi estado, señalando a la mujer sentada a mi lado, quien solo me miro de reojo.

Mientras ella degustaba de un pedazo de pastel que previamente "compramos" antes de llegar a casa.

–¡Por favor! Dí algo! No has dicho ni una sola palabra desde que salimos del hospital!– Grité indignado.

Ella me volteó a ver directamente, pero nuevamente, se quedó callada, observándome con sus inexpresivos ojos.

-¡Tú me prometiste responder si te cargaba en mis brazos durante todo el camino a casa! Me lo debes!-

Ella cerro sus ojos, suspiro suavemente, y finalmente, las palabras que tanto ansie, por fin salieron de sus labios.

-Me gustaría hacerlo, pero yo estoy incluso más confundida que tú- Me dijo, sonriendome levemente.