12. Esperanza

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"Un espíritu errante" era la frase que resonaba en la mente de Maki y que la obligó a inclinar la cabeza y a apretar los puños sobre sus piernas mientras intentaba asimilar la situación: si Sayaka no la hubiera ayudado, Ayame habría completado el hechizo de intercambio y, por lo tanto, todo estaría perdido. Y en ese momento se sintió molesta consigo misma por ser incapaz de encontrar una solución a esa maniobra terrible; pero tenía que hacerlo pronto antes de que Ayame volviera a atacar, antes de que el conjuro prohibido fuera reanudado. Aún con su nivel de comprensión del tema, una parte muy profunda de su corazón se negaba a aceptar toda la información obtenida, pero otra le decía que había esperanza y que tenía que hacer todo lo posible por encontrar una solución, una forma de recuperar los años perdidos de Daichi, un método efectivo para evitar su separación inminente.

—El conjuro está incompleto, así que hay modo de revertirlo —dijo Sachiko después de su largo silencio, y la zona optimista del corazón de Maki dio un salto tan alto que le hizo levantar la mirada y dirigirla hacia quien había tomado la palabra.

—¡Bien! —celebró Koharu y volvió el rostro hacia la visitante de otro mundo—. Son muy buenas noticias, ¿verdad?

—¡Sí! —contestó emocionada, y la niña pelirroja se levantó de su asiento para ir a abrazarla; pero detuvo sus pasos a medio trayecto, cuando escuchó de nuevo a la elemental de tierra.

—Solo tenemos que recuperar el objeto de intercambio.

—Entonces vamos a quitárselo —resolvió optimista Koharu.

—No es tan fácil —continuó Sachiko, quien sentía que finalmente había llegado el momento de hablar sobre lo que quería—. Ayame no se alejará del objeto de intercambio ni dejará que se lo quitemos bajo ninguna circunstancia.

—¿O sea que debemos luchar para recuperar ese objeto? —Vio cómo la elemental de tierra asentía con la cabeza y continuó—. ¡Hagámoslo! ¡No hay tiempo que perder!

—Imposible —respondió, y llamó la atención del resto del grupo, que no esperaba una respuesta tan desalentadora.

—¿Qué pasa, Sachi? —reclamó la pelirroja—. Siempre has dicho que no hay nada imposible en este mundo, ¿por qué dices que esto sí lo es?

—¿Te das cuenta de que nos enfrentamos a un guardián experimentado?

—¡Pero nosotras también...!

—No puedes derrotar a un mago que sabe utilizar su magia adecuadamente con técnicas tan débiles y escasas —dijo, y vio cómo su contrincante en aquella discusión hizo una mueca para expresar su molestia mientras volvía a su lugar para sentarse—. De hecho, en nuestras condiciones actuales, ninguna de nosotras podría derrotar a Ayame por su cuenta.

La esperanza que había surgido entre las elementales luego de conectar los hechos y saber que aún podían devolverle a Daichi su tiempo robado, luego de aquella declaración, parecía desvanecerse.

Pero eso no impidió que Sachiko se levantara de su lugar y caminara hacia una ventana que daba hacia el jardín del castillo, y mientras veía a través del cristal que limpió con la mano para retirar el exceso de polvo, seguía explicando sus argumentos.

—Nosotras solo manejamos técnicas básicas, las que Hitomi consideró pertinentes para protegernos y complementarnos, las únicas que podíamos aprender en realidad: Nanami puede controlar el agua, pero solo tiene un conjuro de defensa y magia de curación; Koharu, tú solo puedes utilizar tu magia de ataque para crear esferas de fuego que dejan de ser estables después de un tiempo; Hana tiene varios hechizos de defensa, pero el control sobre su elemento es débil; y yo, aunque tengo el control más estable y un par de técnicas de ambos tipos, no he podido dar el siguiente paso. —Dio media vuelta, observó al resto de las guardianas en silencio durante unos cuantos segundos y reanudó su monólogo mientras se dirigía de vuelta a la mesa—. Aunque dije todo esto, sé que una de nosotras tiene el poder suficiente para derrotar a Ayame y recuperar el objeto de intercambio, y además mantiene su enlace con su antecesor.

La misión del rayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora